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Emmanuel Álvarez Agis explicó que económicamente “seguimos peor que en el 2015” y señaló que nos estamos recuperando “porque el gobierno discontinuó las políticas que nos llevaron a la recesión” aunque con “la pauta fiscal autoimpuesta”, “los aumentos de tarifas” y “un intento de paritarias”, “este período de crecimiento se va a interrumpir y vamos a volver a tener una economía que trastabille”.
El ex viceministro de Economía del gobierno de Cristina Kirchner, aseguró en este diálogo con , que el empleo que generó el gobierno es “de peor calidad y de peor remuneración” que los puestos de trabajo que se perdieron en 2016; y destacó que “tarde o temprano, cuando las condiciones comerciales o financieras externas empeoren, nos va a cortar la canilla de los dólares y la economía va a tener que ajustar fuertemente para abajo”.
En cuanto al caso Maldonado, Álvarez Agis indicó que “en este tema no debería haber grieta” y sostuvo que “lo que le genera una crisis política, ya no local sino internacional al gobierno” es que “durante todo este tiempo lejos de querer que aparezca Santiago Maldonado intentó cubrir a la fuerza que está sospechada de haberlo desaparecido”.
- ¿Considera que hay un crecimiento económico como indica el gobierno o es un relato?
- Lo que está pasando con la actividad económica es que estamos empezando a estar mejor que en el 2016, aunque seguimos estando peor que en el 2015. En 2016 la economía tuvo una recesión más o menos de 2,5 puntos del PBI; hoy nos estamos recuperando pero estamos todavía por debajo del 2015 en la mayoría de las variables. El punto es entender por qué nos estamos recuperando y es porque el gobierno discontinuó las políticas que nos llevaron a la recesión, durante el primer semestre del año no devaluó, durante el segundo y el tercer trimestre dejó de subir las tarifas y a partir de principios de año dejó de ajustar el gasto público y empezó a aumentarlo. Eso empezó a sacar la economía de la recesión y ante la pregunta de si esto va a durar, cuando uno mira la pauta fiscal autoimpuesta que tiene que cumplir el gobierno para el año que viene, los aumentos de tarifas que quedan en cartera para el último trimestre del año, y un intento de paritarias que va a tener que estar en línea con la pauta inflacionaria del Banco Central; me parece que este período de crecimiento se va a interrumpir y vamos a volver a tener una economía que trastabille.
- En un documento reciente, usted hablaba de la importancia de monitorear el empleo y el déficit externo, ¿Qué está ocurriendo con estas variables?
- Son claramente los puntos flojos, el empleo en términos tanto coyunturales como estructurales y el déficit en términos estructurales. El empleo, porque ha habido un fuerte deterioro de la calidad del empleo, la economía recuperó más o menos 170.000 puestos de trabajo respecto de lo que había destruido en 2016 pero tres cuartas partes se explican por la modalidad del monotributo. Una modalidad que en general tiene salarios más bajos que el sector registrado y tiene peores condiciones; porque no tiene aguinaldo y se puede interrumpir en cualquier momento. Lo que hay es una economía que ya está en los niveles de producción previos a la recesión pero que los produce con un tipo de empleo de peor calidad y de peor remuneración.
- ¿Y el déficit externo?
- Es un problema más estructural que de coyuntura, porque coyunturalmente está pudiendo financiar su agujero en dólares; y la pregunta es si lo que estamos financiando es un salto al desarrollo económico o es la próxima crisis económica. Porque ninguno de los parámetros relevantes de la economía argentina en su capacidad de generar dólares en el futuro ha cambiado en estos primeros meses de gestión. Argentina está tomando a raíz de 20.000 millones de dólares de deuda externa por año y las exportaciones siguen clavadas en 5.000 millones de dólares al año. La Argentina no está mejorando su capacidad de generar dólares comerciales. Entonces tarde o temprano, cuando las condiciones comerciales o financieras externas empeoren, nos va a cortar la canilla de los dólares y la economía va a tener que ajustar fuertemente para abajo.
- En cuanto a los Lebacs que batieron un récord esta semana, ¿Cómo analiza esta situación?
- El costo que paga Argentina para que los argentinos puedan comprar toda la cantidad de dólares que quieran en el momento que quieran es una tasa de interés que hace prohibitiva la producción. Hoy estamos con una tasa de interés del 26,5% anual y con una inflación que si uno mira para adelante probablemente va a estar entre el 19% y el 20% anual para los próximos doce meses. Lo que tenés es una tasa de interés que en términos reales es fuertemente positiva, lo cual implica que cualquier productor a la hora de hablar en cantidades tiene que destinar un 6% de su producción para pagar intereses, neto de la inflación. Entonces es muy costosa la producción y la financiación de la producción en la Argentina, lo que le está poniendo un techo a la posibilidad de la recuperación de la actividad. Mientras Argentina decida transitar por este tipo de esquema económico, donde hay una apertura financiera que es prácticamente total, va a tener que pagar una tasa de interés que tanto en términos internacionales como locales es muy alta.
