Informe Especial // 2019-04-14
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El sindicalismo da pelea contra el ajuste y mira a octubre
La convocatoria a un paro nacional para el 30 de abril por parte de un amplio conglomerado de organizaciones sindicales en el que confluyen la CGT y la CTA reaviva el debate sobre el papel que debe jugar el movimiento obrero ante el gobierno de Mauricio Macri pero también sobre su rol en el proceso electoral.


 Mientras en la Casa Rosada pulían los anuncios que Mauricio Macri va a realizar el próximo miércoles para demostrar que quiere atenuar los efectos del ajuste, 80 regionales de la CGT, acompañadas por 75 sindicatos y las dos CTA, convocaban a un paro nacional para el 30 de abril contra la política económica.

Anuncios y paro son los aprestos de una misma batalla, donde se cruzan la política de ajuste, la crisis económica, el lugar de los sindicatos en la política argentina y las elecciones presidenciales de octubre próximo, donde se definirá el país de los próximos lustros.

El gobierno juega sus últimas cartas para apuntalar la reelección presidencial. Después del acuerdo con el radicalismo, al que le ofreció compartir la fórmula presidencial de Cambiemos en octubre próximo, es el turno de medidas económicas de corte “populista”, según el ideario macrista: control de precios para contener la inflación, morigerar el aumento de tarifas y estimular el consumo.

Las reuniones que Mauricio Macri mantuvo en las últimas semanas con Martín Lousteau van en este sentido: evitar la fuga del radicalismo de la coalición gobernante y dar una señal que disimule su adscripción a la ortodoxia en materia económica. Señales que desde el sindicalismo se leen como fuegos de artificios que desaparecerán apenas el gobierno logre hacer pie, para volver al redil del ajuste permanente.

Por eso para los gremios estos anuncios no cambian el escenario. "No creo que un neoliberal se vuelva de pronto populista", respondió con sarcasmo el secretario general de los canillitas, Omar Plaini, cuando le preguntaron sobre las medidas que se anunciarían la semana que viene.

“El paro es inamovible”, rubricó, seguro de la masividad que alcanzará la protesta y del grado de entendimiento logrado el jueves por el Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona), la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) y las CTA que conducen Hugo Yasky y Pablo Micheli, un frente tan amplio como heterogéneo que ya resulta indisimulable tanto para el sector “dialoguista” de la CGT como para el resto de los actores políticos.  

La escena que se cristalizó con el anuncio del paro, en la que destacan la alicaída imagen presidencial, la inflación fuera de control (el índice oficial de marzo llegaría al 4 %) y la falta de un plan B tanto en materia política como económica por parte del gobierno, aseguran meses álgidos y donde todo va a ser puesto en discusión.

Así lo entiende el propio FMI. Tanto que su titular, Christine Lagarde, se dio obligada a intervenir en primera persona. En una declaración sin eufemismos les advirtió a políticos y sindicalistas que sería una “tontería” apartarse del programa acordado con el organismo. Más que una descripción, en el actual estado de cosas, fue una advertencia.

Los caminos de la vida

La magnitud de la crisis económica, la proximidad de las elecciones presidenciales y la decisión del movimiento obrero de intervenir en uno y otro escenario hace más evidente la pregunta sobre el rol qué debe jugar el sindicalismo en el tramo final del gobierno de Mauricio Macri, como quedó claro en la multitudinaria marcha del 4 de abril pasado.

“Necesitamos un movimiento sindical con intensidad para enfrentar los últimos meses del gobierno de Macri, que ponga el cuerpo, que convoque a los trabajadores para generar el cambio que hace falta. No se puede salir a la cancha con la tibieza con que salen algunos dirigentes, que parece que están viviendo en Suiza”, le dijo Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Trabajadores, a Va Con Firma.

“Hasta que termine el mandato de Macri se va a intensificar la lucha, porque no deja de crecer la conflictividad social, la desocupación y la inflación es imparable. El movimiento sindical tiene la obligación de defender los intereses de los trabajadores”, agregó Plaini a Va Con Firma, uno de los referentes del Frente Sindical que lidera Pablo Moyano.

Las críticas a la conducción de la CGT se alimentan con el silencio del secretariado nacional frente al paro del 30 de abril. Esta actitud “cautelosa” está en el ADN de “gordos” e “independientes”, sectores que hoy conducen a esa central obrera, quienes durante todo el gobierno de Mauricio Macri prefirieron la negociación a la confrontación.

