Entrevistas // 2018-05-13
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Edgardo Mocca
“La política del gobierno ha entrado en una zona de derrumbe”
El politólogo reflexionó acerca de la situación actual y destacó que “la catástrofe social y económica que se ha abierto en nuestro país es el resultado de una política absolutamente irresponsable”. Agregó que “es la crónica de una muerte anunciada, y lo que murió es la mentira”.


Al analizar los últimos acontecimientos de la economía nacional y sus múltiples implicancias, el politólogo y periodista Edgardo Mocca afirmó que “el hecho real es que la política de este gobierno basada en un irresponsable endeudamiento, en una apertura a todo lo que es la especulación financiera, ha entrado en una zona de derrumbe”.

Aseguró que “es la crónica de una muerte anunciada, y lo que murió es la mentira”. Luego explicó que “cuando las cosas mueren no siempre uno se da cuenta”, y agregó que lo que viene después son “sus consecuencias”, que implican “la catástrofe social y económica que se ha abierto en nuestro país” como “resultado de una política absolutamente irresponsable”.

Entrevistado por Va Con Firma, el docente universitario y analista político expresó que el gobierno “es una máquina de mentir y la mentira tiene un funcionamiento extraordinario, hasta un momento” en el cual deja de tener ese funcionamiento y “ahí se precipita la tragedia de la mentira”.

Para Mocca, “si algo pudiéramos aprender los argentinos de esta, que es la tercera o cuarta etapa de descalabro y derrumbe nacional, es que no queda otra que hacerse cargo de que los argentinos vamos a vivir con lo que podamos hacer desde adentro”.

-¿Cómo ve la situación actual del país con la decisión de volver al FMI?

-El regreso al FMI es parte de una secuencia que creo que en este país, nadie ingnoraba que ése era el camino por el que transitábamos. Una primera cosa para destacar es el derrumbe de una mentira muy grosera, muy alevosa, que hemos sufrido los argentinos. La hemos sufrido todos, no estoy haciendo una diferenciación partisana entre los que votaron o no a la fórmula de Macri-Michetti. Me parece que es un mal momento para los argentinos para pasarnos facturas. Esto es muy parecido a lo que ya ocurrió varias veces en la Argentina, es la insustentabilidad de un proyecto que piensa al país en términos de endeudamiento, de pagar los gastos con las deudas que se toman con acreedores que no son gente amiga. Es una maquinaria capitalista que funciona a nivel global que es hacer dinero con el dinero, en este caso con el dinero que piden los países, que ni siquiera lo piden para desarrollar proyectos sino como un mecanismo que provisoriamente compense el vuelco a una ganancia desmedida de la especulación financiera y del capital parasitario. Los gobiernos neoliberales de Argentina, además de ser parte de ese mecanismo, son particularmente dogmáticos. El empresario Macri estaba convencido de que su solo nombre y apellido alcanzaba para la lluvia de dólares, para las inversiones, para ayudarlo a él a que no vuelva el demonio, que es la manera en que ellos entienden los procesos nacionales, que piensan el país desde adentro hacia afuera y de abajo hacia arriba. Macri creía que como él era de ellos le iban a ahorrar todo esto. Es la crónica de una muerte anunciada, y lo que murió es la mentira. Y cuando las cosas mueren no siempre uno se da cuenta que mueren. Veinte años después uno dice ‘sí’, el día que Macri después de bajarle el ingreso a los jubilados, ese día murió algo en la Argentina. Lo que viene después de una muerte en términos políticos son todas sus consecuencias, lo que estamos viviendo hoy. La catástrofe social y económica que se ha abierto en nuestro país es el resultado de una política absolutamente irresponsable.

-¿Cambiemos, además de quedarse sin estrategia politica, se quedó sin discurso para explicar lo que está pasando?

