Columnistas // 2018-04-08
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Persecución y encierro de Lula
Macri es cómplice y corresponsable en la profundización de la crisis brasileña
El silencio y la inacción son expresión de la complicidad del gobierno argentino con el golpe, con la salvaje persecución política desatada contra líderes opositores brasileños y en la proscripción de Lula.


El silencio y la inacción del gobierno argentino respecto de la situación en Brasil durante esta crítica semana han sido preocupantes. Los dichos de los dos únicos funcionarios que hoy han emitido opinión –lejos de expresar realismo y seriedad- resultan alarmantes. El eje común de la argumentación del Ministro de Interior Rogelio Frigerio y del Secretario de Derecho Humanos Claudio Avruj ha sido el de la manifestación de confianza en la fortaleza institucional del Brasil. “Preocupados por la situación pero confiados en la fortaleza institucional” del país vecino, parece ser la fórmula elegida por el macrismo para darle cobertura a Temer y al accionar de jueces que han dado muestras de absoluta pérdida de independencia respecto de los mandatos del gobierno y del establishment brasileño. Mientras tanto el presidente y la Cancillería mantienen absoluto silencio.

Frigerio ha dicho que "confiamos en la fortaleza institucional de nuestro principal socio comercial y que haya tranquilidad institucional para poder sostener este proceso de recuperación de la economía y de la situación social que se viene viendo en los últimos meses". Ese no parece ser un diagnóstico ni realista ni serio. Brasil vive una hecatombe institucional desde el golpe parlamentario que provocó la destitución de Dilma Rousseff y la situación se ha agravado significativamente en las últimas semanas. La militarización de Río de Janeiro ordenada por Temer, el asesinato de la concejala y activista opositora Marielle Franco, el atentado contra Lula y su caravana en el sur del país, la amenaza de golpe y descarada presión sobre los jueces que tenían que decidir sobre la libertad de Lula de parte de militares retirados y en actividad, la escandalosa doble vara utilizada por el poder judicial en relación con las investigaciones por delitos de corrupción, las operaciones del multimedio hegemónico del Grupo Globo para condicionar decisiones judiciales y viabilizar las amenazas militares son algunas de las situaciones que dejan muy en claro que si hay algo que no existe en Brasil es fortaleza institucional. Por el contrario, el déficit democrático es evidentísimo en la medida que el gobierno es fruto de un golpe institucional y en que ha surgido y permanecido la amenaza con un golpe militar, una suerte de golpe dentro del golpe.

Frigerio no actúa inocentemente. A través de sus expresiones –vertidas en una entrevista radial- el gobierno busca llenar un vacío de opinión que ya resulta escandaloso. Sostiene la línea argumental que el macrismo expresó durante el golpe institucional contra Dilma Rousseff. En aquella ocasión la Cancillería había dicho que "ante los sucesos registrados el día de hoy en Brasil, el Gobierno argentino manifiesta que respeta el proceso institucional verificado en el hermano país”, dando por supuesta la normalidad democrática al expresar "su voluntad de continuar por el camino de una real y efectiva integración en el marco del absoluto respeto por los derechos humanos, las instituciones democráticas y el derecho internacional". Este último aspecto lo resalta ahora Avruj en otra entrevista radial al decir que "nos preocupa la situación. El gobierno está mirando lo que acontece en Brasil porque tiene repercusiones para la Argentina, pero siempre nos van a encontrar del lado del derecho y la paz social". En otras palabras y parafraseando a Macri el secretario de Derechos Humanos parece expresar que en Brasil y con Brasil “está tudo bem, tudo legal, tudo joia”, como había expresado el presidente argentino en ocasión de la primera visita de Temer a nuestro país en octubre de 2016.

La frágil posición de Temer tras el golpe parlamentario se habría agravado y hecho insostenible sin el reconocimiento en tiempo record del gobierno argentino. Ese es uno de los factores que le generan una alta responsabilidad política a Macri sobre lo que está ocurriendo en Brasil.

