Entrevistas // 2017-09-04
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José Schulman habla del caso Maldonado
“El juez y la fiscal están bajo el chantaje del gobierno”
El secretario de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, quien fue preso político en la dictadura, dijo que el “Estado creó un discurso falso para encubrir y desviar la atención” sobre lo ocurrido al joven desaparecido. Advirtió que si “la lucha popular” no lo hace retroceder, “el gobierno va a ir por más, más y más”.


El militante por los derechos humanos José Schulman, secretario de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH), afirmó que no tiene la menor duda “sobre lo que ocurrió” con Santiago Maldonado, ni tampoco sobre que el juez que investiga la causa, Guido Otranto, y la fiscal Silvina Avila, “están bajo la presión o el chantaje o aceptaron trabajar para la mentira del gobierno”.

A raíz del caso que conmueve al país, la mencionada organización no gubernamental y otros referentes y abogados, presentaron la semana pasada una denuncia penal por “encubrimiento de desaparición forzada” contra el presidente Mauricio Macri, varios de sus ministros y la cúpula de Gendarmería.

Schulman, quien fue preso político durante la última dictadura cívico militar, afirmó en diálogo con Va Con Firma que “el Estado, al mismo tiempo que perpetró el delito de desaparición forzada, creó un discurso falso para encubrir, para negar, para desviar la atención sobre lo realmente ocurrido”. Sostuvo además que “alrededor de la discusión sobre Maldonado, está la discusión sobre qué sociedad queremos los argentinos”.

-Desde la LADH denunciaron penalmente a varios funcionarios del Ejecutivo y la cúpula de Gendarmería por encubrimiento. ¿Cuáles son las principales razones?

-La denuncia arranca del propio mecanismo represivo en donde el Estado al mismo tiempo que perpetró el delito de desaparición forzada, como es de costumbre; al mismo tiempo creó un discurso falso para encubrir, para negar, para desviar la atención sobre lo realmente ocurrido. Estaba presente el jefe de Gabinete de Patricia Bullrich, y lo negaron con argumentos bastante grotescos, como decir que estaba en Bariloche, que salió a dar una vuelta, vio a un gendarme amigo y bajó a saludarlo. En el momento de la detención de Santiago no libraron la correspondiente acta de la detención y ni siquiera cumplieron el protocolo de Gendarmería de filmar íntegramente el operativo puesto que filmaron solo una primera parte. Pero luego de que se instala la denuncia de la desaparición forzada de Santiago el operativo adquiere la característica de una enorme operación de inteligencia, de lo que se llama modelar la opinión pública, mentir, posverdad. Hay ahora diversos intentos de dar cuenta de este fenómeno de que los estados, como hace Donald Trump y sus jefes de prensa, que directamente mienten descaradamente y tienen tanto control de los medios y tanta subordinación de periodistas corruptos que cobran para mentir, que consiguen durante un tiempo cierto éxito. Hemos denunciado eso, aportamos 40 links con afirmaciones falaces de los miembros del gobierno y de Gendarmería. Por ley, la Gendarmería no puede actuar autónomamente, por lo tanto es imposible que se diga que actuó sin orden de sus superiores.

-¿La orden tendría que haber sido del juez o de la ministra?

-La orden la recibió de la ministra por medio de su jefe de gabinete. Nosotros somos un organismo de derechos humanos que tiene 80 años, yo estuve dos veces secuestrado durante la dictadura, trabajé durante la dictadura recogiendo las denuncias de las Madres, hace 12 años que estamos en los juicios. Nosotros nos guiamos por la verdad, no por los papeles. La verdad está en los hechos, en los testimonios de los compañeros, en el testimonio, cuando hay, de los sobrevivientes. Y los papeles están hechos para eso, para engañar, para distorsionar, así que nosotros no le prestamos demasiada atención a lo que diga el juez o la fiscal. Algunas veces, muy pocas, los fiscales y los jueces dan cuenta de la verdad, en cambio nosotros defendemos la verdad siempre. Si la dice el juez mejor. Si no la dice, quien queda en la historia como un mentiroso es (el juez de la causa Guido) Otranto. La verdad siempre sale a flote, hemos esperado 10 o 15, y a veces hasta 40 años, y la verdad siempre triunfa. En este caso no tenemos la menor duda sobre lo que ocurrió, y ni siquiera tenemos duda sobre que Otranto y la fiscal están bajo la presión o el chantaje, o aceptaron trabajar para la mentira del gobierno.

-¿Qué similitudes ve con los procedimientos de la dictadura militar?

