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José Schulman, militante por los derechos humanos, criticó la decisión del gobierno de habilitar mediante un decreto la intervención de las Fuerzas Armadas en seguridad interior y sostuvo que “el gran cambio consiste en modificar un consenso post dictadura”, que prohibía esto.
El secretario de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre sostuvo en este diálogo con que “desde el punto de vista práctico los mapuches están en la primera fila de los que quieren agredir” y agregó que este decreto “viene a ponerle nombre y apellido a una política que se expresó desde que asumió Macri y ya lleva dos compañeros asesinados, Rafael y Santiago”.
A tres días cumplirse un año de la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado, afirmó que “hay dos verdades inobjetables”, la “impunidad que construyó el gobierno” y “la memoria que sigue viva en nuestro pueblo y no pudieron destruir”.
-¿Cuál es la magnitud de esta decisión del gobierno de habilitar a las FFAA para que intervengan en seguridad interior?
-La decisión es de enorme importancia porque reafirma la voluntad del gobierno de Macri de considerar a los sujetos sociales como enemigos; enemigos potenciales, hipotéticos, y el gran cambio consiste en modificar un consenso post dictadura que prohibía intervenir a las Fuerzas Armadas en el control de las cuestiones llamadas de seguridad interior. Su modificación pasa por adoptar el criterio norteamericano elaborado después del 2001 para encontrar un nuevo enemigo internacional al cual van a definir como el narcoterrorismo. Es un hecho de enorme importancia más allá de que se pueda o no, en estas primeras semanas, suspender su aplicación; porque lo que da cuenta es de un programa político que engloba y ratifica y se articula con un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional de un modo pleno. Macri asume como el delegado de un poder imperial y eso nos aclara el programa, pero nos da cuenta de que detrás de Macri está siempre el gobierno de Estados Unidos y los grupos económicos más concentrados del mundo.
-¿Este decreto le queda a medida para intervenir en los conflictos con los mapuches?
-El concepto de terrorismo está desarrollado por estos poderes y claramente incluye a los pueblos originarios, a las causas medioambientales, a las causas por los derechos humanos, a los gobiernos llamados populistas como el de Venezuela, de Bolivia o la revolución cubana. Ellos no tienen medias tintas y no han dejado de decir una y otra vez que la causa del pueblo mapuche es una causa externa. Han inventado ese absurdo de que el pueblo mapuche es chileno; absurdo porque no conozco a ningún pueblo que se considere parte de otro pueblo. Viene a ponerle nombre y apellido a una política que se expresó desde que asumió Macri y ya lleva dos compañeros asesinados, Rafael y Santiago, y por eso el enfrentamiento con esta medida no puede ser simplemente “no queremos militares en la calle” si no que debe profundizarse y entender lo que significa. Y deben respaldarse cada una de las causas amenazadas, comenzando por la causa del pueblo mapuche y de todos los pueblos originarios y su derecho a vivir en un país que se asuma como pluricultural y plurinacional y devuelva las tierras a quienes las habitaron anteriormente. Desde el punto de vista práctico los mapuches están en la primera fila de los que quieren agredir.
-El 1 de agosto se cumple un año de la muerte y desaparición de Santiago Maldonado, ¿Cómo analiza lo ocurrido durante este tiempo?
-Hay dos verdades inobjetables: una la impunidad que construyó el gobierno para el asesinato de Santiago, y segunda, la memoria que sigue viva en nuestro pueblo y no pudieron destruir. A un año de la desaparición de Santiago el discurso del gobierno es cada vez más insostenible y solo la complicidad de los medios y de los que odian a los pueblos y a los pueblos originarios le puede dar algún respiro. Seguir sosteniendo que Santiago se ahogó por su cuenta y sin ni siquiera dar una explicación de por qué se ahogó es grotesco, y por el contrario la denuncia nuestra de que Santiago fue víctima de un operativo represivo de la Gendarmería que estaba a cargo de la ministra Bullrich, que siempre tuvieron el control operacional del territorio donde se manifestó Santiago, donde fue apresado y donde luego apareció su cadáver; es indiscutible. En este relato hay una parte que no podemos terminar de esclarecer que son las circunstancias exactas en las que falleció Santiago, aunque si sabemos que la causa de su muerte fue congelamiento combinado con ahogo. En los últimos días el estudio que ha realizado el equipo científico de Neuquén, demuestra que con cambiar una o dos variables mínimamente cambia todo el resultado, lo que nos lleva a algo que dije desde los primeros días y es que los cuerpos no hablan y que la verdad se debe investigar por medio de un proceso judicial. Si no fuera así se decretaría que no hay mas juicios penales en los casos de homicidio y los laboratorios dirán lo que pasó. Lo exagero, pero sin embargo en el movimiento popular hay muchos que han dicho que los cuerpos hablan y sobre todo el poder que se agarra con fuerza a esa idea. Los cuerpos dan indicios que deben ser interpretados en un contexto de investigación.
-¿Por qué cree que luego del resultado de la autopsia una parte de la sociedad aceptó la idea de que Santiago Maldonado se ahogó simplemente?
-Hace unos meses volví a discutir con un taxista que me dio toda la explicación exacta de cómo pudieron haber ocurrido las cosas y terminó diciendo de que estaba bien asesinado Santiago porque había ido adonde no había sido llamado. En el caso de este hombre no importaban los argumentos porque estaba convencido de eso. Yo considero que luchar por los derechos de los pueblos originarios es un deber, es un deber patriótico, moral. Pero si pensara todo lo contrario y veo a un policía que le pega a un niño, consideraría no solo que es una mala persona si no que comete un delito; pero jamás pensaría que el niño tiene el derecho de agarrar una pistola y matar a ese policía. No se me ocurriría vincular una cosa con la otra, y sin embargo han logrado deshumanizar a una parte de la sociedad argentina que puede llegar a pensar que cualquier persona que comete una infracción menor, mediana o mayor debe ser asesinada. Estamos en peleas culturales enormes, en la que se combinan discusiones muy puntuales sobre si los mapuches son chilenos o son mapuches y con discusiones civilizatorias sobre el valor de la vida. Y para ver el tipo de discusión podemos mirar el debate sobre el aborto donde vuelven ideas de mil años atrás, negándole a la mujer cualquier vestigio de responsabilidad y de autonomía. En esta sociedad vivimos y en esta sociedad damos esta pelea.
-¿Cree que el final del gobierno de Macri hasta el 2019 va a ser muy conflictivo por el continuo avance contra los derechos?
-No quisiera dar una respuesta rebuscada. Me parece que nunca más que hoy el futuro es de lucha. La lucha es lo único que puede sostener la dignidad del pueblo argentino y mantener la llamita prendida de que las cosas puedan cambiar. No hay nada fácil en estos días, vivimos en un mundo complicado, en una América que está sometida a una recolonización violenta por parte de los Estados Unidos y resistir es un deber ético. No sé si tácticamente, si es bueno o malo; no lo sé ni me interesa. La única opción que tienen los seres dignos hoy es resistir al macrismo, cualquier otra es traicionarse como persona e hipotecar el futuro colectivo y el individual. Nadie vuelve de la claudicación frente a semejante enemigo.