Entrevistas // 2019-05-07
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“El fraude electrónico es la última carta de Macri”
El ingeniero en electrónica y telecomunicaciones, experto en “cibercolonialismo”, denunció que el gobierno procesará los resultados electorales con un software que le permite “transformar y manipular” los votos emitidos. Advirtió que “están entrenando a 7.500 trolls” para enviar “mensajes emocionales” por Whatsapp.

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Al denunciar que el gobierno nacional compró un software para procesar los resultados electorales que le otorga “la potestad de transformar y manipular” los votos emitidos, el ingeniero en Electrónica y en Telecomunicaciones Ariel Garbarz advirtió que el propósito es “hacer fraude” como “la última carta, el as de espada que tiene Macri” para ganar. El experto reafirmó la idea al sostener que “para seguir en el poder, no les queda otra que hacer fraude electoral”.

El profesor de Cibercolonización en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), también docente de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y perito consultor de la justicia federal, definió ante Va Con Firma que el cibercolonialismo “es la dominación y el control social de la subjetividad de la gente a través del medio tecnológico más utilizado hoy en día por todos, que es el teléfono celular”.

Explicó en las campañas electorales actuales intervienen “agencias de inteligencia”, como ocurrió con Trump en Estados Unidos y con Bolsonaro en Brasil. A través de “mensajería, que no solo son textos sino imágenes y videos”, se aplican “técnicas de neuro-marketing para engañar” a los electores. Alertó que Macri decidió “volcar todos los cañones hacia los grupos de Whatsapp”, y para ello “están entrenando a 7.500 trolls que van filtrando mensajes emocionales en los grupos”.

Garbarz viajó a Neuquén para dar una serie de charlas organizadas por Unidad Ciudadana, el Instituto de Formación “Rodolfo Puigross” y la secretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Comahue. En esta entrevista, lamentó que en la provincia se haya utilizado la boleta única electrónica en las elecciones de marzo, porque el votante no tenía forma de corroborar que el candidato que había elegido, era el que efectivamente había sido grabado en el chip.

-¿Qué es el cibercolonialismo?

-El cibercolonialismo es la dominación y el control social de la subjetividad de la gente, de los pueblos, a través del medio tecnológico más utilizado hoy en día por todos, que es el teléfono celular. Todos estamos muchas horas del día conectados, pero mayormente en una condición pasiva, o sea, recibiendo información, adquiriendo conocimientos, haciendo consultas en la web y sobre todo chateando, comunicándonos con la gente. Lo que no percibimos mayormente es que detrás de ese teléfono celular hay planes de instalación de percepciones que no se condicen con la realidad: fake news (noticias falsas), campañas sucias, una serie de mensajes que hacen cambiar el sentido común y la percepción de la realidad, e instalar en nuestra subjetividad ideas que no se condicen con la verdad y que son utilizados fundamentalmente para las campañas electorales. Trump ganó en Estados Unidos gracias a esta cibercampaña, lo mismo Bolsonaro en Brasil, o el éxito de Macri en las últimas elecciones nacionales, que obtuvo varios puntos a través de estas campañas. El desafío ahora es poder liberarnos de esa atadura que tenemos con nuestros aparatitos, que ya son casi parte de nuestro cuerpo, y empezar a usarlos como medios de transmisión de nuestros mensajes. Es decir, tener una actitud activa y no ser simplemente sujetos receptores de información sino también productores de conocimientos. Es una forma de liberarse de esa alienación en la que hemos caído todos en las últimas décadas con el uso de los teléfonos celulares.

-En un mundo donde el poder es transnacional, ¿quiénes son los productores de esos mensajes? Entiendo que no solo son los partidos políticos.

-En general hay mucha mensajería -que no solo son textos, son imágenes y videos- producida por agencias de inteligencia. Acá trabaja muy activamente la Agencia Nacional de Seguridad americana, trabajan también consultoras especializadas en instalar post verdades o campañas sucias, como lo hizo Cambridge Analytica, que consiguió los éxitos de Trump y de Bolsonaro. Básicamente se desarrolla en base a las técnicas de neuro-marketing, que utilizan empresas para venderte productos y servicios, para engañarte, en los medios masivos de comunicación. Eso se fue trasladando de a poco a la política, y se vio que la gente es mucho más receptiva de los mensajes emocionales que de los mensajes racionales. Es más fácil, a través de las redes, instalarte sensaciones de empatía, adversidad, odio, temores, que lograr el razonamiento y el pensamiento crítico que son los recursos que tenemos para liberarnos de esa cibercolonización.

-¿Cree que en Argentina este mecanismo favoreció al triunfo de Macri?

