Mendoza // 2018-11-30
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El martes es la sentencia
Johana Chacón, a un paso de justicia
El próximo martes se conocerá el veredicto contra Mariano Luque, único acusado por el asesinato de la niña lavallina. La abogada Viviana Beigel confía en que el tribunal falle acorde al pedido de la fiscalía y la querella: prisión perpetua. En esta nota detalla el proceso de verdad que habilitó el juicio sobre el fatal destino de Johana. Una historia que comienza a cerrarse luego de seis años gracias a la movilización del colectivo de mujeres y al valeroso testimonio de su hermana Beatriz que habilitó el cauce de una investigación durante largo tiempo incierta.


Viviana Beigel, querellante por Xumek en la causa junto a Pablo Salinas y Fernando Peñaloza en representación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, dio detalles sobre las instancias tras seis largos años permitieron develar el femicidio de la adolescente lavallina.

Como pocas historias suscritas por la extrema violencia de género de las tantas que ocurren en Mendoza, la de Johana logró captar la empatía necesaria de los mendocinos para que su desaparición no quedara en el olvido, y el reclamo social de verdad y justicia se mantuvieran vigente y en ascenso con el correr del tiempo.

Debieron pasar seis largos años para que comenzara a develarse lo que ocurrió el 4 de septiembre de 2012, último día que en se vio a la niña con vida en la finca que habitaba el distrito de Tres de Mayo, y que fue el escenario de su asesinato. Pero también las condiciones previas a ese día y los que siguió después.

Las impulsoras de mantener viva la memoria y exigir justicia con la fuerza suficiente para que al fin llegara el día de la verdad, y con todas las expectativas de que sea con justicia efectiva, fueron las maestras de la escuela Virgen del Rosario, encabezadas por su ex directora, hoy jubilada, Silvia Minoli.

Desde el primer día que la niña faltó a clases y ya se rumoreaba que algo podría haberle pasado, golpearon puertas, denunciaron en fiscalía y ante los medios, llegaron a la finca donde vivía parte de la familia Chacón. Preguntaron, buscaron, indagaron y movilizaron a toda la comunidad.

Claro, las empujaba el espanto, un año antes, había desaparecido la joven Soledad Olivera en una zona cercana a la finca donde tuvo su final Johana. Mariano Luque, fue hallado culpable de ese homicidio, por lo que hoy cumple en la cárcel su segundo primer año de un total de 12 años por los que fue condenado.

Ese es el primer reconocimiento que hace Beigel en la víspera de la sentencia por Johana: a Silvia, las maestras, la comunidad lavallina y el colectivo feminista. “Sin ellas no estaríamos en la previa de una condena que esperamos que sea acorde a los hechos, hemos pedido prisión perpetua contra Mariano Luque”.

El impulso social en la búsqueda de Johana, cuya principal sospecha era que se estuviese ante un caso de trata, ganó gran cobertura mediática a lo largo de estos años. Un hehco inédito si se lo compara con lo que ocurre con otras mujeres desaparecidas en la provincia, como Gisela Gutiérrez que falta de su casa del barrio La Favorita desde el invierno de 2015 y que resiste a la escasa visibilidad pública. Ese es otro punto que la querellante considera como clave en la ayuda del esclarecimiento del homicidio de Johana.

El trabajo que se ha realizado a lo largos de estos casi tres meses desde la fiscalía, junto a la querella y la predisposición de los jueces que conforman la Quinta Cámara del Crimen (Rafael Escot, Gonzalo Guiñazú y Aníbal Crivelli) es considerado “fundamental” por Beigel para el desarrollo y la conclusión de la investigación.

“A partir de todo lo que se hizo en el juicio hemos logrado establecer con absoluta certeza que Johana Chacón fue asesinada por Mariano Luque  el 4 de septiembre de 2012, el mismo día que desapareció”, asegura la abogada y relata que los resultados del proceso a la luz de las evidencias prueban que Luque, hijo adoptivo de la familia Curallanca, quienes a su vez estaban a cargo de Johana y sus hermanos, fue el responsable de ahorcarla con una soga. Una vez sin vida la arrastró hasta una angarilla donde trasladó el cuerpo de la adolescente a un horno hecho con tachos.

Allí la quemó con el objetivo de deshacerse de los restos que luego enterró para volver a desenterrar a los días, cuando supo que se realizaría el primer allanamiento en el terreno. El trabajo de los forenses fue exhaustivo en la última etapa del juicio, tanto que mediante las excavaciones, hallaron una pieza ósea incinerada que corresponde a una mujer de 8 y 18 años, y que se convertiría en otra de las pruebas centrales para resolver la causa.

Estos detalles del asesinato de Johana, que además era abusada por Luque, surgieron del testimonio de su hermana mayor, Beatriz Chacón, quien al momento del crimen era pareja del homicida bajo condiciones de sometimiento.

“Beatriz fue veraz y así lo comprobaron las pericias psiquiátricas y psicológicas del Cuerpo Médico Forense”, afirma Beigel en relación a que durante años la joven se dijo y se desdijo en distintas declaraciones por encontrarse bajo presión, temor y sumisión al asesino.

Con Luque cerca de prisión, cuando era investigado por el crimen de Soledad, Beatriz se animó a empezar a contar poco a poco su verdad. Ya durante el juicio de este año pude esclarecer sus palabras y sacarlas.

“Los profesionales de salud mental que analizaron el testimonio de Beatriz declararon su veracidad. Dentro de la mecánica del hecho, ella relata que Johana al ser estrangulada se orina, y eso, técnicamente, no lo puede saber cualquier persona. Beatriz lo contó en su primera declaración, de manera espontánea frente a un comisario”, reafirma la querellante y agrega que las pericias señalaron “un correlato emocional que corresponde a alguien que está diciendo la verdad”.

A lo largo del juicio, según detalla la abogada, se conoció la situación de abandono que sufrían Beatriz, Johana y el resto de sus hermanitos. Condiciones gravísimas de pobreza, abuso, y carencia de alimentos. “Toda esta dependencia que se generó con la familia Curallanca fue el motivo por el cual Beatriz no pudo dar su testimonio de veracidad anteriormente”, explica.

Se sospecha, que además de los abusos sexuales a los que Luque sometía a Johana, la niña fue testigo del crimen que un año antes había cometido contra Soledad Olivera, y que este haya sido uno de los móviles de su asesinato.

Durante el juicio, una compañera de escuela de la adolescente, también refirió en su testimonio los abusos de Luque sobre Johana, tal como ella misma le había contado en distintas ocasiones. Otra testigo clave, fue la esposa de un interno que comparte celda con el imputado, quien relató que el propio Luque había confesado el crimen a sus compañeros en la cárcel.

Tras este largo proceso, se espera que el martes 4 de diciembre el tribunal dicte la segunda sentencia contra Luque y que esta vez sea ejemplar. “Se confía que los jueces verán la responsabilidad penal que tiene el imputado y se espera prisión perpetua, que es la pena solicitada por la querella y la fiscalía”, concluye la abogada.

Ese día el colectivo de mujeres que acompaña la causa desde la primera hora que la adolescente falta de Lavalle se congregarán en las escalinatas de tribunales para escuchar el fallo tan anhelado. También para comenzar a cerrar de manera colectiva la historia de Johana, convertida en símbolo de la lucha por justicia y feminista de Mendoza.



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