-Vos podés explicar todo, si te encuentran en una situación extraña, decís ‘esto que viste es un malentendido, es otra cosa’. Siempre hay una parte de este país, que no es mayoritaria, que está con estas cosas en cualquier circunstancia. Que apoyó la tablita de Martínez de Hoz, la convertibilidad de Cavallo, la venta a precio vil de todo lo que los argentinos fuimos construyendo en torno a los servicios públicos, lo aplaudió y lo seguiría aplaudiendo. Hay un momento de estallido, como ocurrió en diciembre de 2001, donde se miran y dicen, ‘yo con esto no tengo nada que ver’, porque la cosa se fue de mambo. Pero en el fondo del alma de una parte de la Argentina, de una parte fácilmente de asociar con los sectores poderosos y con muchas ratificaciones de sectores que no lo son pero les gustaría mucho ser poderosos, y tienen más miedo de los pobres que valoración de su propia situación. Porque cualquiera de esas personas enervadas que dice que la culpa de esto la tiene Nestór o Cristina, a la noche se sienta con su vieja libreta para hacer las cuentas y dice estamos peor que en el 2015. Pero eso es pensar en un ser humano que no existe, porque el ser humano está atravesado por creencias, por deseos, por fantasías que no se reducen a un cálculo de suma y resta. Y el hecho real es que sacando a los sojeros, los mineros, los timberos de las finanzas, el resto del país está peor que hace tres años.

-¿Cree que los medios hegemónicos le soltaron la mano a Macri o se la están por soltar?

-Lo que creo es que no pueden soltarle la mano a Macri porque el fantasma demoníaco del populismo sigue siendo una amenaza, y mientras siga transcurriendo esta saga va a ser cada vez más una amenaza. Lo que Magnetto hizo con De la Rúa no lo puede hacer con Macri, salvo que el establishment tenga preparada una salida política en la que están trabajando febrilmente para construirla con algún nombre pretérito, algún nombre que haga algún tipo de bisectriz imposible. Pero si nadie intentara las cosas imposibles el mundo no sería lo que es. Están buscando una especie de macrismo realista cruzado con peronismo perdonable, como dice Jorge Asís, con el peronismo leal al neoliberalismo. Si encuentran un nombre atractivo, y ya hay más de uno circulando y sometido a las encuestas; si hay un plan B, que se puede llamar María Eugenia Vidal o Roberto Lavagna, según sea el gusto de los consumidores, Macri tiene, no digo los días contados porque para ellos no se trata de forzar un derrumbe que tenga consecuencias imprevisibles, pero tiene fecha de vencimiento. Si Macri hoy no tiene fecha de vencimiento es porque un vencimiento prematuro de Macri podría abrir la caja de Pandora y ellos no la quieren abrir. Entonces critican, protestan, ahora está de moda decir que todo es problema del equipo económico, como si lo hubiera formado Sampaoli. Es un equipo formado alrededor de un idea de país y el fracaso del equipo económico no es el fracaso de un personaje. Eso es todo fantasía, acá el hecho real es que la política de este gobierno basada en un irresponsable endeudamiento, en una apertura a todo lo que es la especulación financiera ha entrado en una zona de derrumbe. Y es muy interesante porque no hay muchas opciones a lo que está pasando. Porque en la variante que está buscando el grupo Clarín y sectores del establishment está la idea de llegar a lo mismo por otro camino. La verdad que esto ya está probado, el camino de Argentina se abre básicamente en dos vertientes. La que se experimentó en los 90 y ahora se está volviendo a poner en acción, y la otra, que es una política que piensa en la Argentina desde el punto de vista del consumo de la gente, del mercado interno, que está llena fallas, de problemas, de contradicciones. Es una experiencia difícil de hacer, de caminar por una senda donde no confiás en el dios dinero como dice el Papa, confiás en tu propia fuerza, en tu propio pueblo, con todas las debilidades que tenemos, pero jugando una variante que es la que podemos poner; la de poner en acción el ingenio, el talento, la productividad, la conciencia de la sociedad. Estos tipos están diciendo ahora que este es un camino muy difícil, pero el difícil es el otro, que en lugar de darle a la maquinita de emitir deuda, trata de apostar al trabajo, al adelanto tecnológico surgido desde adentro, a la comunidad de países que están en tránsitos parecidos a nosotros. Si algo pudiéramos aprender los argentinos de esta, que es la tercera o cuarta etapa de descalabro y derrumbe nacional es que no queda otra que hacerse cargo de que los argentinos vamos a vivir con lo que podamos hacer desde adentro y pensando en nuestro alrededor, en los socios, en los que quieran participar como iguales en una experiencia y no estar hocicando frente a esta gente que siempre promete.

