Informe Especial // 2019-05-20
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Convención Nacional de la UCR
Adelante radicales, pero hacia dónde
La discusión sobre la continuidad o no del radicalismo en Cambiemos tendrá un capítulo definitorio en la Convención Nacional del 27 de mayo próximo. Un final abierto que desconcierta al gobierno. El efecto sobre la reelección de Macri. Los que prefieren a Lavagna. Lo que puede pasar.


El radicalismo está que arde. A sólo ocho días de la Convención Nacional que definirá la continuidad o no de la Unión Cívica Radical (UCR) en Cambiemos nadie se atreve a hacer un pronóstico sobre lo que va a pasar. Quienes pretenden seguir en la coalición pueden obtener una victoria pírrica que debilite aún más las posibilidades de reelección de Mauricio Macri.

La Convención que se celebrará el 27 de mayo en el predio porteño de Parque Norte pone nerviosos a los radicales, pero también a la Casa Rosada. Un desplante de su principal socio político significaría un golpe difícil de asimilar para la candidatura del presidente en los comicios de octubre.

El ministro de Interior Rogelio Frigerio intentó mandar señales conciliadora a los radicales díscolos y se apresuró a admitir que podría ampliarse la coalición oficialista e incluso que Macri tenga rival en las PASO. El Jefe de Gabinete Marcos Peña negó con énfasis esa posibilidad el jueves pasado. El radicalismo duda y el gobierno se desconcierta.

El macrismo teme que aunque el radicalismo no rompa los cuestionamientos suban de tono en Parque Norte, lo que tendría un efecto negativo sobre la imagen del presidente en un momento en el que no le sobra nada y cuando intenta concentrar toda “la negatividad” mediática y judicial en la figura de su principal adversaria, la ex presidenta Cristina Kirchner.

La dura derrota sufrida en Córdoba (con los radicales Mario Negri y Ramón Mestre peleándose como los hermanos Macana), los exabruptos de Elisa Carrió (que hasta abandonó el eufemismo a la hora de descalificar a sus adversarios) y la inflación que no deja de crecer (la suba interanual ya marca un 55,8%) conformaron un cóctel explosivo que coronó con los dichos de Alfredo Cornejo, titular de la UCR y gobernador de Mendoza.

“No hay que descartar que el presidente Mauricio Macri no sea candidato”, entonó Cornejo, intérprete inesperado de una canción que pone la piel de gallina en la Casa Rosada. Y, como si alguien le pidiera un bis, agregó: “Me parece que Urtubey, Schiaretti, Lavagna o Massa podrían contribuir a una ampliación. Quizás con otro nombre, no Cambiemos”. Y ya eufórico: “Una PASO con Macri compitiendo contra otra figura es una opción, que podría ser un plan A”.

Cornejo y Macri no se quieren, pero el gobernador es integrante de la mesa chica que armó el gobierno hace poco más de un mes para contener al radicalismo. Allí el Pro dio señales de querer completar la fórmula presidencial con un radical y se acordaron las medidas económicas para atenuar los efectos del ajuste. Nadie esperaba esto.

Tres por dos

Los 327 convencionales de todo el país que se reunirán en Parque Norte tendrán que resolver si el partido creado por Leandro Alem mantiene o no su alianza con el Pro y la Coalición Cívica, tal como se resolvió por escaso margen en la Convención Nacional celebrada en Gualeguaychú en 2015.

Dos opciones, que se expresarán en tres posturas: mantener Cambiemos así como está con Macri como candidato a la reelección; mantener Cambiemos pero ampliándolo a otras fuerzas políticas, fundamentalmente a los integrantes de Alternativa Federal, y dejar abierta la posibilidad de definir el candidato a presidente a través de las PASO; dar por concluida la alianza y acordar un programa que permita construir una “alternativa superadora”.

Después de las declaraciones de Cornejo la segunda opción parece ser la que elegirán unos y otros, aunque con fines opuestos. La dirección del partido, con Gerardo Morales a la cabeza, invocará la necesidad de ampliar Cambiemos para salvar la coalición y la candidatura de Mauricio Macri. El sector que expresan Ricardo Alfonsín, Juan Manuel Casella y Federico Storani, para disolverla.

Quienes pretender continuar en Cambiemos dirán que es necesario hacer más grande la coalición, con nuevos dirigentes más que con otras fuerzas o partidos políticos, y hasta se pueden animar a sugerir, según como esté el clima, una PASO con Macri.

Desde la vereda de enfrente también dirán que se necesita ampliar la coalición pero redefiniendo su programa e incluso su denominación. Es decir, sin excluir expresamente al macrismo pero invitándolo a que lo haga por sí mismo.

“Es ingenuo, inoportuno y hasta irresponsable invitar a integrar Cambiemos a quienes ya han dicho que no quieren estar. Es debilitar a Cambiemos plantear algo así”, dijo el diputado nacional Facundo Suárez Lastra, quien se alinea entre los continuistas, a Va Con Firma.

Desde la vereda opuesta, Juan Manuel Casella expresó a Va Con Firma que “la Convención tendría que plantear una base programática que permita ampliar la coalición electoral actual. Si el Pro está o no va a depender de si coincide o no con ese programa. Yo no lo excluyo, como no excluyo a nadie”.

Fuego cruzado

El debate durante la Convención encenderá las pasiones pero también reactualizará la discusión programática e incluso ideológica que viene de la Convención de Gualeyguaychú y que se acentuó en cuatro años de macrismo. La división entre quienes conciben al radicalismo como un partido “progresista” y aquellos que lo ubican en la “centroderecha”.

