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En el mes de junio de este año, en cumplimiento a las exigencias del FMI, el gobierno comprometió un ajuste del gasto público para llevar al déficit fiscal primario (gastos públicos menos los ingresos del estado) al 2,7% del PBI. Como el déficit del año anterior fue de 3,8%, el ajuste implica una reducción del gasto equivalente al 1,1% del PBI.
Es un simple número que, para la mayoría de la opinión pública, dice muy poco, así que vamos a tratar de precisarlo un poco. El PBI argentino (el total de bienes y servicios producidos durante un año) ha sido calculado en 534.000 millones de dólares, por lo que el 1,1% significa un ajuste de 5.874 millones de dólares o unos 230.000 millones de pesos.
Son cifras tan grandes que, para el nivel de comprensión individual, tampoco dicen mucho. Para tener un punto de referencia, el presupuesto general de la Provincia, incluyendo todos sus poderes, para este año es de 61.637 millones de dólares a precios iniciales. Grosso modo y teniendo en cuenta la inflación, podemos decir que el ajuste buscado equivale a dos presupuestos provinciales. Dejo en manos del lector calcular, según sus preferencias, cuantas escuelas, hospitales, viviendas o kilómetros de ruta se podría construir con los 230.000 millones de pesos.
La magnitud del ajuste exigido explica el por qué la ampliación de la ruta 22 está paralizada, los hospitales no tienen insumos, la educación en todos sus niveles está desfinanciada o los empleados públicos son despedidos. Pero las consecuencias son más graves: el gasto público tiene un efecto multiplicador sobre la actividad económica en general, por lo que la disminución de PBI es mayor que la baja en el gasto y se manifiesta en disminución de la demanda agregada, menos ventas de las empresas, quiebras y más desocupación. Y también van a bajar los ingresos del estado, por lo que el ajuste para lograr el déficit objetivo tendrá que ser mayor; es como una espiral que se retroalimenta.
Las consecuencias sociales del ajuste se están viviendo cotidianamente.
Pero esto un fue todo. Ante la comprobación que los dólares que se recibirían con motivo del acuerdo de junio no bastarían para cubrir las necesidades actuales, apenas tres meses después el gobierno reconoció el fracaso del acuerdo y, para obtener una ampliación al mismo, se compromete a lograr para el año 2019 el déficit “cero”. Implica un nuevo ajuste sobre el anterior equivalente al 2,7% del PBI, un ajuste más que el doble que el aplicado este año: 14.416 millones de dólares o 576.000 millones de pesos.
Para dar una idea más tangible y comparable a la del ajuste del 2018, lo que se pretende reducir es aproximadamente equivalente a dos productos brutos geográficos de Neuquén, es el doble que el total de bienes y servicios producidos en el territorio provincial durante un año.
Ese enorme ajuste se planea distribuir entre los gastos (disminución el 1,4% del PBI) y los ingresos (suba de los impuestos en un 1,3%). Pero entre los nuevos impuestos está la re-implementación de las retenciones a la exportación, pero ahora extendido a todos los bienes y servicios y no solo a la soja, minería y demás granos producidos por la pampa húmeda. Esta medida significa un castigo a la producción que se exporta, como es la fruta del Valle o el saber del Invap, por lo que va a producir más recesión y daños a la economía.
Además, la retención no se hace en dólares como hasta el 2015, lo que implicaba una disminución del precio que recibía el exportador y del que se pagaba en el mercado interno, sino en pesos, por lo que será tomado como un impuesto indirecto (como el IVA o Ingresos Brutos) que será trasladado al precio final y terminará siendo pagado por el público consumidor.
El ajuste actual está generando una fuerte resistencia por parte de todos los sectores sociales, resistencia que es de suponer crecerá a medida que pase el tiempo y se sientan sus efectos. La gran incógnita que se plantea es si, con este panorama, ¿Podrá cumplirse con una intensificación del ajuste de la magnitud que se plantea para el año próximo?
Posiblemente en el FMI se planteen el mismo interrogante.