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La historia de la nena de 12 años de Jujuy, primero violada por su vecino, y amenazada de muerte si lo contaba, y luego torturada por el estado al obligarla a ser madre mediante la ejecución de una cesárea, impulsa a redoblar y elevar los argumentos contra el discurso de la “salvación de las dos vidas” y a desmitificar la cuestión de la “objeción de conciencia”.
La primera semana de noviembre del año pasado, en Chaco, una niña wichi de 13 años, también violada por si es que cabe aclarar, murió en el post operatorio de una cesárea. El producto de la gestación tampoco sobrevivió a la intervención. Como la nena jujeña, había llegado al hospital acompañada por su familia que reclamaba la ILE (interrupción legal del embarazo).
En el caso del norte, y más próximo en el tiempo, la pequeña “gestante” sí sobrevivió junto a la beba que pesó 700 gramos, aunque las secuelas para las dos serán irreparables. Al menos así lo informaron los médicos del Hospital Materno Infantil de Jujuy sobre la delicada situación de la “seismesina”. De las marcas físicas y psicológicas en la niña obligada a ser madre y de lo trunco de su futuro, poco se habla, pero se sabe.
En ambos episodios, trágicos para las vidas de estas nenas, y de todo el colectivo de mujeres sobre el que repite “normas” y por su saña marca precedente, fueron los médicos objetores de conciencia quienes se negaron a respetar derechos y la voluntad de las madres y los padres de las víctimas. Aun cuando existe desde 1921 una ley nacional en el Código Penal que establece como causal la violación para la interrupción voluntaria del embarazo, y aunque en estos casos no establezca un plazo de gestación para realizar la práctica.
Junto a la responsabilidad estatal, la resistencia de grupos religiosos que satelizan hospitales públicos ávidos de corromper el derecho a decidir de las mujeres, y al acceso a su salud reproductiva integral, es otra de las protagonistas de estas historias en las que muy lejos de la prédica antiderechos no se salva ninguna vida y esa realidad ya no merece discusión. Las historias de las pequeñas de Chaco y Jujuy vuelven a poner luz sobre los hechos con el costo de sus propias vidas.
En este contexto VCFreproduce una entrevista realizada la ginecóloga Stella Maris Manzano al calor del debate parlamentario sobre el proyecto de la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) que iluminó el invierno de 2018 en nuestro país. La médica es integrante de la Campaña por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito y durante la charla desmitifica en ocho puntos los argumentos de la Red de Médicos que militan la campaña “No cuenten Conmigo”, en rechazo a la práctica legal de la medicina respecto al derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
Por qué desde el punto de vista médico la práctica del aborto sí es defender la vida
1. No es cierto que el aborto sea una palabra y una práctica prohibida en Argentina:“en el país está permitida la práctica del aborto a través de nuestra Constitución Nacional desde hace 100 años. El Código Penal ya habló de hacer abortos cuando la salud de las mujeres esté en peligro, o su vida; o cuando haya sido violada. Los médicos que llaman a no respetar la futura ley son los que están incumpliendo el artículo 86 del Código Penal (1922) cuando rechazan interrumpir la gestación de nenas violadas, madres con 6 o 7 hijos, diabéticas, con hipertensión, con real riesgo de vida durante la gestación y el parto”.
2. Sobre el imperio de la ´objeción de conciencia´:“es constitucional en cuanto a que no se puede ir y reclutar obligatoriamente a los médicos para forzarlos a hacer abortos. Lo inconstitucional es que se hayan aplicado leyes de salud sexual y reproductiva a la vez que se les permite a estos sujetos abstenerse de hacer recetas o cumplir con esta legislación preventiva. La Ley de Anticoncepción (esto es prescripción de pastillas anticonceptivas y aplicación de DIU) y la intervención de ligadura tubaria también permiten la objeción de conciencia, no se debería consentir en estas situaciones donde se trabaja meramente la prevención. No hay ni siquiera embriones de por medio. La anticoncepción es la única manera de que haya menos embarazos y partos no deseados.”