-Macri obtuvo más de dos puntos de ventaja, y eso está verificado por consultoras de las redes, a través de la campaña que hizo en Twitter y en Facebook. Ahora la campaña de Macri tomó la decisión de volcar todos los cañones hacia los grupos de Whatsapp y de repetir la experiencia de Brasil para la campaña de octubre. Con lo cual están entrenando a 7.500 trolls que dependen de Marcos Peña y que están de alguna manera filtrando mensajes emocionales en los grupos.

-Ahora bien: uno puede escuchar a Macri decir que estamos mejor que años atrás, y luego ir al supermercado y darse cuenta de que no puede comprar nada porque la plata no le alcanza. ¿Qué pasa con estos mensajes emocionales cuando se contrastan con la realidad?

-Bueno, ese es tu caso, donde vos te aferrás a la realidad. No es el caso representativo de muchísima gente que se somete a estas falsas noticias y que incluso llega al grado extremo de una suerte de Síndrome de Estocolmo, donde ya está instalada en la subjetividad de miles de argentinos que estamos sufriendo, pero lo que nos está pasando ahora es la realidad porque antes vivíamos mejor pero vivíamos una fantasía. Entonces te dicen "prefiero sufrir viviendo la realidad que en una fantasía". Cuando querés apelar a la realidad y le preguntás cuál era la fantasía que vivías, te repiten los mismos argumentos que los medios: que no pagábamos lo que costaba la electricidad, ni el gas ni el agua, porque estaba todo subsidiado y era una fantasía. Después, cuando les decís que, en Estados Unidos, Canadá y en muchos países de Europa todos los servicios públicos están subsidiados, es donde los acorralás y frente a eso, cuando no tienen argumentos, apelan a respuestas emotivas. Se retiran de la conversación o te dicen "la yegua se robó todo y por eso estamos así", o "la pesada herencia" y todas esas frases que no resisten el menor análisis lógico, pero se montan en prejuicios, en temores y de alguna manera consiguen la empatía de personas que se resisten a pensar, a analizar, a discernir, y eligen respuestas emocionales. Y además cambian de conductas y toman decisiones que son emocionales y no racionales.

-Esto atraviesa a distintos a sectores sociales, diferentes niveles educativos.

-Así es. Cruza horizontalmente a toda la sociedad. No es patrimonio exclusivo de clases altas, medias o bajas. Tiene que ver justamente con una era que estamos viviendo donde se utiliza el ciberespionaje, la big data, para segmentar a la población, para mandar mensajes micro-segmentados que se dirigen exclusivamente a reducir la incertidumbre, los miedos y los prejuicios de sectores sociales específicos, a los que se los ha espiado previamente y de acuerdo a eso se determinó cuál es el mensaje emocional que más puede calar en el inconsciente o en el subconsciente colectivo.

-Mencionaba usted que nos tenemos que volver productores de mensajes y no solo consumidores. ¿De qué otra forma se empieza a desarmar esto?

-El primer paso es el desafío de utilizar esta poderosa arma que tenemos en nuestras manos, que es el teléfono celular, para que sea una herramienta de liberación de esta alienación de la que estamos hablando, emitiendo mensajes, asumiéndonos como sujetos activos que reclaman por sus derechos, que son escuchados por el resto de los usuarios en las redes. Nuestra opinión no solamente tiene valor sino que puede lograr una transformación. Hay que pensar que si bien ellos pueden tener el monopolio de los medios hegemónicos de comunicación, nosotros tenemos el monopolio de la cantidad de celulares. Somos millones de argentinos con teléfonos celulares que, por ejemplo, podemos hacer militancia activa e las redes o militancia digital o ciber militancia contrarrestando las campañas de los activistas de la mentira, como son los trolls por ejemplo. De hecho, estamos logrando avanzar notablemente en estos últimos meses, donde colectivos de militantes que no pasamos de unos mil y pico logramos poner en primer lugar de tendencias y superar a los trolls del gobierno, que además de ser 7.500, en promedio cada uno tiene 10 cuentas, y por lo tanto son 75.000 cuentas que salen en Twitter todos los días. Nosotros, siendo muchísimos menos, logramos a través de la elección apropiada de los mensajes y de técnicas que estamos aprendiendo, lograr impactos emocionales que superan y que contrarrestan los que realiza el gobierno a través de sus trolls.

-Usted dice que hay que frenar el "fraude organizado para octubre". ¿Cree que van a implementar un sistema de voto electrónico para las elecciones nacionales?

-No es lo que yo creo, ya está implementado. Ya compraron el software, se llama Election 360. Es un software por el cual van a pasar los telegramas de las 15.000 escuelas distribuidas en todo el país, que van a ser entre 90.000 y 120.000 telegramas. El mismo software en su ficha técnica admite que el comprador del softwre tiene la potestad de transformar y manipular la información de los telegramas. Es esa una verdad admitida por el mismo vendedor y autor y propietario del software. Cualquiera puede googlear en internet y sin ser especialista puede mirar cómo ellos, entre las escuelas y el centro de cómputos, le ofrecen al gobierno esa posibilidad. Textualmente, dice que en el punto intermedio, por donde van a pasar como si fuese un embudo todos los telegramas, ellos pueden transformar y manejar la información de los votos. Justamente por ese documento es que hay una investigación en marcha en la Fiscalía Federal Nº 1 con competencia electoral, en Comodoro Py.

