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Este martes se registraron 3 grados en la primera mañana. El miércoles continúo con la temperatura muy baja. En los departamentos del Valle de Uco y del Sur, el descenso fue mucho mayor, en el marco de un otoño en Mendoza con su habitual amplitud térmica y las heladas que se avecinan.
Así, las escuelas, orgullosamente abiertas, siguen dictando clases, con puertas y ventanas abiertas, para asegurar la ventilación cruzada y morigerar la circulación de Covid – 19, y con docentes y estudiantes adentro afrontando la educación presencial defendida a capa y espada por la DGE.
“Es fácil dar órdenes desde la casa u conectado a un Zoom”, recriminó en sus redes sociales Laura Espeche, secretaria de Acción Social del SUTE. En distintos posteos en redes, docentes de distintos niveles y modalidades contaron su experiencia “educativa” con el frío de la mañana de por medio.
Una profe de Teatro compartió su día de hoy: “Con el frío en las escuelas, sin calefacción y con ventanas abiertas por protocolo COVID. Nos vamos a enfermar les docentes. Nos van a descontar ítem aula y presentismo por estar enfermxs ¿Tanto se nos odia para que nos hagan sufrir así?”
Con la defensa de la presencialidad a ultranza, desde la DGE mantienen su postura, ahora respaldada por el pronunciamiento que la Corte Suprema de Justicia, mientras docentes sostienen el reclamo por la suspensión transitoria de tal modalidad.
“Siento un malestar enorme. Estoy tiesa desde la mañana, me he cagado de frío en la escuela”, comentó una profe de Lengua. “¡Nos congelamos ayer en la tarde con mis niños! Los políticos no tienen empatía del frío”, contó otra docente de primaria.
Los relatos se replican: “¡No se imagina el frío que pasamos! Covid quizá no me contagie, pero neumonía, anginas, faringitis y de premio, pérdida del ítem aula...”, ironizó una docente. “Frío de empatía” se llama el “reto” que, un poco en broma un poco a modo de reclamo, proponen docentes a través de las redes.
“Te invito a realizar una experiencia para probar tu nivel de empatía: Mañana levantate temprano, vestite como si fueras a trabajar (abrigate porque va a hacer frío). A las 8 de la mañana, en punto, abrí todas las ventanas y puertas de tu casa. No vale cerrar nada”, comienza.
Y continúa: “Sentate y ponete a trabajar. Agarrá una hojita en blanco y anotá. Realizá un registro detallado de tus experiencias: a qué hora se te enfrían las manos, a qué hora se te enfrían los pies, cuánto tarda en caerte agüita de la nariz, a qué hora se te moja el barbijo y te paspa la nariz y los cachetes”.
“Tenés recreos para pararte. Hacé juegos de calentamiento en el lugar. Tené cuidado de no acercarte a nadie. Seguí anotando: a qué hora se te enfría el resto del cuerpo, a qué hora querés correr a cerrar las puertas y ventanas y prender la estufita (no está permitido hacerlo), a qué hora querés correr al placard a ponerte más abrigo (no podés, en la escuela no está tu placard)”.
“Ah... ¿No te dije? Tenés que imaginarte que estás en una escuela y que sos un niño. Mientras tanto tenés que aprender y sociabilizarte. Quedate así hasta las 12,30 hs. No hablo por mí. Así fue la mañana de los alumnos de mi escuela. Una escuela cualquiera entre muchas escuelas mendocinas”.
El reclamo rápidamente viralizado remata: “Señores políticos sigan hablando en nombre de los niños, pero antes hagan el experimento. Palabras inútiles mientras el gobierno provincial siga sin acatar decisiones sanitarias acertadas en favor de la salud de la población. Empieza el frío. Frío de empatía”.