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Cuatro años después de que la Unión Cívica Radical sea cofundadora de Cambiemos todo está en ebullición. El debate sobre la necesidad de integrar la fórmula presidencial con la que el oficialismo buscará un nuevo mandato es sólo la punta del iceberg. Qué es y qué quiere ser el partido fundando Alem aparece como el debate de fondo.
El interrogante viene de lejos y dividió aguas desde el inicio, en la Convención Nacional de Gualeguaychú de marzo de 2015, cuando se aprobó la alianza con el Pro y la Coalición Cívica.
Aquel día, en un plenario caliente que se extendió hasta bien entrada la madrugada, la postura de conformar un frente de centroderecha que defendió Ernesto Sanz se impuso por un margen estrecho: 186 a 130 convencionales. Después, el entonces senador hizo fórmula con Carrió y perdió la primaria de Cambiemos con Macri y Gabriela Michetti.
La otra postura, entonces sostenida por Julio Cobos, bregaba por un frente de centroizquierda, casi en las antípodas de lo que suponía una alianza con el macrismo. A esta posición el actual gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, le sumaba un acuerdo con el Frente Renovador de Sergio Massa.
Todo muy parecido a lo que sucede hoy, aunque no siempre se repitan los nombres propios. Mientras la mayoría del Comité Nacional, con los gobernadores Alfredo Cornejo y Gerardo Morales a la cabeza, sigue apostando a Cambiemos, crecen las voces que apuestan a un frente con la centroizquierda y sectores del peronismo no kirchnerista. El acercamiento de Ricardo Alfonsín a Roberto Lavagna es una expresión de esta posición.
“Tenemos la necesidad de recuperar protagonismo y también identidad, superar la condición de socio menor, secundario, que tenemos en la alianza con el Pro. El radicalismo tiene que tener protagonismo en la política nacional con ideas políticas claras”, explicó a Jorge Sappia, presidente de la estratégica Convención Nacional y crítico de la alianza con el macrismo.
En tanto, el diputado nacional Facundo Suárez Lastra, alineado con los sectores que impulsan la continuidad en Cambiemos, aseguró a que “si pensara que el Pro expresa el ideario de la UCR sería afiliado al Pro y no al radicalismo”. Pero enseguida aclara que el radicalismo comparte “valores democráticos y republicanos” con sus socios de Cambiemos y que el ideario radical se expresará mejor en el gobierno “cuando se logre la estabilidad que el país necesita”.
Cuestión de fórmulas
El deterioro de la situación económica, la perspectiva de otros cuatro años de ajuste y la caída de la imagen presidencial en la opinión pública fue el viento que avivó las llamas. Lo demás llegó desde el interior mismo de la coalición: desde el aplastante triunfo por más de 30 puntos del radical Daniel Kroneberger sobre el macrista Carlos Mac Allister (66 % a 34 %) en la interna de La Pampa hasta la fractura de Cambiemos en Córdoba materializada la semana pasada.
Es en este contexto que ambos sectores, los que pretenden mantener la alianza con el macrismo y los que quieren dejarla atrás como un mal recuerdo, comenzaron a presionar públicamente al Pro. Unos para hacerse lugar, otros para poder irse sin culpa y arrastrar tras ellos a la mayor cantidad de descontentos posible.
El mes pasado la Comisión de Economía del Instituto Radical de Políticas Públicas de la Convención Nacional que preside Seppia, disparó munición gruesa contra la política económica y, por elevación, contra la conducción partidaria que, entiende, la respalda.
En un documento entregado a la misión del FMI que visitó el país para monitorear el acuerdo con el gobierno manifestó su preocupación por la “recesión profunda” y la influencia que tiene en el “aumento de la desocupación y el crecimiento de la pobreza”.
Además, pidió “un verdadero plan económico que garantice el empleo y fomente el crecimiento y las exportaciones genuinas”, que permita “mantener el clima socieconómico bajo control”.
Desde la conducción partidaria no se quedaron atrás y en otro documento, difundido después de la reunión celebrada en Corrientes el 3 de marzo pasado, también cuestionaron el rumbo económico, aunque reafirmaron su compromiso con Cambiermos.
"Creemos necesario revisar los aumentos de las tarifas de los servicios públicos. También creemos conveniente fomentar el crédito para el consumo, como así también subsidiar tasas a las pymes y micro pymes, como medidas excepcionales, que permitan generar un circuito virtuoso de la economía", dijeron.
