Columnistas // 2021-07-05
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DESIGUALDADES EN AMÉRICA LATINA
Se produjo el 8vo encuentro del ciclo de “América Latina. Debates y perspectiva” organizado por la asociación civil Foro Nuevo Cuyo, que contó con la participación de Juan Pablo Bohoslavsky, jurista especializado en DDHH y consultor de organismos de derechos humanos, entre ellos la CEPAL; y María Nieves Rico antropóloga, feminista y participante de la ONU, CEPAL y asesora de organismos internacionales y gubernamentales.


En América Latina se viven desigualdades que tienen que ver según la clase social que se pertenece, pero también se debe tener en cuenta si las personas viven en zonas rurales o urbanas, si pertenecen a algún pueblo originario, si son varones o mujeres, por lo que la matriz de desigualdad se hace aún más compleja.

Juan Pablo Bohoslavsky analiza los DDHH desde la perspectiva política, económica y de la desigualdad social. Para el jurista, el eje del análisis son las políticas llevadas a cabo por el FMI. Los efectos adversos, profundos y duraderos a causa de las políticas ortodoxas sugeridas por este organismo, como la privatización de los servicios públicos, la austeridad económica, el debilitamiento de los estándares ambientales, entre otras, llevan a la conclusión de que produjeron que en países que las implementaran su sistema de salud se viera debilitado con serias implicancias en la lucha por la pandemia. 

Desde la perspectiva de Boholavsky, las políticas de austeridad claramente afectan derechos humanos de todo tipo aumentando la desigualdad social. Los DDHH son vinculantes para las políticas financieras. “El derecho internacional de los Derechos Humanos es vinculante para el FMI y sus estados miembros. Es inconcebible que el FMI se conciba por encima de los estados y sus derechos humanos”, agregó.

Para Juan Pablo, la deuda multilateral que se vio en ascenso por la crisis sanitaria resaltó la necesidad de coordinación financiera de estos organismos. Pero, si lo que está previsto son recortes y más medidas de austeridad, lejos están del desafío de compatibilizar el pago de la deuda con la necesidad de establecer mecanismos que ayuden a desacelerar la desigualdad social y respeten los derechos humanos. 

María Nieves Rico concibe la desigualdad y la pobreza desde una perspectiva las relaciones sociales y de poder. Para la antropóloga, cuando hablamos de desigualdad hablamos de brechas sociales, las cuales se han acrecentado en este periodo que lleva la pandemia. Además, coexisten una cantidad de privaciones que son estructurales de la región. “La pandemia no se instala en un vacío, sino en problemáticas que veníamos arrastrando y que en muchos casos las profundiza”, agregó Rico. 

María Nieves habla que lo que estamos viviendo es una “sindemia”. Esto es una coexistencia y convergencia de amenazas y riesgos que hay sobre la población. Para la asesora, la pandemia del COVID-19 ha puesto en un territorio de disputa a los sistemas económicos, políticos, sociales y patriarcales.  La crisis sanitaria se intercepta con la crisis medio ambiental, como con la crisis de los cuidados y la pobreza. EL 80% de las tareas de cuidado y haceres del hogar lo hacen las mujeres. Además, casi 18millones de mujeres trabajan en hogares de otras personas haciendo tareas domésticas y de cuidado. El 77,5% de esas mujeres son informales. Esto significa que estas trabajadoras que carecen de servicios de salud y de protección a la vejes están contribuyendo a la reproducción de la fuerza de trabajo, contribuyendo a la economía de nuestros países. “No es un trabajo que se pueda hacer a distancia, por esto han sido uno de los sectores más afectado por las medidas de movilidad, aislamiento, que se han tomado por motivo de la pandemia”, resaltó.

En América Latina, la brecha digital se vio acrecentada desde el comienzo de la pandemia. Según la UNESCO desde marzo del 2020, 37 países de la región habían cancelado las clases presenciales lo que significó que 103 millones de niños y niñas tengan que tomar clases virtualmente con el agravante de que en la región hay 40 millones de hogares que no tienen acceso a internet. Por otro lado, el traslado del espacio laboral al hogar. Lo que representó costos importantes, tanto económicos como costos de desigualdad que tienen que ver con la exclusión de esas formas. En este sentido, María Nieves expresó “si concentramos la atención en las clases virtuales y en el teletrabajo nos estamos olvidando de quienes que quedan afuera de los márgenes”. Sin embargo, destacó que en argentina se haya aprobado la ley de teletrabajo, principalmente porque plantea el derecho a la desconexión y el derecho al cuidado. 

Todo esto nos lleva a repensar que la pandemia no sólo puso a la vista las flaquezas de los sistemas políticos y económicos, sino que nos pone en la necesidad de plantear un cambio cultural, que englobe la protección de la pobreza y de los sectores tradicionalmente sometidos como son las mujeres, los pueblos originarios, niñes y adultes mayores. Que los DDHH deben ser el camino con el que se analicen las políticas públicas como único garantista de que las necesidades de las personas sean satisfechas integralmente.


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