En la tercera jornada de debate oral, nuevos testigos aportaron sus declaraciones en la causa que juzgó el travesticidio de Melody Barrera el 29 de agosto de 2020. Melody fue acribillada de seis disparos.

El único imputado es Darío Jesús Chaves Rubio, por entonces oficial de la Policía de Mendoza. Las testimoniales iniciaron este martes, se extendieron este miércoles y se espera terminar de presentar el material probatorio este jueves.

El primero en declarar fue un conductor de Cabify, otrora taxista y remisero. El conductor, por estar enfermo, declaró de modo remoto y contó al jurado popular lo mismo que había declarado el 1 de septiembre de 2020.

Al enterarse del asesinato de Melody, a través de los medios, el chófer conjeturó: “Me di cuenta de que pude haber charlado con el autor del hecho y me contacté para aportar datos”.

En el mismo relato, el conductor de autos rentados expuso que se cruzó con Chaves Rubio a unas cuadras de donde Melody se encontró con otras trabajadoras sexuales.

Al encontrarse, el testigo dijo que el policía le expresó: “Estos travestis de mierda me tiraron gas pimienta en la cara”, y le manifestó que buscaría un arma para “cagarlo a tiros”. Asimismo, en su declaración comentó que Chaves Rubio le expuso su preocupación sobre lo que le diría a su esposa.

Además, narró que, al encontrarse con el imputado en un estado alterado y ante sus dichos, le expresó: "Calmate, no es para tanto que te hayan tirado gas pimienta".

También declaró este martes el oficial de Policía de la Comisaría 31 de Guaymallén que patrullaba la zona la madrugada del asesinato de Melody.

El policía contó que recibió el aviso de posibles disparos en la zona de Correa Saa y Alberdi, alertados por un vecino. Al llegar, constataron que en Correa Saa y Costanera se hallaba una persona tirada boca abajo siendo auxiliada por otras personas.

Al momento del aribo de los patrulleros, Melody aún estaba con vida, por lo que dio aviso al Servicio de Emergencias Coordinado para que la asistieran. En el mismo acto, un vecino del lugar informado a los patrulleros que vio un vehículo azul o celeste, posiblemente un VW Bora.

Tras la declaración del patrullero, fue el turno de testificar de quien fuera titular de la División de Homicidios de la Policía de Mendoza al momento del asesinato de Melody Barrera. El jefe de Homicidios arribó al lugar del hecho y verificó la muerte de la joven.

A la vez, indicó que sus tareas en el sitio consistieron en preservar la escena para que trabajara, a posteriori, Policía Científica. Al hacerlo, encontré vainas de una pistola, que luego se encontraron con una 9 mm, y la presencia de cámaras de vigilancia en la zona.

Por la certeza de los disparos, desde el primer momento, se especularon con que quien los hubiera hecho era alguien de alguna fuerza de seguridad, operando para disparar. Es que disparar no es tan sencillo, mantener el pulso y la postura implican un ejercicio previo y capacitación.

También, el comisario repasó que el uso de un arma de fuego reglamentaria es el último recurso. Al hacer uso de su arma reglamentaria, un policía tiene que dar aviso al 911, denunciar que la uso y entregar el arma a las autoridades.

Sin embargo, tal protocolo no se respetó, por lo que Chaves Rubio infringió varias partes de la ley 6722, que es la que regula y reglamenta el funcionamiento y organización de la Policía y sus atribuciones y responsabilidades; y el uso o robo del arma reglamentaria de sus oficiales.

Además, el responsable de la División de Homicidios repasó la formación en tiro de los futuros policías, desde el primer momento de su capacitación: “Los someten a situaciones de estrés para adaptar su carácter”, comentó, a la vez que subrayó: “Siempre hay algún medio de disuasión” , en lo que se refiere al uso del arma.

También, dijo que la pistola 9 mm “está hecha para herir”, pero dependiendo de la posición del tirador y los lugares de impactos, en caso de tratarse de zonas vitales, provoca la muerte. En el caso de Melody, recibió seis disparos, 4 de ellos en la espalda, en zonas vitales.

En lo que a materia balística corresponde, también el inspector oficial de la Policía Científica, miembro de la División Balística Forense, a cargo del examen del arma aportó su testimonio y dio precisiones sobre el funcionamiento, carga, descarga y uso de la pistola calibre 9 mm.

El policía científico explicó detalladamente el proceso de carga, dio detalles de los tres seguros que la pistola incluye y comentó que en su tarea científica comprobó que las seis vainas recogidas de la escena del crimen se correspondían positivamente con las pruebas realizadas sobre el arma que posteriormente le fue entregada para su análisis: la pistola 9 mm de Chaves Rubio.

Entre los testimonios de la mañana de este miércoles, se contó también con el de una testigo, quien es ahora peluquera, pero en agosto de 2020 ejercía el trabajo sexual y era compañera de Melody Barrera.

La testigo expuso los riesgos que corren como trabajadoras sexuales, por eso armaron una red en las que se avisaban patentes de autos, características de los vehículos de clientes a los que subían. “Entre nosotras nos cuidábamos”, contó ante el jurado popular.

También refirió muchas situaciones “complicadas” que a menudo pasaron y pasan con clientes, situaciones de exposición a peligros, que muchas veces incluyen amenazas, golpes, consumo de drogas forzoso. “Querés que pase el tiempo y salga de esa habitación”, manifestó la entonces trabajadora sexual.

La peluquera refirió que la noche del crimen Melody comentó al grupo de trabajadoras sexuales que había discutido con una persona. La testigo no llegó a tener más precisiones de quién fue, porque se enteró “de pasada” en su grupo que estaba reunido en una vereda.

Asimismo, la testigo dijo que Chaves Rubio era "habitué" de las travestis de esa zona, principalmente de Melody Barrera y de Josefina Cruceño, quien también fue encontrada muerta en el canal Cacique Guaymallén en abril de 2021, casi un año después del asesinato de Melodía.

Durante esta tarde, continuaron las declaraciones testimoniales. El jueves seguirá el proceso con la presentación de todo el material probatorio. Mientras, el viernes se esperan los alegatos de cierre y la sentencia.

Darío Jesús Chaves Rubio enfrenta una pena de prisión perpetua, por homicidio agravado por el uso de arma de fuego, con los agravantes odio a la expresión de género, por la función de policía, ensañamiento y alevosía.

La defensa del ex policía mantiene su estrategia de que el crimen se cometió en “exceso de legítima defensa” ante un intento de tobo padecido por el único imputado.