_

Hubo cinco perpetuas, una absolución y penas entre intermedias y bajas sobre los 20 represores juzgados este jueves en el sexto juicio de Lesa Humanidad de Mendoza. En estas 19 causas, que llevaron casi dos años de debate, se dictaminó que 86 personas, incluidos niños, sufrieron tormentos, torturas, violaciones y privaciones ilegítimas de la libertad. Siete de ellas permanecen desaparecidas y cuatro fueron asesinadas. La querella aseguró que el fallo del Tribunal cumplió en un “80 por ciento sus expectativas” y promete apelar las penas bajas.
Familiares y sobrevivientes, visiblemente más dolidos por los casos que quedaron impunes, no dejaron que les gane el desánimo y celebraron, al igual que los querellantes, varios puntos de la histórica sentencia. Entre ellos, la declaración de Las Lajas como Centro Clandestino de Detención, y el reconocimiento inédito a que las mujeres secuestradas en el D2 y en el Casino de Suboficiales sufrieron doble violencia: por razones ideológicas y por cuestión de género. También se señaló, por primera vez en la historia, a los niños que se mantuvieron en cautiverio junto a sus madres como “víctimas de lesa humanidad”.
La mayor parte de los condenados son ex integrantes de la Policía de Mendoza que se desempeñaron en el mayor centro clandestino de la región cuyana conocido como el D2. Hubo imputados de la Policía Federal, fuerza por primera vez juzgada en Mendoza, aunque estos percibieron las penas más bajas. Otro grupo de sentenciados correspondió al Ejército, fuerza que desplegó su accionar ilegal en el Casino de Suboficiales y, también de manera inédita, integrantes de la Fuerza Aérea, éstos involucrados en la causa de Las Lajas.
Gran parte de los sentenciados ya viene cumpliendo condena domiciliaria o en prisión común producto de los anteriores juicios de lesa concretados en la provincia.
Perpetuas e impunidad, pero nunca venganza
Alrededor de las cinco de la tarde y a medida que el calor avanzaba, tanto dentro de la sala del Tribunal Oral Federal N° 1 como en las inmediaciones del edificio de Tribunales, el juez Daniel Cisneros se dispuso a leer el fallo. La sala colmada de sobrevivientes y familiares de víctimas esperó en silencio las palabras de los magistrados con pancartas elevadas que reflejaban a contraluz la presencia de sus desaparecidos frente al grupo de los dinosaúricos imputados, la mayoría presente en el recinto y otra parte vía teleconferencia.
Por su parte, un centenar de militantes de los organismos de Derechos Humanos hizo lo mismo en las escalinatas de Tribunales Federales, donde montaron una radio abierta, realizaron un acto y luego se concentraron a escuchar la sentencia que se transmitía mediante una pantalla gigante.
Expresiones de satisfacción, manos apretadas, sollozos, algunos besos y abrazos se hicieron sentir en la primera parte del veredicto desde los asientos donde se ubicaron los familiares y denunciantes. Fue cuando el juez Cisneros, escoltado por sus pares Aldo Walter Piña y Gretel Diamante, leyó las cinco perpetuas.
Estas recayeron sobre Pablo José Gutiérrez, Diego Morales Pastrán y Ricardo Benjamín Miranda, los tres ex miembros de la Policía de Mendoza con desempeño activo en el D2, y en el caso de Miranda, ex jefe Policial de dicho centro clandestino durante 1977. Las dos perpetuas restantes fueron para Alcides París Francisca y Juan Carlos Santamaría, ex agente de la Fuerza Aérea y ex jefe de Inteligencia de la IV Brigada Aérea, respectivamente.
A continuación, siguió la lectura de las penas intermedias que fueron entre los 22 y 4 años de prisión. La única absolución correspondió al ex policía de Mendoza Carlos Luciani, a quien se le dicto la “falta de mérito”.
Hubo dos condenas a 22 años que recayeron sobre el ex militar Carlos Eduardo Ledesma Luna, y el ex oficial de la Fuerza Aérea, Armando Olimpo Carelli. Una única sentencia a 20 años para Armando Osvaldo Fernández Miranda, ex oficial de policía del D2. Dos condenas a 14 años, una para Ramón Ángel Puebla, integrante del Ejército y la otra para Roberto Juan Usinger Serrani, ex policía del D2, reciclado en democracia como el “anticuario de la plazoleta”.
