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Seguramente cuando un gobierno define un esquema de política económica convergen en el mismo varios factores entre los que se puede destacar la visión de los actores con mayor impacto en la economía real (grupos empresarios y organizaciones sindicales) con el agregado de seducir al ciudadano por los potenciales beneficios de las medidas a implementar.
En Mendoza la valorización financiera (una de las etapas de la economía argentina) que descarto la producción, por lo negocios financieros aún conserva adeptos, quienes postulan que la apertura comercial y financiera, la reducción del papel del estado en la economía y la flexibilidad laboral, son la fórmula para reencauzar una economía en constante transición que no otorga previsibilidad a las estructuras productivas locales.
Es claro que la economía mendocina se ha comportado conforme los parámetros digitados fuera del ámbito institucional y político provincial. Ese accionar implicó retrasos y desacoples, tanto productivos como comerciales. La discusión parcializada o el debate sin consensos solo diluyo cualquier iniciativa que tendiera a parir un modelo socio-productivo propio.
En 2015, tuvo lugar la irrupción en el ámbito nacional y provincial de una línea política e ideológica que, bajo un formato de transparencia y ejecutividad sin restricciones, volvía a poner sobre la mesa la concepción económica inspirada en el neoliberalismo, profundizando un proceso de desarticulación económica con inusitada velocidad y escasas opciones de recuperación.
En marzo de 2020, a una economía local con serias dificultades a partir de una base productiva endeble, se le adiciona una crisis sanitaria mundial aun no resuelta y con alta probabilidad de mantener su nivel de riesgo más allá de la primera mitad del próximo año.
La primera reacción del gobierno provincial, apoyado por un sector del empresariado local más adicto a medidas de carácter selectivo y generación de rentabilidad alta y bajo riesgo a expensas del estado, rechazó cualquier resolución que incidiera con mayor volumen en la salud que en la economía. La mayoría de las restricciones que se instrumentaron en otros sub-estados, no fueron evaluadas por las autoridades locales para su aplicación. El argumento para tal postura es impedir una caída vertiginosa del empleo por ausencia de actividad productiva y comercial. Las estadísticas del INDEC informan que la desocupación abierta del Gran Mendoza en el segundo trimestre del presente año es del 15,3%, y en la Región Cuyo que incluye a San Juan y San Luis es del 11,4% y la tasa para los 31 aglomerados urbanos incorporados en la medición nacional fue del 13,1%. Los índices determinan que la liberalización comercial no solo incrementa exponencialmente los contagios, sino que no asegura reducir el impacto en el desempleo.
La balanza del comercio internacional argentino registro signo positivo en 2019 y en los primeros ochos meses de 2020 el superávit es de USD 10.984 millones. En el caso de Mendoza los datos vigentes a junio determinan que al comparar el primer semestre de 2020 con igual periodo de 2019 el comportamiento de las exportaciones provinciales fue negativo (-6,5%).
La deuda consolidada provincial adquirió un lugar importante en las finanzas públicas por su volumen y composición. La emisión de un título de deuda en dólares por 590 millones en 2016 es actualmente un problema que ha derivado en un proceso de refinanciación en solo 48 meses desde su instrumentación. Al 30/06/2020 el endeudamiento provincial es equivalente a $ 81.322 millones, este importe es un 457,4% superior al monto vigente al 31/12/2015.
En 2019 Mendoza desembolso $ 9.635 millones en concepto de pago de intereses y gastos de la deuda. En el periodo enero-agosto de 2020, bajo el mismo concepto el importe es $ 4.245 millones. En el presente año no se abonó los intereses del título en moneda extranjera, que ingreso en proceso de renegociación, razón por la cual el volumen de erogaciones no representa la realidad financiera de la provincia.
En el presente mendocino se conjuga ralentización económica y deuda publica incremental, que conlleva a un paulatino deterioro socio-económico, con una ausencia evidente de la no existencia de una hoja de ruta diseñada desde el gobierno para enfrentar el escenario vigente y potencial futuro.
La administración Suarez en función de una posición PRO-mercado deja a la iniciativa privada el direccionamiento y dinámica de la producción y comercialización de bienes y servicios de origen mendocino.
La incertidumbre del futuro escenario económico provincial (post-pandemia) crece proporcionalmente en función de un presente en el que no se logra definir prioridades y objetivos de producción. Las pocas posibilidades de diseñar un esquema de financiamiento de proyecto productivos, reduce las opciones de postular una política económica integrada horizontal y verticalmente.
El escenario mundial
El mundo que conocíamos en diciembre de 2019, no volverá, esa es una realidad que supera cualquier supuesto en base a la aparición de una vacuna que nos retrotraiga a la supuesta normalidad pre-2020.
Las relaciones internacionales y la geopolítica mostraran otro mapa de acuerdos a nivel regiones y países. La República Popular de China (estado socialista de partido único con economía de mercado) se encamina a desplazar a EE.UU. como primera potencia económica mundial, el país asiático ya trabaja en obtener también la supremacía militar. La nueva ruta de la seda que Beijing diseño y ha puesto en marcha hace unos diez años, le permitirá al comercio mundial centrar su mayor capacidad de gestión en el sudeste asiático, hoy China tiene siete de los diez puertos más grandes del mundo y la compañía naviera estatal es la segunda a nivel global.
Rusia e India a pesar de sus diferencias buscan posicionarse en un nuevo contexto mundial que enfrentara alteraciones políticas, económicas y migratorias con una frecuencia inusualmente alta. Recientemente estos dos países y China acordaron un importante mecanismo de consulta para la defensa, no solo previsto para agresiones extra-continentales sino para dirimir posibles controversias entre ellos. No solo se está trasladando el poder económico mundial hacia Asia, sino que estos acuerdos entre las potencias del continente asiático van a fortalecer el crecimiento y consolidar ese poder económico.
EE.UU. actualmente está sumergido en una crisis que nace a partir de la imposición de un esquema financiero que ha desplazado a la producción nacional hacia economías en desarrollo cuya mano de obra es más económica, dicho desplazamiento es origen de un creciente desempleo y la instalación de inseguridades sociales en la clase trabajadora norteamericana. La pandemia profundizo la situación, que aunado al resurgimiento de un racismo violento posiciona a la ciudadanía norteamericana en los umbrales de un posible resquebrajamiento social de difícil pronostico.
La economía latinoamericana
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) proyecta una caída del PIB en 2020 del 9,1% (la mayor en 100 años). En este escenario, los países de la región que prevén las caídas más brutales de actividad económica serán Argentina, Brasil y Perú. El crecimiento y los niveles de inversión podrían recuperarse hacia fines de 2022, pero la recuperación de la pobreza será mucho más lenta.
Mendoza y la arquitectura del nuevo comercio mundial
Es necesario destacar que el escenario económico mundial estará atado en buena medida a las decisiones que se instrumenten desde el oriente, por lo cual se hace necesario definir una estrategia que vincule a la producción provincial con esa parte del mundo. La ausencia de una línea de acción concreta que involucre actores públicos y privados de la economía provincial, solo provoca la pérdida de opciones de incorporar al agro y a la industria mendocina a un mercado nuevo, pero con gran potencial. Los actuales destinos del comercio exterior mendocino (excluyendo a las bodegas de origen internacional) seguramente no podrán equipararse en volumen a los compradores del sudeste asiático.
En el futuro cercano las autoridades provinciales para otorgar mínimamente previsibilidad deberán dejar de lado las restricciones ideológicas y aplicar pragmatismo puro en el diseño de su política económica.