- Los empresarios de la Unión Industrial Argentina pidieron esta semana bajar el costo laboral, cree que el gobierno va avanzar en una reforma laboral como en Brasil?
- Argentina tendría que mirarse en el espejo internacional para ver qué modelo de país quiere. Escucho que Argentina tendría que tener el nivel de costo laboral de un país como Perú donde los impuestos sobre la nómina salarial son más o menos la mitad de lo que son en la Argentina. Argentina tiene una carga impositiva sobre los salarios del 35%, que son los aportes y las contribuciones, mientras que Perú tiene una carga del 17%. Argentina con ese porcentaje, tiene 35% de informalidad laboral y Perú con la mitad de impuestos al trabajo tiene casi el doble de informalidad laboral, con lo cual esta receta que dice que si bajas los impuestos al trabajo entonces permite que se genere más empleo, y que baje la informalidad y que mejore la calidad del empleo está bastante refutada por la experiencia internacional. Y si la idea es bajar el costo laboral no bajando los impuestos sino directamente bajando los salarios o a través de una devaluación, que es una manera indirecta de bajar los salarios, el destino que nos espera es una nueva recesión porque lamentablemente para las intenciones de algunos, tres cuartas partes de nuestro empresariado vive de los salarios argentinos, porque dedican su producción al mercado interno. Entonces hay sólo una cuarta parte de nuestro sector productivo que se dedica a la exportación, para los cuales el salario es sólo un costo. Para la inmensa mayoría de la industria el salario es una fuente de ingreso. Esas propuestas increíblemente, a veces son incluso negativas para los mismos que las proponen.
- Macri dijo que crece la industria y la construcción. ¿A qué sectores beneficia este crecimiento?
- La industria que está creciendo es la relacionada a los sectores primarios de la economía y la construcción ahora empezó a crecer porque el gobierno decidió que empiece a crecer, ya que paró de ajustar fiscalmente en materia de obra pública y empezó a realizar obra pública de carácter electoral. La impresión que uno tiene cuando mira los números o las proyecciones presupuestarias para el año que viene es que esa obra pública se va a discontinuar, con lo cual la construcción va a tener un desafío para crecer. Hoy crece también una parte importante por el estímulo que está teniendo el crédito y el crédito hipotecario, pero arranca muy baja como para ver que ese proceso este consolidado. La estructura productiva argentina se está encaminando hacia una economía que tiene su énfasis en el sector primario, en el sector de servicios públicos básicamente por las rentabilidades que están permitiendo estas tarifas de servicios públicos, y el sector financiero. El gran problema de esto es que una economía que sólo crece en esos sectores no genera los niveles de empleo que necesita Argentina para mejorar la situación de los trabajadores y sobretodo del mercado interno y de la industria que produce para el mercado interno.
-¿Cómo analiza el caso de Santiago Maldonado?
- Creo que en este tema no debería haber grieta. Lo que debería haber es un gobierno, una oposición y una sociedad civil todos trabajando mancomunadamente para tratar que Santiago Maldonado aparezca. El gran problema es que el único actor que no quiere generar ese escenario, o por lo menos en un principio no lo quiso generar y ahora se está dando cuenta de su error, es el gobierno. Y además uno tiene la responsabilidad del lugar donde le toca estar. El responsable número uno de esta situación es el gobierno a quien nadie está culpando por la desaparición de Santiago Maldonado, sino que la culpa que tiene el gobierno es en la reacción que ha tenido a partir de la desaparición. La confianza ciega en la Gendarmería, las operaciones o los intentos de desacreditación de la persona de Santiago Maldonado; da la impresión que si Santiago Maldonado tuviera cierta actividad o ciertos intereses políticos no sería tan grave la situación en que estamos, cosa que hay que rechazar de plano. Me parece que eso es lo que le genera una crisis política ya no local sino internacional al gobierno, porque dio toda la impresión que durante todo este tiempo lejos de querer que aparezca Santiago Maldonado intentó cubrir a la fuerza que está sospechada de haberlo desaparecido. Nunca es tarde para corregir el rumbo, pero en estas cosas cualquiera sabe que las primeras horas, los primeros momentos son centrales para que se encamine una buena investigación que permita determinar que pasó. El reclamo es que aparezca con vida y que se investigue sin presuponer la inocencia de la fuerza porque es muy paradójico que la ministra Bullrich sepa que la Gendarmería no lo desapareció pero que no sepa qué le pasó a Santiago Maldonado. Es increíble que sin saber qué pasó sabe lo que no pasó. Hay que corregir rápidamente eso, y esto no es un tema de ministros ni de personas, es un problema que está en cabeza del presidente y quien tiene que cambiar la aproximación a esta cuestión es el presidente porque los ministros son simplemente brazos ejecutores del presidente.