a moción de censura, que ha acabado con el gobierno de Rajoy en España, ha dado como resultado un gobierno socialista, que supone una bocanada de aire para un partido debilitado y en horas bajas como era el PSOE, tan solo días antes de la sentencia del caso Gurtel, (trama de corrupción, en la que se ha visto implicado el partido en el poder, así como numerosos miembros del gobierno) que ha condenado la financiación ilegal del Partido Popular es decir, el partido que ha sido cesado tras seis años y medio en el poder.

El nuevo presidente del Gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez, cuenta con 84 de los 350 diputados del Parlamento, es decir, será un gobierno minoritario, que ha necesitado del apoyo de la fuerza izquierdista de Podemos y su confluencia, de los nacionalistas y del independentismo radical de vascos y catalanes. Todo ello ha dado lugar a lo que ya se empezó a llamar como “gobierno Frankenstein”, en el que parece imposible, o en último caso muy arriesgado, contentar a todos, así como pagar las hipotecas a tanto apoyo.

Sánchez ha sorprendido con un gobierno moderado y europeísta, eligiendo minuciosamente un equipo en el que las mujeres constituyen mayoría, y cuenta con la experiencia de políticos socialistas del anterior gobierno de Zapatero. La selección y diseño de este gobierno hace pensar en un ejecutivo que se mueve en el filo de una navaja, en el que cualquier decisión agrada y molesta a uno de sus muchos apoyos (ocho fuerzas distintas, en total). Este diseño de gobierno cuenta incluso con alguna concesión a lo mediático, como el nuevo ministro de cultura, Maxim Huerta, que fue, antes de un escritor premiado, un colaborador de programas del corazón y tertuliano en horario matinal, que hubo de ser cesado a pocos días de su nombramiento, por fraude fiscal. O como el caso del nuevo ministro de Ciencia, el astronauta Pedro Duque, una autentica celebrity, cuya capacidad como autoridad científica nadie discute, pero del que se sospecha que no tendrá fácil el trabajo administrativo y burocrático. Por lo demás, el resto del gobierno sí está formado por personas del mundo de la Administración y del Estado. Es decir, con las citadas excepciones y la presencia del propio Sánchez como político profesional, se ha buscado un gobierno de funcionarios que implica una idea profesional de la administración. Pero la gran novedad de este equipo es, sin duda, el número de mujeres, que sitúa a España como el gobierno más integrador siendo 11 de los 18 ministros de sexo femenino.

Con esta selección de ministros, Sánchez intenta también curar heridas dentro de su propio partido, dando la cartera de Hacienda, a una fiel colaboradora de su gran rival en el partido, Susana Díaz, Presidenta de Andalucía.

Igualmente, las miradas están puestas en Cataluña, cuyos representantes apoyaron a Sánchez, quien en respuesta ha llamado al actual Presidente del gobierno de Catalunya, abriendo una vía de dialogo, y nombrando a la política catalana Maritell Batet, Ministra de Organización territorial.

Por su parte, Pablo Iglesias, líder de Podemos, ha ofrecido dos semanas de cortesía al nuevo gobierno, pero espera su compensación, ya que su apoyo ha sido fundamental en esta moción de censura, y tiene fundadas expectativas de que se revisen las propuestas que a lo largo de la legislatura anterior tenía presentadas. Aún así, Pablo Iglesias ya ha manifestado que el PSOE ha olvidado pronto quién le ha hecho presidente, y que ha conformado un gobierno, “con gente que le gusta a Ciudadanos y al PP, y con ninguna figura cercana a Podemos.

Por su parte, los partidos de derechas, PP y Ciudadanos, se preparan el debate sobre el estado de la Nación, exigido por el PP, y la convocatoria inmediata de elecciones, como reclama Ciudadanos.

Como se ve, el panorama de Pedro Sánchez no es precisamente sencillo, sin embargo ha recibido el espaldarazo de la Unión Europea, y la intención de voto le ha situado en el primer puesto, desde el tercero en el que se encontraba hace escasamente dos semanas.

Una cosa es cierta, si con la difícil tarea que tiene por delante, y si logra sortear las dificultades que le supone contentar a sus apoyos, Sánchez logra sacar la legislatura adelante, dando salida al problema independentista, y llevando a cabo las importantes reformas que son necesarias en lo social, puede pasar en un año de político defenestrado por su propio partido, a gran esperanza de la Social Democracia europea.