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La polémica está instalada en la Argentina como lo está en todo el mundo. El presidente Alberto Fernández emitió un Decreto de Necesidad y Urgencia donde ordenó suspender provisoriamente la educación presencial durante el mes de abril.
Ante esto, el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta aseguró que presentará un recurso en la justicia para evitar acatar el DNU. En tanto, en Mendoza la presencialidad continúa, mientras algunos colegios cierran por los altos índices de contagios.
En nuestra provincia, el SUTE irá al paro el próximo lunes tras la muerte de un docente y el cierre provisorio de varios colegios a raíz de los altos niveles de contagios.
El artículo de The Lancet
En el sitio de esta prestigiosa revista científica se publicó un artículo titulado “La reapertura de la escuela sin una sólida mitigación del COVID-19 corre el riesgo de acelerar la pandemia”.
En el mismo se explica que “El 22 de febrero de 2021, el gobierno del Reino Unido anunció que las escuelas en Inglaterra reabrirían por completo el 8 de marzo de 2021. Aunque regresar a la escuela lo antes posible es imperativo para la educación, el desarrollo social y el bienestar mental y físico de los niños, no se ha logrado que las escuelas sean más seguras para los estudiantes y el personal. Sin mitigaciones adicionales, es probable que aumente la transmisión, esta vez con variantes más infecciosas y posiblemente más virulentas, lo que resultará en más cierres, cierres de escuelas y ausentismo. Incluso cuando se suponía que las escuelas debían estar completamente abiertas, en los puntos de alta transmisión comunitaria, el 22% de los niños de la escuela secundaria no asistían debido al autoaislamiento. En algunas áreas, la asistencia era tan baja como el 61% “.
Por otro lado, esta publicación especializada apunta que “los argumentos de que las escuelas no contribuyen a la transmisión comunitaria y de que el riesgo general para los niños de COVID-19 es muy pequeño han significado que las mitigaciones en las escuelas hayan recibido poca prioridad. Sin embargo, la evidencia citada para estos argumentos tiene serias limitaciones. Los cierres de escuelas primarias y secundarias se han asociado con reducciones sustanciales a lo largo del tiempo en el número de reproducción efectiva (Rt) en muchos países (incluida Inglaterra) y períodos de tiempo. Por el contrario, los datos de la Encuesta de Infección COVID-19 2020 de la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS) muestran que la prevalencia de la infección entre los niños de 2 a 10 años (2%) y de 11 a 16 años (3%) aumentó por encima de la prevalencia de todos los demás grupos de edad antes de las vacaciones de Navidad de 2020”.
En tanto que señalan que “los datos del mundo real en la preimpresión que muestran casos en aumento en regiones donde la variante SARS-CoV-2 B.1.1.7 prevalecía durante el cierre en noviembre de 2020 (cuando las escuelas estaban abiertas), sugieren que abrir todas las escuelas que ahora no cuentan con medidas mitigadoras sólidas probablemente llevarán a que Rt supere al período anterior en casi todos los escenarios. Los datos de modelización de la Universidad de Warwick y el Imperial College de Londres sugieren que se estiman al menos 30000 muertes más por COVID-19 en los escenarios de reapertura propuestos. A lo largo de febrero de 2021, a pesar de que había menos estudiantes en la escuela en este momento, el personal docente tenía un mayor riesgo de infección. Los brotes escolares recientes en el norte de Italia, donde prevalece la variante B.1.1.7, también son preocupantes”.
Asimismo, The Lancet asegura que “aunque es poco probable que el COVID-19 cause una enfermedad grave en los niños, las estimaciones de la prevalencia de los síntomas prolongados del COVID basadas en la Encuesta de Infección de la ONS sugieren que el 13% de los niños de 2 a 10 años y el 15% de los de 12 a 16 años tienen al menos al menos un síntoma persistente 5 semanas después de dar positivo. Dada la incertidumbre sobre los efectos a largo plazo en la salud de la infección por SARS-CoV-2, no sería prudente dejar que el virus circule en los niños, con el consiguiente riesgo para sus familias. Reabrir plenamente en un entorno de alta transmisión comunitaria sin las salvaguardias adecuadas corre el riesgo de privar a muchos niños de la educación y la interacción social nuevamente, agravando las desigualdades existentes. Al contribuir a una alta transmisión comunitaria, también proporciona un terreno fértil para la evolución del virus y nuevas variantes”.
Finalmente, desde la publicación se apunta que “las mitigaciones de varios niveles pueden reducir sustancialmente el riesgo de transmisión dentro de las escuelas y en los hogares. En el panel resumimos un conjunto de recomendaciones que están en línea con las pautas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. Y se practican en muchos países. para reducir el riesgo de transmisión en las escuelas y mitigar el impacto del COVID-19 en los niños y las familias. En el apéndice se proporciona un conjunto detallado de recomendaciones y una infografía. Hacer que las escuelas sean más seguras va de la mano con la reducción de la transmisión en la comunidad y es esencial para permitir que las escuelas vuelvan a abrir de manera segura y permanezcan abiertas”.
Tras esta publicación, la revista The Lancet –la misma que publica la efectividad de las vacunas- aconseja no mantener las escuelas abiertas si no se aplican fuertes medidas de mitigación de la enfermedad. Ante la escalada en la Argentina y la opinión de los expertos ¿qué decisiones tomarán nuestros gobernantes?
Para acceder a la nota completa de The Lancet, haga click aquí.