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El próximo 7 se cumplirán cien años del natalicio de Eva Duarte de Perón. De Evita, la descamisada de la Patria, la abanderada de los humildes.
También se cumplirán 68 años de la publicación de su libro “La Razón de mi vida”, un texto que más allá de las dudas sobre su escritura, los críticos afirman que Eva avaló manuscritos y borradores y su contenido coincide con numerosos discursos e intervenciones políticas realizadas en aquellos años.
Inmediatamente después de su aparición, en septiembre de 1951, el libro se convirtió en un best seller y un año después, en julio de 1952, sería decretado como texto de lectura obligatoria en todas las escuelas argentinas.
‘La razón de mi vida’ no es una autobiografía, y si lo fuera, sería una bastante poco común. Una que no trata de evocar introspectivamente sus orígenes, penurias y trayectoria hasta convertirse en la mujer argentina más importante del siglo XX, con la intención de consagrar un meloso discurso de autosuperación. Por el contrario, es un testimonio elaborado de anécdotas, sentires, imágenes e ideas de su lucha política, de sus años como mujer pública.
Difícilmente una mujer advenediza en la política, marginal y subalterna como Evita, podría haber entrado en la tradición autobiográfica, cuando ésta siempre estuvo reservada para la historia de los célebres grupos del poder.
Sin embargo, Eva saltó el cerco. Fue su historia sin contar la que terminó hablando de los que no entraban en la historia, de los pobres, de los trabajadores, de las mujeres, de los niños, de los ancianos. Como escribió Susana Rosano, su vida fue representada a partir de una historia de amor múltiple, con Perón y con el pueblo.
Una historia que a su vez fue reflexión acerca de ese presente, de lo realizado por el peronismo, de sus políticas públicas, de sus enfrentamientos y de sus enemigos. Algo que se repite en el reciente libro publicado por la ex presidenta Cristina Fernández
“Sinceramente” se ha agotado en pocos días. Un best seller al que las redes sociales y la prensa hegemónica y no hegemónica le ha dedicado más tiempo de discusión que de lectura.
Cristina como Eva no necesita presentación. Amadas u odiadas, sus nombres propios hablan por sí solos de una etapa de la historia argentina. Injuriadas y difamadas por igual - “…la Argentina es una carreta tirada por una yegua…” decía por entonces Ricardo Balbín- ambas expresan esa transgresión a la normativa patriarcal y heterosexual que implica la presencia dominante de una mujer en la escena política.
Pero a diferencia de Evita, Cristina sí necesita defenderse en su propio presente. Necesita explicar, contar, narrar, argumentar lo realizado. Informar con datos, con anécdotas y conversaciones, aquello que se oculta o tergiversa en forma constante.
Empujada al oscuro terreno de la falsedad, escribe Maria Pía López, Cristina produce una ruptura en una realidad que se nos presenta amurallada y blindada. Ella cuenta cosas, desde la anécdota de como Putin le obsequió la carta de San Martin a O’ Higgins, de sus discusiones políticas con Néstor Kirchner, de sus conversaciones con líderes y personajes de la política local e internacional, de la necesidad de sus ‘cadenas nacionales’ -en las que reconoce que a veces eran un ‘plomo’ (p.48)- y a medida que narra reflexiona, cuestiona y anticipa.
‘Sinceramente’ no es una autobiografía dice su autora y tampoco es un ensayo político. Tal vez algunos consideren que es un manifiesto o quizás un programa, pero no cabe duda que lo motiva una profunda preocupación, la de saber cómo y por qué la Argentina ha llegado a esta situación a la que no duda en calificar de ‘calvario’.
Es la necesidad de encontrar una salida colectiva a la catástrofe económica y social en la que nos encontramos y por eso en octubre hará falta firmar un nuevo contrato social con derechos, pero también con obligaciones.
Evita admitió tener una deuda de cariño con su pueblo, una razón que dio sentido a su vida. Tal vez hoy, la razón de nuestra vida política sea volver a ordenarlo todo, pero como escribió Cristina “no en el viejo orden, sino en algo nuevo, distinto y mejor de lo que tuvimos”.