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Mientras Julián Assange será juzgado por revelar acciones encubiertas y crímenes cometidos por Estados Unidos en las recientes guerras de Irak y Afganistán; el gobierno argentino acaba de recibir documentos desclasificados sobre la complicidad de ese mismo país con la dictadura de 1976
Hace apenas dos días el ministro de Justicia, Germán Garavano, recibió de parte del gobierno de los Estados Unidos, la tercera entrega de archivos relativos a las violaciones de los derechos humanos ocurridas en Argentina entre 1975 y 1984.
No hace falta decir, que esto sólo es posible por el reclamo constante llevado a cabo por los organismos de derechos humanos -Madres, Abuelas y CELS particularmente- y que nos posibilita avanzar en el camino de la verdad y de la justicia acerca de nuestro pasado reciente.
La primera desclasificación se realizó en el año 2002 e implicó la apertura de 4.677 cables y documentos que revelaban la participación estadounidense en la represión gestada. La segunda etapa la inicio Barak Obama en el 2016 y consta de 1.000 páginas.
En esta oportunidad el material fue aportado por el Departamento de Estado norteamericano y 14 agencias de seguridad como FBI, CIA y el Pentágono.
Aún no es posible conocer el contenido de dicho archivo. El diario Página 12ha publicado una somera descripción del mismo donde, por ejemplo, se lee que el 3 de diciembre de 1976 se reporta un informe donde “comandantes militares poderosos” como el jefe del I Cuerpo del Ejército Guillermo Suárez Mason y el comandante de Campo de Mayo, General Santiago Omar Riveros, junto con la cabeza de la Policía Provincial de Buenos Aires coincidieron en que “Hasta nuevo aviso, no queremos prisioneros para el interrogatorio, sólo cadáveres”.
También puede leerse que el 16 de agosto de 1977 la CIA obtiene un acuerdo de los países que integran el Plan Condor para realizar el operativo ‘Teseo’ con el fin de identificar y asesinar ‘elementos subversivos’ residentes en el exterior. El cable detalla que la base operativa de este plan será la Argentina y que cada país miembro deberá donar 10.000$ para costos operativos.
No hace mucho escribíamos, en este mismo portal, una nota donde dábamos cuenta de esta nueva actitud Tío Sam de entregar a sus países víctimas -como lo hizo con Chile y en parte con Guatemala- archivos que dan cuenta de sus intervenciones.
Una acción política que en un primer momento podría haberse leído como signo de un cambio de época. Algo así como el abandono de viejas prácticas de Estado gendarme de América y la puesta en escena de un nuevo y civilizado respeto por la soberanía de las naciones y por la autodeterminación de los pueblos. Sin embargo, frente a los actuales acontecimientos de América Latina, esto no parece ser así.
En el año 2009, el hacker más famoso del mundo expuso en su plataforma WikiLeaks el espionaje norteamericano sobre gobiernos aliados, las bajas de soldados propios por fuego amigo, operaciones fallidas -como la delhelicóptero en Irak matando desde el aire a 18 civiles- y más de 250.000 cables diplomáticos que comprometen a distintos gobiernos, embajadas, agencias de inteligencia y personajes indeseables en acciones ilegales que ni el ‘granhermano’de la novela de Orwell, podría imaginar.
La persecución y condena a quien difunde los crímenes del presente no se condice con las buenas intenciones de quien revela sus mismos crímenes, pero en el pasado. La entrega de estos documentos a la Argentina, que tienen más de 40 años, resulta ser también un sinceramiento cargado de advertencia: lo hicimos, lo hacemos y lo seguiremos haciendo. Y que nadie hable de ello.
Volviendo a la pregunta; no sé usted, pero yo prefiero vivir un presprese sin mentiras, sin secretos, sin ser espiada ni manipulada. Tal vez tengamos ahora una oportunidad que no tuvimos en el pasado, la de sacarle a éstos locos criminales la habilitación para seguir ejerciendo.