_

El 15 de diciembre de 1999 el huracán Hugo Chávez –como lo llamó la prensa- arrasó en las urnas al obtener el 71,5% de los votos en el plebiscito por la reforma constitucional. Así nacía la República Bolivariana de Venezuela
Para la vieja Europa -cuna de la Monarquía y de los Totalitarismos- Chávez era una parodia de los caudillos latinoamericanos del siglo XIX. Para los Estados Unidos era también una parodia, pero de Fidel Castro, su enemigo histórico del Caribe. Y para la mayoría de los latinoamericanos Chávez era una incógnita a descubrir.
Bajo sus mandatos la economía venezolana experimentó 20 trimestres consecutivos de crecimiento y la deuda pública bajó de 73,5% del PIB en el año 1998 a 14,4% en el 2008.
Esto se tradujo en una decidida inversión en políticas alimentarias, de empleo, salud y educación. La pobreza se redujo de un 42% en 1998 a un 9,5 % en el 2012. Ese año la Cepal ubicó a Venezuela en el tercer país con menor porcentaje de pobreza en Latinoamérica.
Las misiones educativas como Robinson (alfabetización y primaria), Ribas (bachillerato) y Sucre (universitaria) constituyeron la base del programa de inclusión con una asignación presupuestaria del 6% del PBI. El 28 de octubre del año 2005 la Unesco declaró a Venezuela “Territorio Libre de Analfabetismo”.
Pero la historia muestra que Venezuela es política y petróleo.Desde 1926 la renta petrolera define los destinos del país y mientras los petrodólares alcanzaron para satisfacer los intereses de una burguesía prebendaria del Estado y mantener cierta paz social, sin transformar la estructura rentística, la política interna no fue un escenario de mayor conflictividad. A diferencia de otros países de la región, Venezuela transitó el siglo XX bajo una democracia relativamente estable.
Sin embargo, a comienzos de la década de 1980 el modelo se agotó. Las políticas neoliberales y el enfriamiento de la economía llegaron de la mano del FMI y del Banco Mundial y con ella la ruptura del consenso interno en términos sociales y políticos.
En 1989 la revuelta popular ganaba las calles con el caracazo y formas de resistencia emergieron por fuera de los partidos políticos, como Acción Democrática y Copei, que no lograron visualizar una salida a la crisis. La sensación de vacío institucional alentó por primera vez en muchos años una conspiración militar
Hugo Chávez llegó en este escenario. Su intento fallido de golpe en 1992, al mismo tiempo que lo llevó a la cárcel también le valió el respaldo popular frente al descrédito creciente de la partidocracia venezolana. En 1998 ganaba las elecciones a presidente con el 57, 05 % de los votos.
Sin modificar su dependencia del ingreso petrolero, el chavismo sí alteró notablemente la distribución de dicha renta en favor de los sectores populares y sumó a ello una transformación cultural que hoy se expresa en un tejido organizativo de barriadas populares, consejos comunales, consejos campesinos, en las milicias, en los comités de abastecimiento entre otros.
La revolución bolivariana posee una dimensión identitaria, territorial y política que hace posible que el 39 % de las personas se definan hoy como chavistas y que el Partido Socialista Unido de Venezuela sea el partido más grande del país.
En política exterior, Venezuela renunció a ser el enclave saudí de Estados Unidos en América Latina. Esto se afirmó conel impulso dado por Chávez a la OPEP, luego de 25 años en que esta no funcionara y su determinación del precio del petróleo; en sus relaciones bilaterales con países del arco adversario a la hegemonía norteamericana- Cuba, Libia, Irak e Irán- y con la alianza Latinoamericana del ALBA en contraposición del ALCA estadounidense.
Las razones para la amenaza de intervención militar, asedio y aislamiento que hoy vive Venezuela habrá que buscarlas en algo de todo esto y no en los ‘discursos humanitarios’ de gobiernos que encierran en jaulas a niños migrantes o los dejan morir en sus playas.
La suerte de Venezuela está echada y la de América Latina también, porque el viejo Tío Sam ha vuelto a invocar la política del garrote.