-Las desapariciones forzadas ni siquiera nacieron con la dictadura militar, vienen de antes, es una práctica de las fuerzas represivas de la Argentina de muchos años. Con el golpe del año ‘30 hubo desaparecidos. En 1955, un médico comunista muy conocido, Juan Ingalinella, de la ciudad de Rosario, fue detenido por la Policía, asesinado y su cadáver lo tiraron al río y no apareció nunca. Ese caso fue la primera vez que se logró condenar a los asesinos sin el cuerpo de la víctima. El modus operandi es exactamente igual, es una detención ilegal, en la cual no se deja constancia, algo ocurre, que puede ser que esté planificado o no. En este caso no estaba planificado el final de esta operación pero sí el comienzo, y después que algo ocurre se decide que no queden evidencias. Son 30 días, parecería poco, pero sin embargo es mucho. Hablo de la realidad, no de lo que quisiéramos que sea. La situación es muy grave porque el gobierno desoyó todas las exhortaciones que le hicimos de que dejara abierta, a propósito le rogamos, que dejara abierta alguna posibilidad para que pudiera desandar el camino, y el miércoles (el jefe de Gabinete Marcos) Peña cerró todas las posibilidades. Aun cuando quisieran, ya no tienen modo de volver atrás. Sé que lo que digo es odioso. Paren dos minutos a pensar y se darán cuenta de que no hay posibilidad de volver atrás. Salvo que alguien crea que Santiago se perdió y está en una cueva cuidado por los lobos...

-¿Por qué dice que Peña cerró las puertas?

-Cuando él vuelve a negar la participación de la Gendarmería, cuando vuelve a negar la participación de Noceti (jefe de gabinete del ministerio de Patricia Bullrich), cuando vuelve a pararse en el lugar de que no saben nada, que no existen posibilidades de que lo tenga la Gendarmería, por eso cierra las puertas. Porque si hubiera dicho que están investigando, que tienen alguna pista, uno podría decir que tienen alguna idea de hacer algo. Yo creo que el único modo de transformar la realidad es mirarla de frente y al mismo tiempo digo que no hay ninguna realidad que no se pueda transformar. Hemos tirado abajo una dictadura, ¿no vamos a tirar abajo esto? Por favor. Hemos estado más solos que los perros en el ‘77. Ahora hay muchísima gente caminando por todo el país, y eso significa mucho.

-¿Cómo analiza la reacción de la sociedad argentina en el caso Maldonado?

-En la medida en que fuimos derrotando la mentira la sociedad se va comportando como es su tradición, humanista y comprometida con los derechos humanos. Hay una parte que todavía está sometida al engaño, pero veo que va cambiando y que estas cosas tienen un efecto bola de nieve y toda la gente que hubo en la marcha (del viernes) va a ayudar a que otros entiendan y piensen y va a ir creciendo. El gobierno se auto-encerró, es un problema de ellos, se quedarán con la minoría de minúsculas personas egoístas y clasistas y elitistas, llenas de odio y odio, pero que no representan al pueblo argentino. Ni siquiera representan a los que votaron al Pro en todo el país. Esta es la pelea, y a pesar de ser judío, en la biblia dice “si Dios está de nuestro lado, no hay que temer a nadie”. A mí me gusta decir que si la verdad está con nosotros, ¿quién podrá con nosotros? La verdad está con nosotros, no hay que tener miedo a nada y hay que estar decididos a defenderla, y sabiendo que con la verdad siempre vamos a derrotar a la mentira.

-¿Cómo analiza este contexto que genera el gobierno para intentar sacar a la Gendarmería a la calle, de querer instaurar la ley antiterrorista, o lo que sucedió en Córdoba con los allanamientos a organizaciones sociales?

-Está articulado, es un modo de pensar el conflicto social. En vez de pensarlo como la expresión de un problema la piensan como una acción terrorista y la quieren resolver con represión. Y alrededor de la discusión sobre Maldonado está la discusión sobre qué sociedad queremos los argentinos. En esta situación nadie puede decir que es neutral. Cada uno tiene que decidir si quiere vivir en una sociedad policial, donde los chicos ni siquiera discutan en el aula lo que pasa en la calle, o si quieren vivir en una sociedad moderna, donde las personas son sujetos y tienen derechos, y los niños son ciudadanos que tienen derechos. Y en esa pelea el gobierno ha optado por un modelo integral que incluye la desaparición forzada y la negación de los espacios democráticos para los ciudadanos. Pero hay un gran número de argentinos que queremos vivir en libertad, en democracia, decir lo que pensamos, pensar solos, aprender de nosotros. Armando Tejada Gómez, un gran poeta, decía “esta es la historia de los siglos, el hierro será el hierro pero el lirio es el lirio”.

-¿Cree que el gobierno cruzó un límite con la desaparición forzada de Maldonado y ya no tiene vuelta atrás?

-Hay que hacerlo retroceder con la lucha popular. El gobierno por su cuenta va a querer ir más y más y más.    


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