Entrevistas // 2017-09-16
_
Hernán Brienza
“Macri prometió cambiar lo malo y dejar lo bueno, e hizo lo contrario”
El historiador y periodista se refirió a las promesas incumplidas del presidente. Afirmó que “hay una cacería al kirchnerismo que no se ha visto en ninguna época” del país, y que “los medios comerciales hacen publicidad del gobierno”. Hoy a las 11 presenta en Neuquén su libro “Urquiza, el salvaje”.


Hernán Brienza destacó que el presidente Mauricio Macri no cumplió con “las promesas de campaña” y que los argentinos “están esperando ese llamado a la unidad” que expresa cuando habla de unir a los argentinos, y además esperan “una profundización en la democratización de la calidad institucional”.

“Prometió que iba a cambiar lo malo y dejar lo bueno, e hizo todo lo contrario”, indicó en diálogo con Va Con Firma el historiador y periodista que llega a Neuquén para presentar su último libro. En la entrevista afirmó también que “ la lógica amigo enemigo”, lejos de “ser aplacada por el macrismo fue profundizada y brutalizada”.

Sobre la posibilidad de generar un pacto social en el país, sostuvo que “las clases dominantes tienen una imposibilidad de construir un país que sea integrado”, porque “están más preocupados por su propio dominio que por la construcción de un país que sea relativamente vivible”.

Brienza presenta hoy a las 11 en el salón de AMUC, avenida Argentina 1525 de la capital neuquina, su libro “Urquiza, el salvaje”, sobre el cual dijo que “es un líder federal que constantemente busca la unidad nacional y en alguna medida lo logra”.

-¿El presidente Macri viene a unir a los argentinos, como promete en su discurso?

-El peor error que cometió Macri es haber fracasado en sus promesas de campaña. Los argentinos todavía están esperando ese llamado a la unidad, una profundización en la democratización de la calidad institucional. Mauricio Macri, que prometió que iba a cambiar lo malo y dejar lo bueno hizo todo lo contrario, dejó todo lo malo que había y cambió lo bueno. Me parece que todavía hay espacio para pensar una Argentina que salga de este atolladero en donde el presidente nos metió, que es de la mayor violencia, de enfrentamiento. Los argentinos estamos enfrentados hace 150 años o más, casi desde el 1820, estamos enfrentados en dos países que están en un empate hegemónico constante. El problema es que la lógica amigo enemigo que instaló de alguna manera el kirchnerismo en términos discursivos, lejos de ser aplacada por el macrismo fue profundizada y brutalizada. Hoy prácticamente hay una cacería al kirchnerismo que no se ha visto en ninguna otra época en la Argentina. Ayer (por el jueves), la ex presidenta en la entrevista decía que su gobierno era democrático y se podía decir cualquier cosa. Hoy si hacés un tuit contra el presidente corrés el riesgo de ir preso un mes. Y eso habla, no de una dictadura, sino de un descenso en la calidad democrática de las instituciones argentinas. Y ahí hay que calibrar bien las críticas y el análisis sobre la gestión de Mauricio Macri, en las promesas incumplidas y en esa sintonía de baja calidad respecto de la democracia.

-¿Es posible instalar estos debates con los medios de comunicación actuales?

-Los medios están allí para hacer publicidad del gobierno, hoy son órganos de difusión del gobierno nacional. Lo cual habla también de una baja en la oferta informativa para los ciudadanos comunes. Antes en la Argentina había, por ser muy esquemático, dos formas de comunicar: la de los medios cercanos al gobierno del kirchnerismo y la de los medios opositores, que eran los medios comerciales. Hoy, tanto los medios comerciales como los medios públicos están en manos del gobierno nacional, por lo tanto no hay voces que se puedan escuchar con la misma intensidad que se escuchaban antes. En eso pierde el ciudadano, porque apenas puede conocer una sola campana y esa campana es la que lo manipula. Esto lo digo en términos democráticos, no en términos ideológicos. Dos opiniones siempre son mejor que una.

-¿Como analiza la entrevista a Cristina Kirchner en el portal Infobae? ¿Cree que vale la pena que brinde estas entrevistas en estos grandes medios?