Además de Cornejo y Morales, firmaron el documento el anfitrión, el gobernador correntino Gustavo Valdés, Ernesto Sanz, Mario Negri, Ramón Mestre, José Cano, Eduardo Costa, Enrique “Coti” Nosiglia y Luis Naidenoff, entre otros. Es decir, convencidos de la vigencia de la alianza y no tanto, como es el caso de los radicales porteños que fogonean a Martín Lousteau como rival de Macri en las PASO.
A esta altura el macrismo ya sabe que su socio más importante, y de cuya presencia territorial depende en buena parte del país, quiere competir con Macri en las PASO del 11 de agosto próximo o, de mínima, que el presidente elija a un radical como compañero de fórmula. Ambos planteos son resistidos tanto por el Pro como por la Coalición Cívica.
Definiciones
“La sociedad hoy no sabe por qué estamos donde estamos ni qué pensemos. El radicalismo debe expresar ideas progresistas que no tienen nada que ver con el ideario conservador, de derecha, que hoy expresa el gobierno de Mauricio Macri”, dispara Sappia.
El titular de la Convención va por más y pide “buscar alianzas con sectores políticos que expresen esas ideas”, ya que “no alcanza con que la UCR ponga al vicepresidente de la futura fórmula de Cambiemos. La UCR tiene que tener una fórmula propia que exprese sus ideas, su programa político y de gobierno”.
Por su parte, Suárez Lastra sostiene la hipótesis contraria, ya que cree “que hay un acuerdo básico (en Cambiemos) que tiene que ver con una apuesta por una argentina democrática, republicana, que se integre al mundo e integre a los sectores productivos”.
Respecto a las elecciones, el legislador consideró que “el candidato a presidente por Cambiemos tiene que ser Mauricio Macri” y que “es una decisión exclusiva del presidente elegir quién lo acompaña en la fórmula”.
Sin embargo, Suárez Lastra cree “que si el presidente elige a un radical como compañero de fórmula expresaría mejor lo que representa Cambiemos, ampliando su base y lo que representa esta alianza electoral”.
Quiebres y rupturas
El debate comenzara a saldarse en la Convención Nacional partidaria, que es la encargada de habilitar los acuerdos electorales. Si bien todavía no hay fecha ni lugar establecido, Cornejo dijo después de la cumbre celebrada en Corrientes que el cónclave se realizaría a fines de abril o principios de mayo, probablemente en Jujuy.
Hasta entonces Cornejo y Morales buscarán alcanzar un acuerdo con el macrismo que disipe los fantasmas de la ruptura, tal como sucedió en Córdoba, donde Ramón Mestre competirá por la gobernación con la histórica lista 3, en tanto que su correligionario Mario Negri lo hará junto al Pro con el sello Córdoba Cambia.
“A la Convención Nacional, que es la que define la política de alianzas del partido, la convoca el Comité Nacional que conducen Cornejo y Morales, y hasta ahora no la han convocado, hasta ahora no hay fecha ni lugar para su realización”, advirtió Sappia, quien destacó el silencio de radio de la conducción partidaria sobre la cita.
Sobre lo que puede pasar cuando se reúna la Convención, Suárez Lastra consideró que “mayoritariamente el radicalismo con responsabilidad de conducción respalda el acuerdo electoral con el Pro y la continuidad de Cambiemos”. “No tengo los números exactos pero entiendo que esto se va a expresar en la Convención Nacional del partido”, destacó.
“No sé qué puede pasar en la Convención, la bola de cristal está en reparación”, dijo sonriente el presidente de la Convención. A la hora del poroteo Sappia aseguró que “no sé cuántos delegados puede sumar una y otra postura, pero debe haber debate”.
Y fue más allá: “Si se sigue así, si se repite lo que venimos viviendo estos años, creo que va a haber quiebres, rupturas”. Y lanzó una advertencia que anticipa lo que puede suceder: “Nosotros así no seguimos”.
A medida que se acerca la hora de tomar una decisión la discusión en el radicalismo se aleja cada vez más de la disyuntiva entre competir en las PASO con candidatos propios o convencer a sus socios de poner un vicepresidente radical. La discusión, ahora, es sobre el límite. Y el límite, en un sentido y en otro, se llama Mauricio Macri.