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- Tranquilo, no pasa nada.
- Estoy tranquilo.
- Mantenga la calma, no se ponga nervioso.
- Si no estoy nervioso...
- Lo peor ya pasó. No mueva las manos.
- No muevo las manos. ¿Qué le pasa? Está tenso.
- ¿Tenso yo?
- Sí.
- No me haga reír que me suben las tasas.
- ¿Más?
- Y qué quiere. No se da cuenta como se está moviendo todo.
- ¿Qué es lo que se mueve?
- Todo: el piso, la escalera, el escritorio. Todo se mueve.
- ¿Se siente bien? ¿Está mareado?
- En absoluto.
- ¿Y por qué agarra del escritorio?
- Para que no se caiga.
- ¿Quiere que llame a un médico?
- Para que no se caiga el escritorio, no yo.
- Evidentemente está muy mal.
- Estamos mejor que nunca. No se preocupe.
- No parece.
- Como dice Mauricio: primero hay que saber sufrir, después amar, después partir…
- Naranjo en flor.
- Sí, exportamos naranjas a todo el mundo pero no entra un dólar…
- Me refería al tango.
- También exportamos tango, pero tampoco entra un dólar…
- Decía que la frase no es del presidente, sino del tango Naranjo en flor.
- Nos afanaron tanto...
- Vamos hombre! No llore. Está muy pálido.
- La bolsa, la bolsa, la bolsa…
- Tome, vomite en el tacho de basura.
- ¿Subió o bajó la Bolsa? ¿Bajó?
- Sí, bajó. Pero no entre en pánico que le va a hacer mal.
- ¿En pánico? No me haga reír. Para entrar en pánico están los capitales golondrinas.
- Está agarrado del escritorio, pálido como un papel y con náuseas. Si eso no es pánico…
- ¿Qué? ¿Ahora es médico? El populismo le daba el título a cualquiera, ¿eh?
- Veo que se está recuperando. Solo le digo lo que veo.
- Entonces vaya al oculista, porque me siento lozano, fuerte, espléndido. Como toro de la Sociedad Rural.
- ¿La realidad no le dice otra cosa?
- Depende.
- ¿Depende de qué?
- De la realidad.
- Pero la realidad es una sola.
- Eso es lo que usted cree.
- Obvio.
- Entonces despabílese, porque acá hay dos Argentina.
- ¿Cuáles?
- Una es la del tarifazo, la fuga de dólares, el ajuste y la pobreza. Que es la Argentina de la oposición.
- La oposición no toma las decisiones políticas ni económicas.
- Obvio. Para eso está la otra Argentina. Que somos nosotros.
- Pero eso es irreal.
- Irreal es que la gente crea que puede comprar dólares como caramelos en el quiosco. Ya lo dijo el filósofo González Fraga: maldito el populismo que les metió en la cabeza que podían comprar un Iphone.
- Pero durante la campaña electoral era el presidente el que decía que todo el mundo iba a poder comprar dólares, celulares, casas, lo que quisiera.
- ¿Qué? ¿Ya empezó la campaña?
- No, eso lo dijo en la campaña presidencial de 2015.
- Ah, bueno... si usted quiere volver al pasado…
- Le estoy hablando de este gobierno, no del anterior.
- Por eso mismo.
- Pero si el actual gobierno empezó en diciembre de 2015.
- Usted lo ha dicho. Mauricio es presidente desde diciembre y el 2015 empezó el 1º de enero.
- Es un razonamiento tramposo.
- Usted diga lo que quiera, nosotros miramos hacia delante. Como dice Mauricio: Está pasando.
- ¿Qué es lo que está pasando?
- Eso es lo que no sabemos. A veces Mauricio es un tanto críptico.
- ¿Ni siquiera tiene una idea?
- Ni una.
- ¿Y si le pregunta?
- Tendría que consultar antes.
- ¿A quién?
- Al oráculo de la doctora Carrió.
- ¿Carrió, la diputada?
- La misma. Ella es la que habla con los dioses y después nos explica a nosotros y a todos los argentinos.
- ¿Qué cosa?
- Lo que está pasando. De qué estamos hablando.
- ¿Entonces el presidente lanza una campaña con el lema “Esta pasando” sin saber qué es lo que pasa?
- Más o menos.
- ¿Cómo más o menos?
- No sabemos que está pasando hasta que viene Carrió y nos explica qué está pasando. Entonces ahí sí lo sabemos ¿Entendió?
- Ahora sí.
- Qué lenteja, mama mía.
- Entonces, aunque con la demora que Ud. me explica, sí sabe qué es lo que está pasando.
- Exacto.
- Bueno, ¿y por qué no me lo explica? Los lectores se mueren por saber qué es lo que está pasando.
- No puedo.
- ¿Por qué no puede?
- Porque la única autorizada para explicarlo es la doctora Carrió.
- Bueno, entonces vaya, pregúntele a ella y me cuenta.
- Tampoco puedo.
- ¿Por qué?
- Porque habla solo cuando los dioses se comunican con ella, ni antes ni después.
- ¿Por qué no va y le pregunta? A lo mejor ya le dijeron algo.
- Recién vengo de ahí.
- ¿Y?
- Ni una palabra.
- …
- Pero no se desespere, el silencio también es un mensaje.
- ¿Cuál?
- Disculpe, en este momento no podemos atenderlo. Estamos sacando la guita del banco, cuando volvamos, si un día volvemos, le devolvemos el llamado.
- ¿Los dioses también se llevan la plata del país?
- Todita. Pero no se preocupe, la doctora Carrió ya nos reveló quien está detrás de la guita que se llevan los dioses.
- ¿Quién?
- Bergoglio. Nos la tiene jurada.