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Gisela cumplió 27 años el 31 de mayo pasado, hoy sus hijos varones tienen 10 y 9 años respectivamente. La más chiquita, apenas una bebé cuando desaparecieron a su mamá, cuatro años. Los nombres de cada uno quedaron inscriptos en tatuajes sobre la espalda de su madre, a la que esperan y buscan de la mano de la comunidad de La Favorita y las organizaciones feministas. Los tres permanecen al cuidado de Ramona, la mamá de Gisela, que se hizo cargo de su crianza junto a otra de sus hijas.
La familia continua habitando en el mismo domicilio que compartían con Gisela, de donde salió la tarde noche del 19 de julio de 2015 para no regresar nunca más. Desde allí impulsan la búsqueda y el reclamo de justicia que iniciaron a partir del primer momento en que empezaron a notar que la chica no volvía a la casa, un par de horas después de haberse ausentado por un rato, con su campera marrón, la calza animal print, sus botitas rosadas y el rodete que agigantaba sus ojos entre pardos y verdes que hoy nos interpelan desde las pancartas: ¿Dónde está Gisela?
Estaba embarazada al momento de su desaparición, era una chica trabajadora que se ocupaba de sus hijos. Cuentan que por esos días estaba empezando un curso de administrativa y que en la vida le tocó realizar algunas denuncias por violencia machista que se agregan como antecedentes en los legajos que yacen en la justicia federal y provincial.
No se dice mucho más porque no hay pistas de qué pudo haberle sucedido, este es un patrón que se repite en las miles de historias de mujeres de barrios populares desaparecidas en todo el país. Pero a las mujeres no se las traga la tierra ni deciden marcharse de un día para otro: el trasfondo es la violencia que agita la cultura patriarcal asesinándolas o secuestrándolas para su explotación psíquica y sexual en redes de trata, y de una justicia que mira para otro lado. Una, dos, tres veces, y más, víctimas del sistema. ¿Dónde está Gisela?
Victoria Pasera, integrante de la Campaña Nacional contra la Violencia Hacia las Mujeres, relata a VCF que además de los pedidos a la justicia para que se agilice la investigación llevan realizados numerosos reclamos de ayuda económica para la familia de Gisela, que sin ella, se quedó además sin el sustento vital para sus hijos. “Durante un tiempo el Ministerio de Desarrollo Social les otorgó un subsidio, pero no fue continuo, al tiempo se los quitó”, explica. Por razones como esta es que desde la organización se propone que la Ley Brisa (destinada a amparar económicamente a hijos de víctimas de femicidio) se amplíe a los casos de mujeres desaparecidas. ¿Dónde está Gisela?
Las causas
En tres años no hubo ningún avance en la investigación. Victoria Pasera detalla que se realizaron solo dos rastrillajes en la zona de los puestos del barrio: el primero recién a los dos meses de la desaparición. “Fue un rastrillaje inconsistente, sin cuerpo de canes, siendo que La Favorita tiene terrenos súper extensos.” Para el segundo, que fue en 2016, se pidió un perro prestado a una organización rescatista, pero se hizo sobre un predio muy limitado.
A lo largo de este tiempo sin Gisela, la familia acompañada por las organizaciones feministas ha emprendido sus propias ´brigadas´ de búsqueda ante la indiferencia estatal sobre la causa. “No hay voluntad de investigar ni tampoco saben cómo buscar mujeres desaparecidas”, reclaman desde la Campaña Nacional contra la Violencia Hacia las Mujeres.
Existen diversas versiones sobre lo que pudo haberle sucedido a Gisela, todas desembocan en una red de trata o un posible femicidio. Sin embargo no hay hasta el momento una pista que sirva para empezar a desenmarañar el ovillo.
El abogado Fernando Peñaloza, querellante también en causa por la desaparición de Soledad Olivera y Johana Chacón, representa a la familia Gutiérrez. Logró que se abran dos causas distintas, una en la justicia provincial y otra en la federal. La primera se encuentra en la Fiscalía de Homicidios a cargo del Dr. Carlos Torres bajo la carátula “Averiguación de paradero”. La segunda, recayó sobre el fiscal Walter Bentos y está caratulada como “Averiguación de denuncia.”
Ambas se encuentran en proceso de investigación. Peñaloza afirma que se van realizando algunas medidas: se espera para los primeros días de agosto ronda de testigos en la causa provincial, y la parte federal se aboca a pedidos de informes. Pero en lo “esencial no hay mayores movimientos”. También se está preparando un nuevo rastrillaje a la orilla de un cerro aledaño a La Favorita.
“Lo cierto es que se han seguido muchas líneas con datos que la familia ha aportado pero no hay información relevante”, declara el abogado.
Las organizaciones feministas que acompañan a la familia temen que el fiscal Torres esté apuntando a cerrar la causa sin terminar de investigar. En este sentido, desde la Campaña Nacional Contra la Violencia Hacia las Mujeres exigen que el Procurador General, Alejandro Gulle, garantice el desarrollo de la investigación con avances concretos. “Pedimos que se aborden efectivamente todas las posibles líneas e hipótesis para poder llegar a archivo, que no es archivar, sino obtener una síntesis de todas las hipótesis y lo que se pueda concluir sobre cada una de ellas”.
Lucha y organización
“El acto público es el único medio que tenemos para mantener viva la memoria y el pedido de justicia”, explica Victoria porque lo cierto es que el caso de Gisela no está en la agenda de medios ni en la política.
Está claro que hay una doble vara para visibilizar y otorgar justicia. La cobertura mediática sobre la historia de Gisela es mínima en comparación con otros casos similares. “Esto ocurre porque las mujeres no importan, pero principalmente porque las mujeres pobres importan muchísimo menos”, agrega la activista.
En este punto, Pasera contó que la amenaza de la trata está fija entre las mujeres de La Favorita. Muchas de ellas han sido rescatadas, sin embargo poco y nada se conoce de esta realidad. Para la joven, la razón de dicho silencio es principalmente la estigmatización: “si las pobres fueron tratadas será porque algo habrán hecho, siempre reina la culpa culpabilización sobre ellas”.
El acto en reclamo de Memoria y Justicia por Gisela se extiende en nombre de todas las mujeres desaparecidas de la provincia, como Johana Chacón y Soledad Olivera que por el ímpetu de las activistas y docentes lavallinas hoy son un bandera contra la trata y los femicidios a nivel nacional.
La actividad política y artística se llevará a cabo este sábado 21 de julio desde las 11 hasta las 14 en la Unión Vecinal de La Favorita (frente al centro de salud Arturo Oñativia). Habrá radio abierta a cargo del programa Cuestión de Mujeres que será retransmitido por Radio La Mosquitera. También se presentarán las músicas de las Percuyanas y la cantautora Camila Millán. La actriz Jessica Echegaray se sumará con un número de stand up. Mientras que las vecinas Paloma y Rocío pintarán un mural alegórico. Quienes asistan podrán llevar sus remeras para que sean serigrafiadas con las proclamas de justicia y aparición con vida de Gisela. Finalmente, la invitación de la Campaña Nacional Contra las Violencias Hacia las Mujeres, propone compartir “un rico guiso feminista” para fortalecer la lucha, por lo que se recomienda asistir con plato y cubiertos.
¿Dónde está Gisela?