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La política seguida por la Alianza “Cambiemos” desde el primer día se basó en el endeudamiento interno y externo, que le permitió finafinan la disminución de impuestos (retenciones a las exportaciones, baja de alícuotas, etcétera), la fuga de capitales y el déficit externo originado por la apertura económica y la avalancha de importaciones que fue su consecuencia.
El endeudamiento externo con privados se cortó en el primer semestre de este año, no por virtud gubernamental sino porque, por desconfianza a la solvencia de nuestro país para devolver semejante deuda, dejaron de prestarnos, razón por la que recurrieron al FMI; hasta ahora se recibieron 15.000 millones de dólares y la obligación de aplicar un duro ajuste que lleva a la recisión económica por muchos años.
El costo social que genera la crisis producto de ese ajuste, y que recién ahora comienza a sufrirse, es el principal costo para el país. En comparación, el otro, el costo fiscal, va a quedar como una simple anécdota. De todas formas ¿A cuánto asciende ese costo?
No se trata solo de la deuda pública, cuyos intereses figuran en el presupuesto nacional y forman parte del déficit fiscal total, sino también el costo del endeudamiento del Banco Central cuyas letras, las Lebac (Letras del Banco Central) fueron utilizadas para la obtención de dólares de los capitales especulativos, que dieron lugar a la “bicicleta financiera”, cuya deuda llegó a superar el billón doscientos mil millones de pesos y que, por orden del FMI, es una deuda que se está desactivando mediante la colocación de Letes (Letras del Tesoro) en dólares y pesos y también con las Leliq, letras del Banco Central de liquidez con vencimiento a 7 días y que se colocan en los bancos.
Utilizando los datos que usa Héctor L. Giuliano, asesor del Observatorio de la Deuda Pública, en un trabajo reciente y la información oficial, podemos hacer una estimación aproximada de ese costo:
- Costo fiscal de una deuda pública según el presupuesto nacional 2018: $ 409.600 millones.
- Costo del endeudamiento del Banco Central:
Lebacs, saldo de 368.000 millones al 60% de interés $ 220.800 millones
Leliq: 430.000 millones al 70% $ 301.000 millones
Total del Banco Central $ 521.800 millones
En consecuencia, el costo total sería de 931.400 millones al año. Es decir, 2.590 millones diarios (108 millones por hora).
El martes 16 vencieron 231 millones de pesos, de los cuales se renovaron 105.800 millones. El resto se ha ido a las Leliq (si los poseedores eran bancos) o las Letes o, directamente se fugaron del país. Este hecho no invalida la estimación anterior.
Esas cifras tan grandes a nivel individual se vuelven abstractas, imposibles de relacionar con lo que es el mundo cotidiano. Por eso, para dar una idea concreta de lo que significa ese costo, la podemos comparar, por ejemplo, con el costo de la construcción (a $27.800 el m2 según las publicaciones especializadas para el mes de octubre), nos dice que el gasto diario por intereses de la deuda púbica se podría construir 93.165 m2 de viviendas, escuelas u hospitales (por ejemplo, 1.331 casas de 70 m2 cada una) lo que ayudaría a solucionar un serio problema habitacional existente y dar trabajo que tanto falta.
También la podemos comparar con la partida presupuestaria de “Fortalecimiento de edificios de jardines de infante” para todo el año 2019 prevé gastar 2.528 millones de pesos. Un día del costo financiero (¿Se acuerdan de los 3.000 jardines prometidos por el gobierno?). O con la partida “Infraestructura y equipamiento educativo” que suma 2.614 millones (1 día y 1 hora del costo) o el total de “políticas alimentarias”, importantísima en período de crisis: $ 12.582 millones (5 días del costo financiero).
El ajuste brutal de los gastos públicos para poder pagar esos intereses; la recesión que vivimos, con los cierres de empresas y desocupación creciente; la pobreza en aumento son consecuencias directas de ese endeudamiento desbocado durante dos años y que ahora, y por mucho tiempo, pasamos a pagar.