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Desde el Bachillerato Violeta Parra, del Barrio La Favorita, denuncian el intento de cierre sistemático por parte de la Dirección General de Escuelas de tal espacio social y educativo. Allá por julio de este año, desde el Bachillerato iniciaron acciones junto a SEOS para establecer estrategias de resistencia ante la afrenta del gobierno escolar y sus sostenidos cierres.
A mediados del mes de julio, el Bachillerato denunció que La Dirección de Gestión Social les retiró un subsidio. “Nos ajustan bajo argumentos que responden a una normativa que no es la nuestra, desconociendo nuestra experiencia, nuestros 10 años de trayectoria y la importancia social de nuestra tarea”, manifestaron en aquel entonces.
“Hemos respondido a sus demandas, pero desconocen nuestras respuestas y no nos habilitan una instancia de diálogo. Pedimos la restitución del subsidio y una instancia de diálogo que contemple la particularidad de nuestra tarea”, reclamaban cuando aconteció la quita del subsidio.
Al CENS del Bachillerato Violeta Parra asisten al mismo 15 mujeres, todas integrantes de una misma cohorte que a lo largo de 3 años pretende culminar sus estudios secundarios. Pero, además, el CENS cuenta con un espacio de cuidado de niños y niñas, hijas de las mujeres estudiantes, que de esa manera les permite asistir a clases.
Además, el nivel de egreso del Bachillerato es superior incluso al de las escuelas secundarias públicas que funcionan en el barrio, cuenta Rocío Vergara, quien es parte del equipo de trabajo del CENS.
Nada de esto ha sido tenido en cuenta desde la DGE, denuncian desde la comunidad educativa, que en cambio exige a la institución un sinfín de trámites y presentación de documentos que entorpecen su tarea y, al mismo tiempo, hace pender de un hilo la continuidad de espacio educativo y social en el barrio.
“En el mes de agosto, fuimos notificadas por la Dirección de Gestión Social, a cargo de la Sra. Beatriz Della Savia, de la decisión de dar de baja nuestro convenio en el plazo de 90 días, lo que representa el cierre definitivo del bachi”, comentan en un comunicado desde el CENS.
“Alegan como argumento situaciones pasadas en años anteriores, que al día de hoy se encuentran resueltas y a las que hemos dado respuesta. En el texto que recibimos se desconocen todas las respuestas que hemos dado, así como el trabajo realizado en la comunidad”, manifiestan las alumnas y docentes afectadas.
A lo que refieren: “Damos por hecho que no se han tomado el tiempo de revisar las respuestas y documentación que hemos enviado”. El temor por el inminente cierre no es nuevo. Lo vienen advirtiendo desde 2020, y señalan que se potenció en los últimos meses ante los cierres intempestivos producidos en otros espacios educativos de otros niveles, como el caso del jardín maternal Evita de la escuela Eva Perón, hoy vacío.
“Esta decisión arrasa con el derecho a educarse de no solo 15 estudiantes que actualmente asisten, sino de toda una comunidad que encuentra en nuestro bachi alternativas que otros lugares no ofrecen”, expresan con preocupación y pesar.
Sobre el estudiantado, el comunicado expone que la totalidad de la matricula está compuesta por mujeres, que “prefieren este lugar por el horario, la cercanía, y el hecho de tener el espacio del merendero, en el que cuidamos a sus hijxs mientras estudian”.
“Entendemos que el índice de deserción escolar es altísimo cuando se trata de mujeres-madres que dejan sus estudios para realizar tareas de cuidado. Por eso sabemos que nuestro espacio es fundamental: por la oportunidad que viene a ofrecer a quienes han quedado por fuera del sistema educativo”, subrayan en defensa del Violeta Parra.
“No es casual que la mayoría de los SEOS estén en barrios populares. Cumplen un rol súper importante para la comunidad: para las infancias, para apoyo escolar, nosotras que somos de adultos”, enumera Rocío Vergara, docente del Bachillerato Violeta Parra.
“Hay un doble discurso del gobierno escolar: Thomas diciendo que hay un bajo nivel educativo en Mendoza y que van a lanzar planes de alfabetización; pero por otro lado cierran espacios donde se alfabetiza a las personas. Es muy contradictorio”, manifiesta la docente, preocupada en la urgencia de mantener funcionando el espacio educativo más allá de los requisitos burocráticos de la DGE.