La naturalización de la más que crítica situación institucional brasileña de parte de los funcionarios macristas se evidencia en la sobreactuación sobre una supuesta vigencia del estado de derecho y fortaleza institucional inexistentes: "Es una situación delicada, no me corresponde a mi opinar, sólo desear que las cosas se vayan desarrollando en el marco de la Justicia, en el marco del resguardo del estado de derecho y que lo institucional quede fortalecido y luego no se vivan situaciones que tengamos que lamentar", sostuvo Avruj.

Los desafortunados dichos de Frigerio y Avruj muestran a un gobierno sin iniciativa y a la defensiva en relación con la cuestión Brasil. Cancillería no ha publicado un solo comunicado sobre la situación política e institucional en Brasil desde que se inició este año. En el discurso oficial ha desaparecido la apología declarada y abierta de la actuación de Temer o de la justicia brasileña, lo cual es un síntoma de la incómoda posición en que está quedando el gobierno frente al agravamiento de la crisis. Mucho menos aparecen declaraciones que expresen preocupación real por lo que está sucediendo. Así es como no hay expresiones de solidaridad con el gobierno o con las víctimas del gobierno, ni declaraciones en torno a las situaciones de violencia, ni siquiera apoyos al socio de Macri, Michel Temer. Sin embargo, el silencio resulta funcional al plan de la derecha brasileña y latinoamericana.

Macri tampoco ha tenido ninguna iniciativa regional para abordar los crecientes conflictos que se presentan no solo en Brasil sino también en distintos países de la región (Perú, Colombia, México, entre otros), con la única excepción del permanente hostigamiento a Venezuela desde el Grupo de Lima. Todo indica que, al menos por ahora, el gobierno argentino no sabe qué hacer más que disimular la realidad crítica en el país hermano.

Ante el silencio y la inacción oficial, desde nuestro lugar de oposición decimos qué es lo que debe hacer la Argentina. Corresponden tres medidas inmediatas que deben ser operativizadas desde la Cancillería argentina:

Expresar de manera enérgica:

a.la preocupación del gobierno argentino por el grave retroceso de los derechos y garantías constitucionales que sufre la República Federativa del Brasil, lo que genera una turbulenta y peligrosa espiral de violencia política que conspira contra la convivencia, el desarrollo y la paz de la región;

b.su repudio por el accionar de los poderes fácticos que, violentando elementales principios constitucionales, intentan impedir la candidatura presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva, mediante una fraudulenta maniobra judicial que viola elementales garantías procesales como el principio de presunción de inocencia;

c.la condena tanto del asesinato de la concejala Marielle Franco como al ataque sufrido por el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva el pasado 27 de marzo;

d.el más enérgico rechazo y condena a las temerarias manifestaciones antidemocráticas y golpistas de sectores de las Fuerzas Armadas brasileñas.

2.Llamar en consulta al embajador argentino en Brasil, utilizando el mecanismo diplomático tradicional de que disponen los Estados para manifestar su rechazo o desacuerdo con una decisión o actuación concreta de otro Estado con el que mantiene relaciones diplomáticas, en este caso las expresadas en el punto anterior.

3.Promover el abordaje de la crítica situación política e institucional en Brasil y las amenazas a la democracia en ese país y en la región por parte de los diversos organismos regionales, con el objetivo de coadyuvar a la búsqueda de una salida que permita el restablecimiento del sistema democrático y el orden constitucional alterado. Al respecto cabe ser destacado que el presidente Macri aún ejerce la presidencia pro Tempore de la Unasur y que cuenta con las facultades y resortes necesarios para promover su tratamiento como una cuestión urgente.

Todo indica que nada de esto harán Macri y su Cancillería. El silencio y la inacción surgen de la complicidad de los gobernantes argentinos con el golpe, con la salvaje persecución política desatada contra líderes políticos y sociales opositores brasileños y la inadmisible proscripción del candidato con mayores chances de ser el próximo Presidente, Luiz Inacio LulaDa Silva.

Macri y sus funcionarios deberán hacerse cargo de las consecuencias de sus omisiones y complicidades. Cada vez quedan menos dudas de que lo que hoy ocurre en Brasil tendrá efectos lamentables no solo para el gigante suramericano sino también para la Argentina y para toda la región.


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