3. Violencia real y abuso de poder: “estos médicos que se imponen con el cartel ´No cuenten conmigo” son quiénes muestran verdaderamente violencia contra las mujeres. Nos creen seres inferiores. Creen que nuestra vida como personas no vale, solo valemos como paridoras y reproductoras aun a costa de nuestra vida. Ejercen abuso de poder y violencia sobre los cuerpos de las mujeres. Además, es incoherente ser ginecólogos y pretender no recetar anticonceptivos, no ligar trompas, no realizar abortos ni aun en casos gravísimos, porque el objetor le niega la atención hasta a la mujer que llega con cuadros delicadísimos de riesgo de vida. Hasta a una niña violada por su padre le niegan el aborto”.
4. Juramento Hipocrático:“el Juramento Hipocrático tiene 2500 años, en esa época no existía el misoprostol ni la mifepristona. Nosotros, los médicos y médicas que les decimos a las mujeres cuenten conmigo somos los que respetamos este juramento y no ellos con su campaña. Lo primero que dice el Juramento Hipocrático es ‘no dañar ´ ¿No dañan ellos, acaso, a las mujeres cuando les niegan el aborto y las empujan a parir partos forzados? ¿No dañan a una niña de 10 años a la que obligan a parir un hijo de su padre? Hay otra parte de juramento que dice ´no se recetarán pócimas abortivas´, pero en esa época era muy peligrosas las únicas pociones que existían. Hipócrates hablaba de no dañar, pero a la mujer. Hoy los abortos salvan vidas”.
5. Ellos quieren que volvamos a la clandestinidad y a las fortunas en sus clínicas ocultas: “somos miles de médicos y médicas en el país que no nos negamos a preservar la vida de las mujeres dentro de esta inmensa red de profesionales por el derecho a decidir en el país que no nos guiamos por libros de hace miles de años ¿Por qué hacemos abortos? Porque nos regimos por la bioética actual que tiene cuatro principios de base avalados por la ONU y OMS: autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia.”
6. La falacia de lo antinatural:“en el aborto medicamentoso se expulsa el embrión, por eso es aborto espontáneo. Este aborto es sumamente seguro. Existe un meta análisis en España que muestra que no hubo ninguna muerta en 20 millones de abortos. En Argentina tenemos 250 mujeres muertas al año durante el parto. La campaña ´Conmigo no cuenten’ es un delito, decir que hay que salvar las dos vidas es violación a la ley de ejercicio de la medicina. Los médicos tenemos el deber de asesorar a la mujer en opciones reales. Hasta hace poco en el país moría un 30% de mujeres en abortos clandestinos y un 70% en embarazos de término. Desde que se empezó a realizar la práctica medicamentosa, y de manera más legal en hospitales, hay un 80% de muertes en embarazos de término y un 20% por abortos clandestinos. A su vez, el 20% de los embarazos naturalmente no llega a término. Esto de lo natural / antinatural es dejarnos a las mujeres del lado animal”.
7. Es mentira que promoverá el contagio de enfermedades por trasmisión sexual:“estos médicos que dicen semejante barbaridad deben pensar que las mujeres somos monstruos, insinúan que si podemos abortar entonces no usaremos anticonceptivos. A ninguna mujer le gusta embarazarse para abortar, todas llegan muy conscientes a esa decisión. El preservativo es uso del varón además, entonces si aumentan las enfermedades de trasmisión sexual será porque el varón dejará de usarlo”.
8. Sobre el argumento del asesinato agravado por la falta de defensa:“soy formada sólidamente cristiana. Jesús iba caminando y vio una turba queriendo apedrear a una pareja de adúlteros. Jesús no dijo ´hubieran cerrado las piernas´, ni se sumó a las piedras. Él dijo: ´el que esté libre de pecado tire la primera piedra´. Esto significa que nunca el sexo consensuado entre adultos pueda merecer la muerte. Estos médicos son el equivalente de los apedreadores de mujeres: a nadie se le obliga arriesgar su propia vida para salvar la de otro, solo a las mujeres embarazadas. Por eso quienes impulsan esta campaña de médicos ´No cuenten conmigo´ son inmorales e inconstitucionales. La constitución dice claramente que somos libres de hacer lo que queramos mientras no violemos derechos de terceros.”