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A las 9 de este viernes, en Tribunales provinciales, la parte acusatoria hará lectura de los alegatos contra el efectivo de infantería que el 14 de marzo de hace cinco años disparó, en medio de una represión en el estadio Bautista Gargantini, su arma lanza gases contra Lucas, quien falleció al día siguiente mientras se encontraba internado.
Es el segundo juicio que afronta la familia del adolescente, a partir de una férrea lucha impulsada en primera instancia por su madre Viviana Espina, y tras su fallecimiento, continuada por su padre y su hermana, Daniel y Sabrina Carrazco, respectivamente.
“Han sido años muy duros, además de sufrir la muerte de Lucas, de perder a nuestra madre a mitad de camino hacia la búsqueda de justicia, hemos tenido que soportar a jueces que favorecieron la caída del primer juicio y las dilataciones permanentes del segundo”, cuentan y aseguran que a lo largo de estos años han recibido apoyo de organizaciones sociales y de otros familiares de víctimas de violencia policial de la provincia.
Es el segundo juicio que atraviesa la familia, comenzó los primeros días de septiembre del año pasado y tras nueve meses de espera llega este viernes llega a su etapa final.
En julio de 2016 se inició el primer debate contra el efectivo de Infantería Diego Domingo Guzmán Salazar en la Segunda Cámara del Crimen. Ese juicio finalmente sufrió anulación debido a las continuas licencias de enfermedad que solicitó el juez José Valerio, quien en esa época presidía el tribunal y hoy integra la Suprema Corte. Esta situación causó indignación social ya que hasta ese momento el proceso corría por los caminos esperables del debate justo y, porque, además, pudo comprobarse que mientras Valerio se ausentaba de las audiencias concurría a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo a dar clases en su rol docente.
Meses después, la madre de Lucas, Viviana Espina, ampliamente reconocida por su lucha en reclamo de Justicia por “Ni Un Pibe Menos”, falleció y la causa se quedó sin querellantes. A partir de ese momento, los abogados de Xumek, Lucas Lecour y Sergio Salinas, representantes legales de la familia, iniciaron una puja judicial para que el padre de la víctima, Daniel Carrazco, y sus hermanos Sabrina, Mariano y Matías, pudieran continuar las acciones querellantes de Espina. Recién en mayo del año pasado la Suprema Corte falló a favor del requerimiento.
Esta vez, Guzmán enfrenta la carátula de “homicidio doloso agravado por el uso de arma de fuego y por ser cometido en espectáculo público”, tal como detalló Lecour a .
El debate oral y público se desarrolla en la Primera Cámara del Crimen de Mendoza y sumó a jueces de la Segunda y la Tercera Cámara entre el tribunal debido a las irregularidades que sufrió el primer proceso. De este modo, Mauricio Juan y José Luis Martiarena (Segunda Cámara) y Laura Guajardo (Tercera Cámara), son los jueces que presiden.
El caso
Para el 14 de marzo de 2014, fecha en que Lucas recibió el disparo fatal, ya hacía una década de que era socio activo de Independiente Rivadavia. Formaba parte de la banda de música de la hinchada leprosa. Ese sábado salió de su casa junto a sus hermanos alrededor de las 19, el partido en el Bautista Gargantini empezaba a las 21.
Ya en las inmediaciones del estadio hubo un apagón por disturbios internos. Lucas se quedó sentado custodiando los instrumentos. Cuando volvió la luz todo se precipitó. Se corría el rumor de que el partido se había suspendido, pero nada estaba confirmado. Las afueras la cancha estaban plagadas de personas que reclamaban ver a su equipo en la cancha, pero además 140 efectivos de seguridad de diversas fuerzas.
“Los chicos se acercaron a las puertas para ingresar a la cancha, cuando frente a ellos un ´malón de policías´, más la montada y la infantería comienza a dispersarlos”, relató Viviana Espina a esta cronista al año de cumplirse el asesinato. Según lo que reconstruyó de las voces de testigos, de sus propios hijos que sobrevivieron a la represión y de las pericias que llevó a cabo la Fiscalía de Asuntos Complejos.
“En el tumulto Lucas quiso proteger a su hermano menor, Mariano. Regresaron al callejón sur y se escondieron tras los árboles para evitar la lluvia de proyectiles anti tumultos que disparaba la policía”. El refugio no fue suficiente. Una mujer con sus niños acudió al mismo lugar, ya no entraban todos, el espacio no alcanzaba para escudarse de los gases, los palos y la policía operando.
“Mis chicos corren, se van del lugar y es allí, a la altura de uno de los transformadores, cuando Diego Guzmán le dispara a Lucas por la espalda”, denunció Espina. Y repitió: “Guzmán apunta, baja el arma, vuelve a apuntar y dispara a la altura de la cabeza de Lucas.”
El chico fue impactado directamente en la cabeza por el disparo que efectuó a 10 metros de distancia el policía Diego Domingo Guzmán Zalazar. Consultada en aquella época por la versión oficial, apenas ocurridos los hechos, Viviana explicó que la policía quiso justificar su accionar diciendo que el joven se había querido colar al estadio.
Tras la represión policial, Lucas murió al día siguiente en el hospital Lagomaggiore y 15 personas resultaron heridas.