_

La maternidad deseada y esperada puede constituir un hecho de expectativa y regocijo familiar. La pandemia y el aislamiento, con sus restricciones, conducen a partos y nacimientos atípicos, solitarios, muchos desatendidos en su complejidad, ante el gran tema sanitario del momento: el coronavirus.
Así y todo, las familias se reconfortan en el nacimiento. Y es el caso de Gisel y Nicole, dos mamás que parieron durante las últimas semanas, en el escenario de la cuarentena. Gisel y Nicole compartieron sus historias, sus procesos para dar a luz, la vivencia en medio de un contexto de confusión, incertidumbre y enrarecido por la pandemia.
Gisel y Leonel
El 6 de abril, Gisel dio a luz a Leonel, que pesó 3,750 kg y midió 52 cm. Al marido de Gisel, Raúl, le otorgaron también la autorización para guardar cuarentena, por la exposición que representaba su trabajo de atención al público. De modo tal, que ella compartió con su pareja el proceso hasta el nacimiento, en casa.
“Yo tenía cesárea programada, y la verdad que fue súper estresante. No tenía el teléfono de mi médico, y sin avisarme me cerraron OSECAC y no pude realizar ningún estudio pre quirúrgico. Incluso los doppler, siendo un embarazo de riesgo”, cuenta Gisel acera de las últimas semanas de embarazo.
De yapa, Gisel tuvo diabetes gestacional. Por ley, las obras sociales deben proveer de los insumos como de la medicación. Sin embargo, “me quedé sin tiritas reactivas, que salen como 4.000 pesos el paquetito. Y la obra social cerró. OSECAC directamente cerró sus puertas, cerró su atención. No fueron capaces de avisar acerca de eso”, explica.
En medio de esa desatención, Gisel cuenta: “Conseguí en una guardia contactarme con mi médico, con quien nos vimos en la vereda de la clínica y solicitó la cesárea. Además me cancelaron todos los pre quirúrgicos, que se hicieron el día de la internación” ¿O sea que no previeron cuestiones como embarazos de riesgo y partos?
Gisel evalúa: “En mi opinión, nunca estuvo previsto. Los días previos fueron de angustia y ansiedad. La atención fue preventiva, no quería que me expusiera a nada. No se me hicieron ecografías, ni estudios previos, llegué al parto con los estudios que habían, se presentó lo que había, y nada más”.
“Me tomaron la fiebre como medida de seguridad, pero nada más que eso. El personal de salud tenía medidas de seguridad para todos. En el caso de maternidad, se atendió como se atiende normalmente, pero se suspendieron los horarios de visita, sólo podía permanecer mi marido”, indica Gisel reconstruyendo lo que fueron las horas previas al nacimiento de su hijo Leonel.
Leonel nació en la Clínica Santa María, de Ciudad. Su mamá narra: “Al parto llegué bien, mi médico me tranquilizó un montón. Se hizo una cesárea como se había programado. Normal, como en cualquier momento. Pero creo que lo más doloroso fue a nivel afectivo, porque no me habían dicho que mi marido no podía entrar al parto, justamente por seguridad”.
Después de dos días, ambos, madre e hijo, recibieron el alta médica. “La clínica nos dio un permiso para circular. Los controles de recién nacido son todas las semanas. En la clínica nos recalcaron que son obligatorios, que se deben hacer. Las vacunas se las colocaron todas antes de darnos de alta”, explica Gisel.
Todos los lunes, Leonel asiste a sus controles de salus, con su mamá y papá. Son estrictas las salidas de la familia. “Estos días, con la pandemia y la cuarentena, me vienen joya, porque nos preservamos: hay muchos virus además de la pandemia. Al bebé lo conocen por fotos o videollamadas. Pero bueno, lo estamos pasando en soledad”, lamenta levemente la joven mamá.
Nicole y Ramiro
Ramiro nació el 9 de abril, midió 47 cm y pesó 3,130 gr. Su mamá Nicole pasó las semanas que le restaban de embarazo en cuarentena, es decir promediando sus 8 meses. Nicole cuenta que transcurrió los controles y atención de su embarazo de manera habitual, previo a la cuarentena.
“Una vez dictada la cuarentena obligatoria, salía sólo para realizarme los estudios necesarios y la consulta con el doctor. Por todo eso, el bebé sufrió un retraso en los estudios y llegué al parto con dos resultados menos, por la demora causada por la cuarentena”, repasa la joven mamá.
Por esos días, el uso de tapabocas no se era extensivo ni obligatorio, por eso Nicole tomaba otros recaudos: “En el transporte público, trataba de mantener la mayor distancia de cualquier otro pasajero. Alcohol en gel, siempre encima. Mucho lavado de manos. Y al regresar de la calle, antes de entrar a la casa, limpiaba las zapatillas con lavandina, me sacaba la ropa, para lavar separada y entraba a bañarme antes de tocar cualquier cosa”.
Así como Gisel, a Nicole también le tomaban la fiebre recurrentemente. “También te preguntaban si habías viajado a algún lado, te atendían con barbijo y te ponían a disposición alcohol en gel. En los consultorios se manejaba una estricta limpieza al atender, entre paciente y paciente”, narra la joven.
