Columnistas // 2018-09-02
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Te lo dije
La demolición de las políticas sociales y la persecución política judicial que se realiza contra todo opositor, ha cambiado radicalmente las reglas del Estado de derecho en nuestra América.


Una simpática publicidad de café juega con esa condición femenina que nos atribuyen acerca del ‘te lo dije’. Tal vez acostumbradas a sortear depredadores, lejos de ser una expresión de superada sabiduría, la recordada advertencia no es más que resultado de un ejercicio de observación y evaluación que resiste primeras y superficiales impresiones y a veces cautivantes promesas.

Dijimos allá por el 2015 -no hace tanto tiempo, aunque lo parezca- que una generación de presidentes latinoamericanos se despedía como final de una etapa. Cierre de un ciclo en que los gobiernos de Brasil, Argentina, Ecuador, Venezuela, Bolivia y Uruguay habían logrado en una década bajar la pobreza del 44% al 28% y aumentar la participación de la economía latinoamericana en el mundo del 4 % al 8%. Etapa en que según datos de la Cepal, cerca de 50 millones de latinoamericanos pasaron a formar parte de la clase media y 120 millones dejaron de ser pobres.

Dijimos también que muchos y muchas íbamos a lamentar este final porque intuíamos quelos buenos aires del cambio no eran tales, al menos en la Argentina donde laeconomía quedaba en manos de un ex bróker de J P Morgan -luego de un especialista en mesas dinero llamados ‘fondos de inversión’-, donde la soberanía energética iba a ser defendida por un ex CEO de Shell y la familia dueña de un poderoso banco se haría cargo del desarrollo social. Todo ello hacía suponer que la puja distributiva se inclinaría fuertemente hacia el lado de la acumulación y se abandonarían las pautas distributivas. Hoy la deuda externa es de 280.000 millones de dólares. Del 2015 al 2018 la nafta aumentó un 108% y la pobreza se incrementó en 1,2 millones de personas.

Lo dijo también Miguel Boggiano, economista argentino seguidor de Milton Friedman, cuando escribió: “Deseo que venga una crisis peor que el 2001 para que Argentina achique el Estado, los impuestos y los sindicatos. Por las buenas nunca se dará”. Y Mauricio Macri, cual genio de la lámpara de Aladino, se lo concedió. Claro que como lo dijo también nuestro analista económico Humberto Zambon, el escenario es distinto al que imaginaban: no se trata de la crisis que esperaban como preludio que justificara la instalación de un modelo neoliberal, sino que por el contrario es la consecuencia del fracaso del mismo.

Te dijeron claramente que tu hijo no sería ‘doctor’, porque los pobres no llegan a la Universidad. Y acá estamos, con las universidades desfinanciadas, con estudiantes y docentes en la calle y los científicos enviados nuevamente a lavar los platos, como ordenara el padre fundador del modelo.

Desde Sao Paulo a Calafate nos taladran los sentidos -sin poder encontrar evidencia empírica alguna- con el #serobarontodo. Como fue posible entonces, por ejemplo, que en Brasil la desnutrición se redujera en un 73% y la mortalidad infantil en un 45% bajo las presidencias de Luis Ignacio ‘Lula’ da Silva; o que en la Argentina -del 2003 al 2013- el presupuesto en salud se incrementara en un 931,8%, pasando de 1.014 millones de pesos a 9.445 millones. Que lo expliquen, que te lo expliquen, que me lo expliquen.

La demolición de las políticas sociales y la persecución política judicial que se realiza contra todo opositor, ha cambiado radicalmente las reglas del Estado de derecho en nuestra América. Ya no sabemos si el Poder Judicial es un poder independiente; pero sí que gran parte de los jueces se han independizado de la Constitución.

El, le dijo a su gente antes de ir preso: “ellos no saben que el problema de este país no es Lula, sino la conciencia del pueblo. Y no alcanza impedir que yo camine el país, porque hay muchos para caminar”. Ella dijo antes de terminar su mandato.: “Yo dejo un país cómodo para la gente, no para los dirigentes” y remató “no vienen por mí, vienen por ustedes”. Pero en esto último se equivocó. Vinieron también por ella.

Te lo dije.


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