-¿La implementación de este sistema, es una decisión del Poder Ejecutivo Nacional?

-Es una decisión unilateral del Poder Ejecutivo, sin llamar a licitación. Como perdió estado parlamentario la ley de voto electrónico hace dos años, cuando mostramos que la boleta única electrónica era muy fácil de adulterar, la ley no salió. Esta vez, en vez de mandar un proyecto al Congreso, directamente lo resolvieron por decreto, compraron un software sin consultar al Congreso y además con la complicidad de la Cámara Nacional Electoral, lamentablemente, que avaló esta tecnología diseñada para el fraude en su última acordada del 28 de marzo, donde dice que no va a intervenir en el comicio provisorio.

-¿Es constitucional esta decisión sin que pase por el Congreso?

-No, es inconstitucional. Y más cuando el Congreso ya rechazó el voto electrónico. Por eso en este momento dependemos de nuestros constitucionalistas que nos asesoren respecto de cómo llegar a la Corte Suprema. No solo por la inconstitucionalidad local de que no hay ley que lo respalde, sino siguiendo el mismo criterio de la Corte Suprema de Alemania, el país tecnológicamente más avanzado de Europa, que dijo claramente que ningún dispositivo informativo o electrónico se puede interponer entre el ciudadano y el centro de cómputos. Por eso, como el fiscal último de las elecciones siempre es el ciudadano común, ese es el argumento más claro que debería seguir nuestra Corte Suprema para declarar inconstitucional el voto de octubre.

-Los países del mundo que habían incorporado este sistema lo fueron dejando de lado. ¿Cuál sería el interés del gobierno en incorporarlo?

-Hacer fraude. Es la última carta, el as de espada que tiene Macri, habida cuenta de que cada día pierde más intención de voto. Ya bajó del 25%, Cristina (Fernández de Kirchner) ya pasó el 40%, hay posibilidades de ganar en la primera vuelta y de recuperar un gobierno nacional y popular, y no les queda otra, para seguir en el poder y seguir torturándonos en este infierno, que hacer fraude electoral.

-De todos modos, esta idea viene desde hace algunos años, no surgió en la recta final del gobierno ante el derrumbe de la economía. De hecho, se lo habían pedido a las provincias, y Neuquén fue una de las pocas que respondió y modificó su legislación para incorporar la boleta electrónica.

-El voto electrónico ya se viene intentando desde que en Buenos Aires votamos con la boleta única electrónica. Lo mismo se hizo en Salta, y ahora lamentablemente en Neuquén se acaba de utilizar. Hace tiempo que las clases dominantes buscan prescindir de la voluntad popular y utilizar la tecnología para decidir por nosotros, es decir, para desvirtuar el sentido de la democracia. Este es un clarísimo ejemplo del cibercolonialismo, convencernos de que la modernidad y la velocidad de obtener los resultados tempranos es la gran ventaja de incorporar estas herramientas, cuando en realidad están ocultando lo más grave, que es decidir por nosotros.

-¿Por qué afirma que el peor sistema es el que se usó en Neuquén?

-Porque no deja huellas. Porque adulterás el estado del chip electrónico que está adentro de las boletas, como lo mostramos en el Congreso de la Nación hace dos años, le acercás un celular con un programita especial -es lo que yo hice personalmente- le cambiás el estado del chip, y después todo lo que verifiques va a corroborar lo que quedó grabado en el chip, que justamente no es lo que eligió el ciudadano. Acá en Neuquén han hecho varias denuncias, pero cuando verifiquen y abran las urnas van a encontrar que lo que vino después, desde el primer conteo en cada mesa hasta el último en el centro de cómputos, responde a la fuente original de información que son las boletas. El pequeño detalle es que esa fuente de información fue adulterada cuando inmediatamente después el ciudadano eligió en una pantalla el voto, pero se grabó otra cosa. Vos elegías en la pantalla un candidato, pero después lo que salía grabado en el chip, si no tenés un lector específico para verificarlo, no sabés lo que votaste. Y esto es lo que dice la Corte Suprema de Alemania: si un ciudadano común no puede verificar lo que él mismo está votando, es obvio que este sistema es inconstitucional. Es obvio que acá los legisladores provinciales no deberían haber votado este sistema. Ahora la mayoría de ellos están arrepentidos pero esto también es cibercolonialismo. Esto de que nos controlan y nos dominan y terminamos haciendo algo que va en contra de nuestros derechos de nuestra propia voluntad, sometidos por estas campañas en los medios y en las redes.


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