Para Nicole sí se previeron acciones adecuadas para atender partos y nacimientos en el sistema de salud, al menos en la Clínica de Cuyo, donde le tocó dar a luz: “Sin duda se priorizaron en cuanto a la atención, ya que sólo se atendía a embarazadas y bebés recién nacidos. En los partos siguieron una serie de nuevos protocolos para una mayor seguridad tanto del personal, como de la mamá y del bebé”.
Sobre los estudios previos, Nicole cuenta que pudo realizárselos de manera normal, “sólo que al entrar al lugar, se limpiaba la camilla con alcohol delante de mí. Todo el personal usaba barbijo y algunos guantes”. Nicole vivió los días previos “con una mezcla de sentimientos, de miedo porque saber que nos podíamos encontrar en el hospital; e incertidumbre porque hasta último momento no sabíamos si el papá iba a poder entrar al parto”.
“Mi parto fue peculiar: fui a una consulta de control de 38 semanas, mi obstetra me hizo tacto y nos encontramos con que tenía 4cm de dilatación”, cuenta. El parto fue respetado, “con normas de seguridad. Al volver de la sala de partos me colocaron un barbijo, el papá del bebé pudo entrar al parto con el equipo adecuado, fue un parto natural que se dio en cuestión de dos horas y media, con respeto y cuidado”, expone Nicole.
¿Cómo manejar las personas involucradas en tan delicado momento en un contexto de pandemia? “Tanto la internación como el parto fueron con el personal justo y necesario. No se admitían visitas, así que mi bebé fue conocido por WhatsApp y redes sociales. Sin dudas un nacimiento particular e inolvidable, en todo aspecto”, repasa Nicole tras la experiencia.
Luego de dos días, fue visitada por su obstetra y el médico neonatólogo, los encontraron óptimos, les dieron el alta y le establecieron un cronograma de turnos para los controles al recién nacido. Le dieron a Ramiro las vacunas correspondientes ni bien nació cuando. “Ahora no le tocan hasta los dos meses. Los controles nos tocaron en la primera semana y a los 15 días”, enumera Nicole.
¿Cómo salir de casa con un recién nacido? “Yo salgo con tapa bocas, el bebé lo más tapado posible, nos movilizamos en auto. En la clínica al llegar me toman la fiebre, me hacen una serie de preguntas como si estuve con fiebre en días previos. Nos atiende el pediatra y derecho de nuevo para casa”, señala la mamá de Ramiro.
Para Nicole, a pesar del escenario extraño y restringido por la pandemia y el aislamiento, la vivencia del nacimiento de su primer hijo “fue feliz, rápido y sin contacto con el exterior”. Estos días los pasa en casa, obviamente: “Tranquila, aprendiendo a ser mamá, manteniendo la calma y no desesperando por salir”, comparte.
Parir en soledad
Las experiencias de Gisel y Nicole son relativamente parecidas y cercanas, acompañadas y apoyadas por sus parejas, en ámbitos de la salud distintos, con algunas falencias y con protocolos sanitarios y de seguridad que sobre la marcha se reformulan y apuntan a mejorar y corregir falencias. Sin embargo, la violencia obstétrica no deja de ser una realidad de muchas parturientas, exacerbada en ciertos casos bajo el pretexto de la pandemia.
Por eso mismo, la organización de derechos humanos Xumek ha puesto a disposición un modelo de solicitud, una herramienta para todas las personas que cursen el embarazo puedan presentar ante el establecimiento de salud donde al que asisten. Esta iniciativa tiene como fin exigir que se respeten sus derechos que normativas y recomendaciones garantizan, promueven y protegen.
Desde el área de Género y Diversidad Sexual de Xumek visibilizamos la situación actual que atraviesan las personas gestantes en diversos hospitales y clínicas de Mendoza durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio a causa del Covid-19. Las mismas se ven obligadas a parir en condiciones que vulneran su derecho a un parto respetado.
“A raíz del Covid-19 las instituciones de salud de la provincia han tomado diversos protocolos para que no se propague el virus, sin embargo una de las acciones afecta a la ley de parto respetado. Las personas con capacidad de gestar se ven obligadas a parir solas, sin acompañantes, sin contención”, indican desde la organización.
Y advierten que se encontraron que “desde el mes de marzo del 2020, a raíz del coronavirus, la situación de las personas gestantes se ha visto agravada en los hospitales, ya que son vulnerados sus derechos de los que son titulares: derecho de ser acompañadas por una persona de su confianza y la elección durante el trabajo de parto, parto y postparto, establecido por la ley 25.929 sobre Parto Humanizado”.
No se trata de los casos de Gisel y Nicole, en líneas generales. Pero sí constatan desde Xumek que algunas instituciones “están haciendo caso omiso a la ley 26.529 sobre Derechos del Paciente y las últimas recomendaciones hechas por el Ministerio de Salud de la Nación, que no prohíben el acompañamiento, entre otros organismos nacionales e internacionales como la propia OMS”.
En este link podrás acceder al modelo de nota digitalizada, ofrecida por Xumek, para presentar ante casos de vulneración de derechos o situaciones de violencia obstétrica, en el marco de la pandemia: http://xumek.org.ar/nota-corregida/