También hubo dos penas de 12 años para los ya juzgados anteriormente Dardo Migno Pipaon, ex oficial del Ejército, y Mario Laporta, integrante de la Fuerza Aérea.
Las penas más bajas fueron para los ex policías Miguel Angel Salinas, Carlos Álvarez y Miguel Ángel Tello que afrontaron condenas de cinco años. Más beneficiosa aún fue la sentencia para Carlos Rico Tejeiro que recibió sólo 4 años y 6 meses de cárcel.
Cabe destacar que Rico integró un cuerpo comando y fue instructor del Grupo Especial de Seguridad que se creó especialmente en el marco del Mundial 78. Según el fiscal Dante Vega, fue partícipe primario en la organización y ejecución de varias desapariciones forzadas y secuestros, como así también organizador de grupos de tareas. Ya en democracia, supo reversionarse como funcionario cuando fue nombrado en 2007 por el ex gobernador Celso Jaque como subsecretario de Justicia.
Penas similares de amables, recibieron los únicos dos integrantes de la Policía Federal imputados en este juicio, José Luis Mirotta y Marcelo León. Estas sentencias causaron el desagrado de los familiares y sobrevivientes, quienes consideran que su participación en el plan de exterminio y de torturas fue ampliamente probado durante el debate.
La querella, encabezada por Pablo Salinas y Viviana Beigel en coincidencia con la Fiscalía habían pedido para León y Mirotta la pena mayor, por lo que ante el descontento de los denunciantes aseguraron que apelarán. “Son penas demasiado bajas que no se corresponden con la calidad de los delitos que el propio Tribunal ha declarado cuando expuso que se trató de crímenes de lesa humanidad en contextos de genocidio”, señaló luego de la sentencia a la prensa el Dr. Salinas.
Tanto Rico Tejeiro, como Mirotta y León gozan de libertad partir de este jueves ya que cumplieron los años de condena recientemente dictaminados por el Tribunal durante el tiempo que llevó el proceso. Aun así, Salinas, se encargó de subrayar que se les ordenó la prohibición de salir del país debido a que se recurrirá al fallo en esta instancia.
Entre los hechos que quedaron impunes en este juicio, y que mayor conmoción provocó a los sobrevivientes y familiares, fueron los asesinatos de Susana Bermejillo y Mario Susso, secuestrados y acribillados cuatro días antes de consumado el golpe de estado en 1976. Por falta de pruebas no puede condenarse a ninguno de los imputados.
Las muertes de Amadeo Sánchez Andía, Víctor Romano Rivamar, Osvaldo Zuin, Carlos y María del Carmen Marín, Ramón Fernández y el profesor Mauricio López, también fueron analizadas en este juicio. Por el asesinato de este último se incriminó directamente al vicecomodoro Juan Carlos Santamaría, punto que celebró la querella.
Graciela Leda, María Beatriz García, Vilma Rúpolo, Silvia Ontivero y Fernando Rule, se suman al gran listado de sobrevivientes y denunciantes que integraron las causas de este sexto juicio de Lesa humanidad en Mendoza.
Pese al dolor de ver a parte de sus torturadores impunes, como el caso de Rico Tejeiro, una vez finalizada la lectura del veredicto, Ontivero sintió la necesidad de acercarse a la prensa y relatar una vez más los tormentos a los que fue expuesta en el D2.
Pero inmediatamente calmó su pesar con un mensaje de justicia: “esto ha sido un ejemplo para el mundo, nosotros nunca los insultamos, nunca nos propusimos secuestrar a su familia, ni quedarnos con sus hijos, ni tirarlos al Carrizal, ni enterrarlos en Las Lajas. Siempre los tratamos con respeto, fuimos a la Justicia, algunas veces nos ha ido bien, otras como ahora no tanto como quisiéramos, pero hemos seguido siempre la vía legal”, se descargó la reconocida luchadora.
Aun con lágrimas en los ojos, pero con la esencia férrea de su existencia, Silvia concluyó: “Argentina es el único país en el mundo que ha logrado hacer los juicios de lesa humanidad. Me voy con eso, con el reconocimiento a la violencia de género y a los chicos que pasaron por el D2 como víctimas de lesa humanidad, incluido mi niño. Me enorgullece haber recurrido a la justicia y nunca a la venganza.”