Columnistas // 2018-10-23
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Famaillá, todo en el mismo lugar, para que entre en la foto
La localidad tucumana, tiene características que, en palabras de un sagaz periodista de la provincia norteña, la hacen entrar en el reino de lo real maravilloso.


 Famaillá, localidad ubicada a 38 km de San Miguel de Tucumán, es conocida por muchos porque ahí funcionó el primer centro clandestino de detención del país, montado durante el Operativo Independencia, conocido como "la Escuelita" y desde 2012 convertido en Sitio de Memoria. 

Pero tiene características que, en palabras de un sagaz periodista tucumano, la hacen entrar en el reino de lo real maravilloso.

Durante 20 años se alternaron en la intendencia los hermanos mellizos Orellana, José y Enrique. Actualmente Patricia Lizarraga, esposa de uno de los hermanos, Enrique, es la intendenta. A su vez, hace unos meses, este la acuso de trabajar menos de lo que corresponde a su función provocando una interna político conyugal de novela. Cuestiones de política local.

Los hermanos Orellana tienen un origen muy humilde; de padres zafreros, sobrevivieron como lustrabotas, verduleros y en algún momento ingresaron al peronismo donde gracias a su sintonía con los más pobres desarrollaron una política que los mantuvo en el poder por años, siendo actualmente ambos legisladores, uno nacional y el otro provincial.

Pero no solo esta particularidad de alternancia de los mellizos en la intendencia convierte a Famaillá, en un poblado digno del " realismo mágico" (para abrevar en el lugar común).

También tiene el Campeonato Nacional de la empanada y un evento que convoca a centenares de mellizos todos los años: el Encuentro Nacional de Mellizos. Todo resultado de la creatividad de los Orellana. Pero esto no es todo. Si uno viene distraído por la ruta, de golpe cree alucinar o haber sido abducido por un OVNI, como supo suceder a algunos viajeros hace unas décadas, porque se va a encontrar con una réplica del Cabildo de Buenos Aires, casi más fiel que el real, con la Casa de la Independencia, la Pirámide de Mayo, una inmensa galería religiosa e incluso una copia modesta del Vaticano con papa Francisco y todo.

Dentro de la Casa de la Independencia encontramos símiles zombis de los congresales y en el Cabildo ídem de la Primera Junta. Un poco más adelante un conjunto de super héroes y deidades egipcias rompe el rigor histórico.

Si bien la primera reacción producida por la sorpresa es una mueca irónica, uno después se empieza a preguntar, qué hay detrás de este impulso creador, producto de una febril imaginación.

¿Por qué, esas obras ampulosas en un paisaje donde falta infraestructura básica y la pobreza es una constante? 

Los Orellana tienen fama de atender personalmente las necesidades más inmediatas de los habitantes de Famaillá; medicamentos, una silla de ruedas, un sepelio y eso les da un aura especial. 

Quizás crean que esas esculturas que sorprenden al viajero por lo extremadamente kitsch y que apuntan a constituir un centro de atracción turística también sean parte del derecho de los pobres a un goce estético y estén ejerciendo esa reivindicación como conocedores del espíritu de los más humildes. 

Entonces no queda más que disfrutar y sacarse unas fotos.

Ah, y comerse unas empanadas, que son únicas.

Postales de una ciudad tucumana


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