“Creo que lo se necesita es un ordenamiento, una base común para poder funcionar y ordenar la situación actual”, explica Casella, para quien la UCR debe “dar un paso adelante y avanzar hacia una coalición electoral más amplia, que es la que puede llevar a Roberto Lavagna como candidato a presidente”.

En cambio para Suárez Lastra, “lo que la Convención va a definir es con quién y a dónde vamos. Y hoy el único candidato consolidado del espacio es Mauricio Macri. Veo poco probable que haya otro candidato con ese nivel de consolidación e instalado como tal. No veo alternativas competitivas, no hay un presidenciable fuerte por fuera del presidente”.

Sin embargo, hay quienes consideran que el acuerdo no tiene que ser de nombres sino de ideas. Casella enfatiza que “el acuerdo tiene que ser programático” y “nos debe permitir supera la grieta, la división interna que hoy generan Mauricio Macri y Cristina Kirchner, porque ambos nos conducen a escenarios político-económicos sumamente complejos”.

“Si gana Macri vamos a una política de ajuste permanente, ya que los inversores perdieron totalmente la confianza en él y solo le queda el FMI. Si lo hace Cristina podemos consolidar definitivamente la impunidad e ir hacia un populismo que puede tener una deriva autoritaria”, asegura el ex ministro de Trabajo de Raúl Alfonsín.

Qué puede pasar

El poroteo va a ser frenético hasta el mismo lunes 27, ya que a priori ninguna de las dos posiciones logra una mayoría holgada. En la Ciudad de Buenos Aires, donde el radicalismo tiene una base de afiliados importante, una fuente partidaria hacía este cálculo: “Hay una mitad de convencionales decididos a apoyar la continuidad de Cambiemos y después hay otros que tienen reservas y prefieren esperar a que Martín Lousteau diga lo que quiere hacer”.

En la provincia de Buenos Aires, en la que la gobernadora María Eugenia Vidal es bien vista por los radicales díscolos, y donde el vicegobernador, Daniel Salvador, es radical, al cierre de esta nota se realizaba la convención partidaria provincial, donde los continuistas esperaban dar una señal de apoyo a la continuidad de Cambiemos a nivel nacional en un distrito que aporta 72 convencionales.

“Hay una mayoría importante de convencionales en la provincia de Buenos Aires y en los distritos en que gobierna el radicalismo para continuar en Cambiemos”, anticipa Suárez Lastra, aunque para aproximarse a un resultado habrá que ver qué es lo que sucede en las próximos días.

Para Casella “el resultado de la Convención es impredecible”, ya que “hay más de 300 delegados con realidades territoriales y provinciales diferentes”. Y advierte: “También va a depender de lo que pase en el momento mismo en que se realice el encuentro, en cómo siga la situación económica y la imagen del presidente, que está en caída”.

Sobre la posibilidad de salvar Cambiemos a partir de un macrismo sin Macri, algo que insinuó el propio Cornejo cuando se refirió al Plan V (la candidatura de Vidal), Casella evalúa que “no veo la opción de Vidal”.

El ex legislador explica: “No creo que Macri deje de ser candidato, entre otras cosas porque bajarse de la reelección significaría debilidad, entrar perdiendo, y esto la arrastraría también a Vidal, por eso creo que lo que hay que hacer es algo distinto, algo nuevo”.

Desde el sector continuista el planteo será que la ampliación de Cambiemos debe hacerse pero consensuada con la conducción de la coalición, es decir con el macrismo puro, y que el acuerdo con el peronismo no kirchnerista puede diferirse para el ballotage, posibilidad que hoy dan todas las encuestas.

El ex jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cree que “en una segunda vuelta sí puede haber espacio para una convocatoria más específica, para un acuerdo más amplio con aquellos que están más alejados pero con los que se puede acordar una serie de puntos y cuestiones para que no vuelva el populismo”.

Se rompe o se dobla

El fantasma de la ruptura va a sobrevolar la Convención, dado que quienes no quieren seguir con el macrismo no están dispuestos a acompañarlo ni siquiera a regañadientes, como hicieron después de que Ernesto Sanz perdiera la PASO con Mauricio Macri en 2015.

“Para hablar de fractura tiene que haber un nivel de representación institucional, de gobernadores, intendentes, legisladores y autoridades partidarias dispuestas a irse de Cambiemos y eso no lo veo”, asegura Suárez Lastra, quien sin embargo reconoce que puede haber “un desprendimiento de dirigentes que son poco representativos en términos institucionales”.

Con ruptura o desprendimiento el radicalismo no va a ser el mismo después de la Convención Nacional de Parque Norte. Ambos sectores deberán lidiar con los mismos problemas que antes, pero sabiendo que el quiebre terminará por debilitarlos.

El sector que apuesta por la continuidad de Cambiemos deberá quebrar la resistencia del macrismo a abrir la fórmula presidencial y, en un eventual segundo gobierno de Macri, a compartir la toma de decisiones, además de conservar los 16 diputados y el senador que renueva este año. Todo esto sin contar el costo político que pagará si finalmente Macri es derrotado en octubre.

En cuanto a quienes pretenden dar por terminada la experiencia de Cambiemos las dificultades vendrán por el lado de la indefinición de Roberto Lavagna, quien ni siquiera pudo darles la bandera de su candidatura para la batalla del 27 ¿Y si no es Lavagna? No hay candidato propio, sobre todo desde que Martín Lousteau dijo que no competirá por la presidencia.

El debate de Parque Norte lejos de clausurar la discusión parece abrirla. Más allá de las alianzas y candidaturas, si el radicalismo pretende no quedar al borde de la desaparición, como sucedió después de la frustrada experiencia de la Alianza, deberá discutir qué es lo que quiere ser. Y cómo lograrlo.


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