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Mientras siete mil millones de personas discuten sobre la pandemia, mientras que en el país un presidente, veintitrés gobernadores, un jefe de gobierno, decenas de ministros y cientos de intendentes, diagraman en conjunto las mejores alternativas para cuidar a la población, mientras que la justicia investiga a su referente político nacional (Mauricio Macri) por espionaje ilegal, mientras que en su provincia se designa de manera “exprés” a una jueza de la Suprema Corte, el Sr. Cornejo plantea que Mendoza se separe del resto de país. Llamativo, al menos.
No es objeto de esta opinión, discutir las posiciones ideológicas del ex gobernador, que al menos nos llevarían a pensar en su ideal de “patria chica”, aislada del basto, bello y rico territorio nacional que poseemos. Sus posiciones, entiendo, vendrían a recoger la nefasta línea mitrista que nos costó la segregación nacional. Pero dejamos esa tarea a otros más avezados en la materia.
Lo que en realidad nos impulsa a escribir estas líneas, son los motivos por los cuales el Sr. Cornejo dice lo que dice y, particularmente, en el momento en que lo dice.
Mientras el ex gobernador plantea estas cosas, en Mendoza se suceden una serie de hechos que nos preocupan y mucho.
Por un lado, se cometen fuertes atropellos institucionales al designar a una jueza de la Suprema Corte de Justicia que no cumpliría con los requisitos normativos establecidos para ocupar ese lugar. Al margen de los requisitos no cumplidos, además, la flamante jueza ha realizado declaraciones públicas que nos alertan sobre las concepciones de lo “justo” que se tiene en el más alto órgano de justicia provincial. Sin embargo, entre “gallos y medianoche” una designación exprés por parte de Rodolfo Suarez, pretendió ponerle punto final a la discusión.
Paralelamente, los trabajadores públicos mendocinos, también están preocupados: el gobierno provincial ha determinado que el aguinaldo será pagado de manera “escalonada”. Esto, significa un nuevo golpe por parte de un gobierno PRO-radical sobre los bolsillos de las y los trabajadores que vienen soportando desde hace más de cuatro años, ser el eslabón por donde se corta la cadena. Más de lo mismo.
Además de todo esto, hay un tema sobre el cual no hemos escuchado decir NADA al Sr. Ex gobernador: la deuda pública con la que hipotecó el futuro de las y los mendocinos. Durante su gobierno le pedimos que abandonara su pretensión de ser un endeudador serial. No nos escuchó.
Durante su gobierno, ajustaba a los trabajadores y tomaba deuda, imponía el ítem aula y tomaba deuda, jugaba a la timba de los bonos y endeudaba. Siempre lo mismo.
Ahora bien: ¿para qué tomó esa deuda? Ni un sólo peso ni dólar de lo pedido, se destinó a aumentar, mejorar ni diversificar la matriz productiva de nuestra provincia, no se generaron puestos de trabajo, ni se avanzó en las obras que requieren las y los mendocinos.
Y cuando llega el momento de pagar, el actual gobernador, quien soporta en sus espaldas la verdadera “pesada herencia”, se encuentra con que la provincia no tiene capacidad de repago, no tiene ingresos genuinos. Y entonces, no puede pagar.
¿De qué modo se debe medir la irresponsabilidad en la gestión y la inmoralidad política de quién, midiendo las nefastas consecuencias de sus actos, los comete igual? ¿O acaso no sabía que no había manera de pagar la deuda que por todos los mendocinos él tomaba? Desde una banca en el Congreso de la Nación, quizás no se vea con claridad.
Tal es así, que el pasado lunes, nuestra provincia tuvo que volver a prorrogar el plazo para la adhesión de la oferta que tiene por objeto la reestructuración de deudas por, aproximadamente, 590 millones de dólares. Este plazo, luego de haber sido prorrogado en dos oportunidades, fue llevado al 6 de julio. Esta oferta tiene por objeto reestructurar los bonos PMY24, títulos en dólares emitidos durante el año 2016 bajo legislación extranjera.
Estas postergaciones implican el impago de la provincia de Mendoza de un vencimiento por 24.7 millones de dólares de su deuda. Esta situación ha provocado que la agencia FIX bajara la calificación crediticia de nuestra provincia de “CC” (riesgo crediticio extremadamente vulnerable) a “D” (default). Sí, es así como se lee: Mendoza está en default y mientras la casa se incendia, Cornejo habla de las flores del jardín.
Seguramente, sus pretensiones electorales futuras, lo llevan a querer aparecer en medios de comunicación. Mientras él hace eso, otros intentamos en conjunto, salir del lío en que nos metió.
De los problemas no salimos ocultándolos bajo una gris y sospechosa bomba de humo, por el contrario, se sale afrontándolos y haciéndonos cargo de las responsabilidades que nos tocan a todos.