También aporta lo suyo la decisión de los gremios del transporte de mantener, al menos por ahora, el paro 1º de mayo. Es decir, un día después del paro nacional convocado por el sindicalismo “duro”. Los próximos días dirán si ese paro, calificado como “dominguero”, por Hugo Moyano y Pablo Micheli, puede mantenerse.

En el gobierno creen que a la cautela hay que ayudarla. Esta misma semana Macri firmó dos decretos que en la calle Azopardo estaban esperando. A través del primero de ellos asignó a las obras sociales sindicales unos $13.000 millones provenientes del Fondo Solidario de Redistribución. Con el segundo habilitó la participación gremial en la Comisión de Diálogo Social para el Futuro del Trabajo, donde empresarios, funcionarios y sindicalistas discutirán en torno a las normas laborales. La duda es si alcanza para mantener a la CGT al margen del conflicto social en el actual estado de cosas.

“El secretariado de la CGT debería hacer lo mismo que nosotros (convocar a un paro nacional), pero hasta ahora mostraron que van por detrás de los acontecimientos”, dispara Plaini, quien aclara: “Yo no digo que no sea representativo, lo que digo es que a la hora de estar en la superestructura demostraron no estar a la altura. Nosotros vamos a definir un plan de acción y ojalá que la CGT también forme parte del mismo”.

Yasky, por su parte, también da cuenta de las dificultades que va a enfrentar la conducción de la CGT para mantenerse al margen de la dinámica que tomará el conflicto social en los próximos meses. “Al estar las regionales de la CGT en el Plenario del Frente Sindical que convocó al paro la medida está garantizada. Después hay que ver cómo reacciona la cúpula de la CGT, qué hace el Secretariado Nacional”, analizó el titular de la CTA.

Cuestión de votos

El otro dato relevante de lo ocurrido el jueves fue el pronunciamiento del movimiento sindical sobre la coyuntura político-electoral. El Fresimona reclamó la conformación de un Frente Nacional y Patriótico sobre la base de "un programa de compromisos concretos para superar la actual hora crítica", por lo que "es preciso deponer de inmediato toda mezquindad".

"No aceptamos que el movimiento obrero sea excluido en nombre de la política a la hora de las grandes decisiones. Siempre que ello ocurrió, el pueblo fue derrotado. Antes que las listas, importa preservar los intereses de la Nación y los trabajadores", dijeron desde los gremios para dejar claro que las elecciones de octubre no los tendrán como meros espectadores.

“El sindicalismo tiene que participar del debate político-electoral como lo hacen los empresarios. No puede ser que los empresarios puedan decir qué candidato o políticas prefieren y los trabajadores no. Creo que los trabajadores tienen que ser protagonistas de la discusión política”, asegura Yasky, quien además es diputado nacional por Unidad Ciudadana.

En tanto, Plaini dice que “nosotros militamos en el peronismo, no somos indiferentes al proceso electoral sino que queremos ser protagonistas. No nos conformamos con acompañar a un candidato”.

“A la hora de construir representatividad –agrega- queremos estar ahí, como históricamente estuvieron los trabajadores. La CGT tuvo siempre un rol protagónico en la historia argentina, como lo demuestran los programas de La Falda y Huerta Grande. No queremos estar para tocar el bombo y nada más”.

“Queremos que haya una gran PASO de toda la oposición y ahí que se defina quien es el candidato que nos permita derrotar este proyecto conservador y neoliberal. Después cada organización preferirá a uno u otro, pero lo importante es que construyamos esa unidad. En nuestro caso el mejor candidato es Cristina, pero ella es la que definirá si se presenta o no”, subraya el titular de los canillitas.

El enfoque en la CTA es similar. Un dirigente de la conducción nacional consultado por Va Con Firma ve que “Cristina va a ser cada vez más fuerte en términos electorales” y pronostica que “así como Macri va a continuar deslizándose por la pendiente en los próximos dos meses, Cristina va a crecer, y eso va a ser que muchos gobernadores que hoy se mantienen expectantes van a jugar. Después, si eso se va a traducir o no en una gran PASO es secundario, lo que importa es que se avance en ese sentido de unidad”.

Desde la CGT también están convencidos de que “hay que jugar”. Carlos Acuña, cosecretario general de la central obrera, hizo pública su preferencia por Roberto Lavagna, aunque se mostró partidario de que el ex ministro de Economía compita en las PASO con Cristina Kirchner y Sergio Massa para que haya “un candidato de la unidad”.

En la calle y en las urnas, el movimiento obrero quiere ser protagonista. El debate en torno al cómo y al cuándo ya está en marcha. Y promete no dejar a nadie indiferente.


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