Columnistas // 2019-03-31
_
¿Quién nos ha robado el mes de abril?
El próximo 4 de abril se cumplirán 12 años del asesinato de Carlos Fuentealba y ocho días después será el aniversario número 22 de la muerte de Teresa Rodríguez. Muertes con nombres propios, muertes de Estado, muertes casi impunes.


 En el hemisferio sur el mes de abril es el que nos anuncia que los tiempos cálidos del verano se han ido y que gradualmente las mañanas serán más frías y las noches más largas.

En Neuquén el melancólico otoño tiene sus encantos. Los ríos se vuelven mansos, las primeras nevadas cubren las cumbres cordilleranas mientras que el rojo de las lengas y el amarillo de las alamedas le dicen a Van Gogh que jamás podrá igualarlos.

Pero desde hace tiempo, en la memoria histórica neuquina, estos colores se han ido oscureciendo. El próximo 4 de abril se cumplirán 12 años del asesinato de Carlos Fuentealba y ocho días después será el aniversario número 22 de la muerte de Teresa Rodríguez. Muertes con nombres propios, muertes de Estado, muertes casi impunes.

En la Semana Santa de 1997 los gremios docentes llevaron a cabo un prolongado conflicto con el gobierno de Felipe Sapag quien les había descontado del salario la bonificación por zona desfavorable y otros beneficios. A la huelga masiva se sumaron las movilizaciones y los bloqueos de rutas.

No era el único conflicto en una provincia donde la caída del precio del petróleo exhibía la precariedad y vulnerabilidad sobre la que se asentaba la economía local. En Cutral Co y Plaza Huincul, la privatización de YPF había dejado en la calle a unos 4.000 trabajadores y en 1996 se realizaba la primera pueblada contra la decisión del gobernador de rechazar la instalación de una fábrica de fertilizantes que emergía como única salida a la desocupación creciente.

El sismo social de entonces replicó fuerte y su epicentro volvió a ser la comarca petrolera.  El 12 de abril, gendarmería y policía provincial desalojaban piquetes y enfrentaban con balas las piedras de esa segunda pueblada. Una de ellas causó la muerte de Teresa.

Nunca se supo si iba a trabajar, si participaba de la protesta o si sólo pasaba. Igual no importa. Como dijo el abogado de la familia “se repitió lo de ‘víctima inocente’, como si un manifestante que arroja una piedra o corta un puente fuese una ‘víctima culpable’.

El ministro Carlos Corach habló de “rebrote subversivo” y en el ámbito provincial de que había francotiradores. Más realistas, las pericias confirmaron que la bala fue de una 9 milímetros, el calibre que usa la policía. No se pudo determinar el autor material y la causa fue cerrada.

Carlos Fuentealba murió el 4 de abril del 2007 después de agonizar dos días, al recibir un disparo de gas lacrimógeno en la nuca efectuado por el cabo de la policía provincial Darío Poblete en Arroyito, donde los docentes neuquinos reclamaban ante la negativa del gobierno de Jorge Omar Sobisch a resolver la crisis salarial y educativa de la provincia.

El comisario Moisés Soto asumió la responsabilidad de la represión, mientras que el subsecretario de seguridad -Raúl Pascuarelli- dijo que el gobernador Jorge Sobisch estuvo al tanto de la decisión que se había tomado. “Estoy mostrando mi fortaleza, a esta altura no me vas a venir a chicanear vos” respondería Sobisch a un periodista, en el momento en que se conocía el asesinato del maestro

Poblete fue condenado a prisión perpetua en el 2008. Las responsabilidades en torno al operativo represivo se investigaron en la causa “Fuentealba II” y terminaron con el sobreseimiento de los 15 imputados sin alcanzar al entonces gobernador. Pero este año la Corte Suprema de Justicia, por fallo unánime, dio lugar a la queja presentada por la querella, declaró admisible el recurso extraordinario, dejó sin efecto la sentencia impugnada y ordenó que se dicte una nueva.

Jorge Omar Sobisch ha vuelto a la escena política y ha encontrado un casi 10% de votantes que comulgan con sus prácticas. Por si fuera poco, ha dejado entrever sus ganas de ser intendente de la capital neuquina. 

La historia no se repite siempre y cuando no se den las condiciones favorables para que así sea. Y perder el mes de abril, es quedarse abandonado en mitad del calendario y adelantar el invierno. Hagamos lo posible para que nada de esto suceda


/ En la misma sección
/ Columnistas
Elecciones en México: balas y votos
/ Columnistas
Qué es el síndrome de burnout