-El kirchnerismo tiene un problema y es que ha quedado encerrado en sí mismo y le habla a su propio público. Entonces, saltar y generar hechos comunicativos como el que hizo Cristina es una buena táctica. Cristina tiene, salvo su carácter, todo para ganar cualquier mano a mano discursivo con cualquier periodista de la Argentina. Cuando se enoja pierde, y creo que lo que hizo ayer (por el jueves) fue justamente no enojarse y por eso ganó. Yo creo que sobreactuó un poquito la tolerancia, pero ese ejercicio de autogobierno la muestra diferente y reinventada. Envió algunas señales políticas al peronismo, dijo 'yo voy por afuera pero soy peronista', y allí hay una clara indirecta hacia los sectores del PJ. Ella planteó que posiblemente no sea candidata, por lo tanto ahí están pensando o están armando de qué manera se produce un frente de unidad, con Cristina como principal promotora pero no como figura excluyente, y eso también es interesante. Y también la mirada autoreflexiva y autocrítica, de pedir perdón por las cadenas nacionales y esas cosas, que para la sociedad es importantísimo, aunque para mí no significan nada. Pero si la gente necesita que la ex presidenta diga que las cadenas de televisión no estaban bien, que ella lo diga me parece que está dentro de las reglas de juego.

-¿Cree que la única forma de ganarle a Mauricio Macri es con la unión del campo popular? ¿Se puede dar esa unión?

-Solamente es posible con la unión del campo popular pero no sé si es posible esa unidad. Conociendo el peronismo creo que es posible, pero va a ser un parto hasta un ratito antes del cierre de listas.

-Usted dijo en una entrevista que el liberalismo conservador no tiene la capacidad suficiente para generar en nuestro país pactos sociales. ¿Existe la posibilidad de generar un pacto social en la Argentina?

-Por ahora no. Creo que Urquiza demuestra la imposibilidad de ese pacto porque intenta todo el tiempo pactar con Mitre, con Buenos Aires, para ser un país más organizado y más igualitario en términos de la democratización geográfica de la Argentina, y la Buenos Aires porteña, liberal y unitaria nunca quiso pactar con las provincias. Y eso es una característica que se repite a lo largo de toda la historia. El orden conservador no pactó. Pactó la ley Sáenz Peña después de tres revoluciones. Pero no pactó en la década infame, no pactó en el ‘55 con el peronismo, no pactó en el ‘76 y no está pactando tampoco ahora. En Argentina parece que las clases dominantes tienen una imposibilidad de construir un país que sea integrado u homogéneo. Están más preocupados por su propio dominio que por la construcción de un país que sea relativamente vivible.

-¿Qué resalta de la figura de Urquiza y qué trabaja en su libro sobre este político?

-Es un personaje que está atrapado en las líneas internas de la historia y tendría que haber sido mucho más reivindicado por la narración histórica, pero por su comportamiento desde (la batalla de) Pavón hasta su muerte, sus seguidores han abandonado la tarea de rescatar su memoria, así que eso quedó en manos de sus enemigos, quienes tampoco quisieron darle demasiada importancia. Urquiza tiene la facultad de tender diagonales entre los dos partidos, el unitario y el federal. Es un líder federal que constantemente busca la unidad nacional y en alguna medida lo logra. Es el que sanciona la Constitución, es el que construye una confederación con capital en Paraná, fuera de Buenos Aires, y eso lo hace un personaje histórico que debe ser tratado con cierta madurez. Donde no haya buenos y malos sino simplemente hombres y mujeres que sean capaces de ser repensados. El libro intenta tener esa lógica de equilibrio donde Urquiza es hasta bueno y malo al mismo tiempo.  


/ En la misma sección
/ Entrevistas
Silvio Rodríguez: “Si en 60 años no pudimos desarrollar una creatividad que supere el bloqueo, estamos mal”
/ Entrevistas
‘Corte’ de Igor Marojević: La novela que mezcla a Hugo Boss, la segunda guerra mundial y los Balcanes.