-El otro camino ya se hizo y fracasó.

-Escucho a los funcionarios del gobierno y del FMI y me estremece la idea del eterno retorno, de que estamos volviendo, hasta las mismas palabras se están usando, ‘el país va a ser confiable ante el mundo, estamos financiados hasta del 2020’. Es decir que lograron el objetivo que es financiarse hasta las elecciones del 2019. Estos chicos parecen malos alumnos del colegio secundario, con una vocación por la pavada, por la superficialidad, lógicamente apoyados en una maquinaria de manipulación psicológica con pocos antecedentes nacionales y habría que buscarlos en términos internacionales. Es una máquina de mentir y la mentira tiene un funcionamiento extraordinario, hasta un cierto momento, cuando deja de tener ese funcionamiento extraordinario. Ahí se precipita la tragedia de la mentira. En las redes está dando vuelta el video de De la Rúa diciendo ‘qué lindo que es dar buenas noticias, ahora que nos dieron el blindaje Argentina va a crecer’. Le cambian algunas palabras porque tienen miedo de que a algún memorioso le despierte recuerdos pavorosos, pero esto es lo mismo, agravado porque la Argentina hizo una experiencia distinta.

-¿Cómo ve a la oposición de acá al 2019? ¿Cree que se puede dar un proceso de unidad?

-Tengo confianza y apuesto a la unidad y a la posibilidad de generar una amplia dinámica electoral que ponga en el centro la cuestión principal que es sacarse de encima este desastre. El único problema de la unidad, el único límite es que nos vendan el mismo perro con collar diferente. Si las formas y los contenidos con los que se arma la unidad son claros yo no tengo ninguna duda de que esa unidad es posible y ganadora. Frente a este tipo de situaciones, los sectores que quieren llevar al país por los mismos caminos que Macri pero con otras caras, no están sentados en una silla, están operando de modo activo. Y ahora la moda es decir hay que salirse de las ideologías, ni el neoliberalismo fanático de Macri y ni el populismo extremo de Cristina. Y acá no hubo ningún populismo extremo, yo te diría que mucha gente que conozco, y me incluyo, hubiéramos sido partidarios de algo más enérgico en algunas cosas. Por ejemplo no puede ser que los sojeros liquiden sus ganancias en dólares cuando se les ocurre; eso no es vivir en un país, eso es ser un país dentro de otro país. Sin embargo lo hicieron durante la época de Cristina, no pudimos evitar que lo hicieran. Y otra cantidad de cuestiones que no fueron tocadas, que no fueron transformadas, porque las relaciones de fuerzas en las que estábamos no lo habilitaban o porque no se vio la necesidad por razones que en un largo tiempo histórico se irán averiguando. Pero acá no hubo nada de extremo, lo único extremo de acá es que los salarios subían un poquito más que la inflación, eso ya para los muchachos estos que están ahora, es un atentado. Que los pibes tenían una computadora para poder aprender las mismas técnicas que aprenden los chicos de las clases altas y que había paritarias sin techo. Son cosas bastantes elementales, llamar a eso ideología extrema es un poco irresponsable. Eso más bien es un razonamiento de gente con la panza llena que no le importa nada de lo que ocurre fuera de las fronteras estrechas de su casa, de su country o de su propiedad. A mí me parece que el proyecto de Néstor y Cristina fue un proyecto moderado, equilibrado, donde los ricos y los patrones ganaban mucha plata, y los que estamos del otro lado no la veíamos pasar sin nada, teníamos cosas de las que alegrarnos. Y eso produce un odio que tiene viejas fuentes en la Argentina, que tiene la cara de Eva Perón, de los impresentables que nunca debieron tener nada, que se creyeron que podían comprarse plasmas y se compraron celulares, ese resentimieto de odio de clase furibundo hace que se vea al kirchnerismo como una variante extremista de la política.


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