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Atilio Borón, sociólogo y politólogo, analizó el resultado de las elecciones en Brasil y señaló que “es muy grave porque puede ser el efecto de contagio para muchos países en la región” y remarcó que le preocupa “el deterioro de la democracia brasileña que sufre un golpazo brutal con la elección de este hombre”.
Borón definió como “casi macabro” el hecho de que el juez Sergio Moro haya sido designado como ministro de Justicia y lo comparó con un “sicario judicial” que “elimina a un rival político metiéndolo preso aún sin pruebas”.
El politólogo indicó, en este diálogo con , que en Argentina no hay tanta aceptación de estos discursos fascistas como en Brasil, pero advirtió que “hay algunos indicios de que hay gente que puede estar en favor de una solución a la Bolsonaro”; y agregó que “acá elegimos a Bussi como gobernador de Tucumán, a Patti intendente de Escobar o a Rico intendente de San Miguel”.
-¿Cuál es la gravedad de que Bolsonaro sea el nuevo presidente de Brasil?
-Es muy grave porque puede ser el efecto de contagio para muchos países en la región porque abundan dirigentes con esa concepción fascista que tiene Bolsonaro pero que hasta ahora se restringían y no aparecían en público y decían las cosas que dice Bolsonaro, pero después de esto puede haber muchos dispuestos a imitarlo. Sabemos que en la Argentina el diputado Olmedo de Salta está empezando a decir cosas parecidas. Además del efecto contagio, me preocupa el deterioro de la democracia brasileña que sufre un golpazo brutal con la elección de este hombre.
-¿Cómo analiza el hecho de que el juez Moro haya aceptado ser ministro de Justicia?
-Es una operación casi macabra porque es lo que yo he bautizado como el caso del sicario judicial, el tipo que mata o que elimina a un rival político metiéndolo preso aún sin pruebas. Lo de Bolsonaro y Moro demuestra que se comportó como un sicario que en lugar disparar un arma de fuego dispara sentencias, es lo que ha hecho y ha impedido que haya elecciones libres en Brasil. Es un caso gravísimo que espero que no se difunda en la región y el hecho que lo designe ministro de Justicia es un paso atrás impresionante.
-¿Le parece que hay similitudes con la causa de las fotocopias de los cuadernos que lleva adelante Bonadío?
-Alguna similitud hay, no se puede decir que sea lo mismo, indudablemente hay matices importantes. Pero creo que sí claramente corresponde a la misma familia en donde se utiliza la justicia para hacer persecuciones políticas, y eso es muy malo, muy negativo, crea profunda desconfianza en el régimen democrático y a la larga es un fenómeno del cual todos vamos a tener mucho que lamentar.
-¿Cuál es la influencia de Estados Unidos en este proceso?
-Decisiva, porque el juez Moro fue instruido en dos cursos que tomó en los Estados Unidos. Y en segundo lugar Estados Unidos hacía tiempo que venía proponiendo digamos la eliminación del PT como alternativa política en Brasil y Moro le sirvió en bandeja eso, mediante ésta operación que hizo con la cual sacó de carrera a Lula, que tenía una intención de voto del 40%.
-¿Hay una parte de nuestra sociedad que en el fondo tiene una aceptación de estos discursos fascistas?
-No tanto como en Brasil, pero tampoco sería cuestión de golpearnos el pecho y decir que esto acá no va a pasar. No te olvides que acá lo elegimos a Bussi como gobernador de Tucumán, a Patti intendente de Escobar, a Rico intendente de San Miguel. Hay algunos indicios de que hay gente que puede estar en favor de una solución a la Bolsonaro. No es mucho, creo que en Brasil el respaldo social es mucho mayor.
-¿Se ve beneficiado el gobierno de Macri para las elecciones del año que viene con Bolsonaro presidente?
-Es difícil decirlo. Hay que esperar y ver que hace Bolsonaro, porque sus palabras son una cosa y después hay que ver cuáles son los hechos, porque él está sentado sobre una estructura política muy compleja, muy contradictoria y entonces no sacaría demasiadas conclusiones. En principio le favorece porque son de la misma familia política pero después hay que ver cuando se ponen en marcha los intereses concretos, cómo es la cosa.
-Pareciera que los medios hegemónicos están pegando al kirchnerismo con la izquierda trotskista para estigmatizarlos como populistas y violentos y generar una polarización. ¿Cree que esto es así?
-Correcto, por eso hablan del “trosko-kirchnerismo”, y es lo mismo que pasó en Brasil, donde los medios decían que la elección era una elección entre dos extremos. Un extremo izquierdista y un extremo de derecha, cuando en verdad Lula y el PT nunca fueron un extremo sino otra cosa.
-¿Cuál es el camino que debe seguir el proyecto opositor para correrse de esa polarización y de esa figura?
-Eso va a estar en correspondencia con lo que hagan las principales fuerzas de la oposición en este momento. Por supuesto el papel de Cristina ahí va a ser clave, si juega o no juega, cómo juega, si tienen capacidad de traccionar al peronismo, a qué parte del peronismo, cuán importante es. Y si al mismo tiempo puede traccionar otros actores, a una parte del radicalismo alfonsinista que está muy disgustado con este gobierno y un sector de izquierda que va desde los independientes hasta el partido comunista que siempre brindaron un apoyo crítico a Cristina y no veo porque no deberían brindarle nuevamente ese apoyo si se presenta ella como candidata. Pero todavía hay muchas incógnitas por resolver previamente.
-¿Le parece que puede surgir un candidato nuevo de aquí al año que viene?
-Yo no veo mucho; está Agustín Rossi, está Felipe Solá; Rodríguez Saá no ha tenido mucha acogida. No hay mucho para elegir, es más bien poco lo que hay.