Mendoza // 2019-06-13
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Violencia institucional
Un mural “para alzar la voz” de Saulo Rojas
Este sábado se plasmará en el Barrio La Gloria un mural en “memoria y homenaje” a Saulo Rojas, un joven asesinado en supuesto centro de rehabilitación más cercano a la muerte que a la vida. Para denunciar que se trató de un grave hecho de violencia institucional y dar conocer los derechos humanos de los pibes y pibas se realizará esta jornada artística y recreativa abierta a la comunidad en general.


Saulo Rojas fue un pibe mendocino que en 2013, a sus 23 años, murió a causa de la violencia institucional que sufrió en la comunidad terapéutica San Camilo, en Buenos Aires. Desde ese momento, su madre, Myriam Lucero, exige justicia. El ímpetu de su lucha ha sido tan potente que en estos seis años logró la clausura permanente del lugar. Pronto se conocerá la fecha del juicio oral y público contra gran parte de los responsables de la muerte de su hijo.

Este sábado 15 de junio desde las 10 hs, con motivo de cumplirse seis años de la muerte de Saulo, se realizará una jornada artística y cultural “en su memoria” y en “defensa de los derechos humanos de todos los pibes y las pibas”. Será en el Barrio La Gloria, de Godoy Cruz, paraje que lo vio crecer junto a sus amigos. Allí, artistas mendocinas pintarán en un mural el rostro del chico un paredón que da justo en la esquina de Terrada y Puerto Ushuaia, donde es la cita. Además, habrá controles médicos gratuitos, radio abierta, música y chocolate caliente. La actividad es organizada de manera independiente por Myriam y un grupo de jóvenes comprometidos con la causa.

La historia

Saulo Rojas fue un joven mendocino que, como tantos, luchó contra consumo problemático de drogas además de ser insulino - dependiente. El último año de su vida lo pasó en la comunidad terapéutica San Camilo, de Pilar, provincia de Buenos Aires donde nunca recibió la atención necesaria para su problemática, sino más bien, todo lo contrario. El 14 de junio de 2013 fue hallado sin vida en una celda de aislamiento de ese lugar.

Casi un año antes, el gobierno mendocino lo había derivado para que continúe la rehabilitación en aquel instituto porque en la provincia “no estaban dadas las condiciones para la mejoría”. Tiempo después, los compañeros de internación de Saulo, le contaron a su madre que el chico había sufrido aislamiento, encierro, torturas y abandono de parte de enfermeros y encargados el día previo a su muerte. Pero los maltrates y la desatención fueron una fija durante todo el tiempo que pasó en el lugar.

Desde ese momento, Myriam Lucero comenzó una búsqueda incesante de respuestas, siguió indicios y decidió “no callarse más”. En sus primeros días de lucha tomó la decisión de “ser la voz” de Saulo para denunciar todos los tormentos que su hijo no alcanzó a revelar.

Durante cuatro años la causa que investiga la muerte estuvo paralizada pese a la insistencia de Myriam. Hoy, gracias a su persistente lucha, se aproxima la fecha del juicio oral y público contra los responsables. Además de haber servido para desnudar el accionar sistemático de los dueños, directivos y trabajadores de “San Camilo” contra todos los chicos que “vivían” allí su rehabilitación.

La investigación periodística de Pablo Galfré y el accionar del Grupo de Litigio Estratégico (GLE) permitieron descubrir tremendos hechos de torturas, abusos y abandonos ocurridos contra los jóvenes internos de esta institución. Así se develó que a Saulo el día de su muerte le habían negado medicación fundamental para su supervivencia, lo encerraron en una celda de aislamiento con rejas, paredes revocadas y una ventana sin hojas ni vidrio.

En 2017 la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) inspeccionó la Fundación San Camilo y, tras constatar "torturas y abusos sexuales", la denunció ante la Justicia y pidió su cierre.

Actualmente, dos directivos y un empleado de la “ex granja San Camilo” están imputados por el delito de homicidio culposo. Se trata de Martín Iribarne (director general de San Camilo), Alejandro Jacinto (director terapéutico de San Camilo) y Ángel “Pipi” Suñez (personal de vigilancia del lugar). Mientras que aún se investiga la participación del psiquiatra Sergio Rey.

Su madre promete “justicia”, y exige que los culpables reciban “sentencia ejemplar” para que se deje de naturalizar la violencia institucional sobre los jóvenes que transitan supuestas rehabilitaciones en centros de muerte.

La historia de Saulo inspiró la investigación que el periodista Pablo Galfré plasmó en su reciente libro “La Comunidad" (Editorial Sudestada).


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