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El gobernador Rodolfo Suarez, junto al director general de Escuelas, José Thomas, participó del acto de inicio del ciclo lectivo 2021, en el que reiteró que “en Mendoza las clases comenzarán con presencialidad”.
“En un modo diferente, ordenado, contemplando nuevas problemáticas, pero con la convicción de que es lo mejor para nuestros alumnos y sus familias y, por lo tanto es lo mejor para todos los mendocinos”, puntualizó el mandatario.
Para llegar a este punto, Suarez sostuvo que “desde hace muchos meses hemos venido reflexionando juntos sobre esta vuelta a la presencialidad. Hicimos una prueba piloto y tuvimos muy buenos resultados”.
“Además, ha quedado demostrado que la incidencia de la presencialidad no ha producido alteraciones en el número de contagios en aquellos países que mantuvieron sus escuelas abiertas”, señaló el gobernador.
También indicó que “la presencialidad es una de las alternativas más sólidas para soslayar la brecha y la inequidad social y educativa, o al menos para no profundizarla en tiempos de crisis y pandemia. Postergar el regreso de esta modalidad es mucho más que relegar el futuro”.
La subsecretaria de Educación de la provincia, Graciela Orelogio, refirió, en diálogo con Radio Nacional Mendoza, que las condiciones están dadas, que se ha garantizado el estado de baños y suministro de agua potable para que los establecimientos educativos puedan recibir a los estudiantes.
Pero desde el SUTE desestiman estas declaraciones al señalar: “Durante todo el 2020, cuando era el momento de arreglar los edificios escolares y poner todo a punto para un regreso seguro a la presencialidad, no se hizo nada”.
Y apunta al gobierno: “No arregló el suministro de agua que falta en tantos edificios, no se mejoró la ventilación ni se refaccionaron baños. Ni hablar de comprar insumos como barbijos, jabón, alcohol”, enumeran desde el gremio docente.
Sin embargo, desde el gobierno manifestaron que la inversión en infraestructura fue notablemente mayor a años anteriores. Suarez indicó en su discurso: “Contamos con el fondo COVID de 42 millones para reparaciones menores en 122 escuelas. A esto se suman las intervenciones en 600 escuelas durante el 2020 y de casi 400 desde el inicio del 2021”.
Sobre esa línea, el gobernador destacó la compra de elementos de limpieza e insumos de protección durante la apertura del ciclo lectivo, esta mañana en el Bustelo: “Se han depositado a la fecha 30,8 millones en 1.350 escuelas, en concepto de fondos COVID”.
Pero el SUTE retruca: “¿Sabían ustedes que incluso se suspendió el envío del ‘fondo fijo’ a las escuelas con que apenas se comprar unos pocos litros de lavandina? ¿Sabían que se cerraron programas educativos, cursos y hasta escuelas enteras?”
“La gran mayoría de las escuelas tienen la plata depositada para reparaciones menores. El resto lo tendrá en el transcurso de esta semana y principios de la semana que viene. Estos pequeños detalles de mantenimiento los podrán resolver las directoras, con esta plata que tienen depositada”, aclaran desde la DGE, señalando que ya son 750 los edificios listos para la vuelta a las aulas.
En un duro comunicado, el gremio advierte: “Nunca en la historia de la educación mendocina se ahorró tanto presupuesto: $3.200 millones es la cifra de lo que nos deben a ustedes y a nosotros, solo en de ese año. Ni plata para arreglos, ni para conectividad o dispositivos, ni para garantizar libros o fotocopias para los miles que no pudieron acceder a la educación”.
Mientras desde el SUTE manifiestan: “¿Será que el gobierno se atreverá a seguir hablando de calidad educativa, de que la educación es prioridad cuando no hace más que ajustar todo lo que toca?”, el gobernador Rodolfo Suarez exhorta: “Necesitamos abrir las escuelas y vamos a hacerlo”.
“¿Cómo?”, se preguntan madres y padres que todavía no tienen claro qué va a pasar a partir del 1 de marzo. La subsecretaria de Educación Orelogio explicó en declaraciones a periodistas: “Cada escuela va a tomar, para su comunidad, la decisión que crea más adecuada”.
“Sería irracional desde la DGE dar un único modelo de presencialidad, cuando nuestras 1.300 escuelas tienen todas realidades distintas. Desde la DGE se va a proceder a algunos modelos y eso cada escuela lo evaluará”, adelantó la subsecretaria de Educación.
¿En qué radicará esa presencialidad? “Cada escuela va a armar grupos de alumnos que van a trabajar en la presencialidad, de acuerdo al espacio físico que tengan las aulas”, dijo Orelogio. Así, “podemos encontrar escuelas cuyo espacio físico les va a permitir poner bancos para 15 alumnos, otras para 20, y otras para 8”, citó a modo de ejemplo.
La frecuencia de la presencialidad es otro aspecto que definirá cada colegio, particularmente: “En base a esos grupos, habrá escuelas que podrán trabajar de forma semanal, otras de forma quincenal, y habrá escuelas que podrán hacerlo de forma diaria, con algunos alumnos distintos días de la semana”, explicó.
“Pero eso va a depender del edificio escolar, de la decisión que tome la directora y de las trayectorias débiles que tenga”, señaló la funcionaria enumerando las variables que determinaran quiénes, cuántos, cuándo, dónde y cómo.
Y añadió: “Prevemos que todas las escuelas van a poder empezar. Sin en alguna el tema de infraestructura es difícil de resolver, esa escuela empezará virtual”, señaló Orelogio, al enfatizar que se trata de casos son aislados.
“Tenemos dos opciones: esperamos a tener todo perfecto al 100% y empezamos las clases en dos años; o empezamos ahora y vamos resolviendo todo lo que tenemos que hacer. Confiamos en que tenemos la gran mayoría de los temas resueltos para empezar las clases y necesitamos la presencialidad para los chicos”, remarcó Orelogio.
Algunos de esos temas no resueltos radican en el reclamo salarial docente. Los sueldos docentes “son los mismos que en diciembre de 2019”, reclaman desde el sindicato. “En el año pasado hemos perdido el 36% de nuestro sueldo. Mientras la canasta básica total llega a $54.000, el salario inicial de un celador apenas toca los $18.000 y el de una maestra que se inicia, $24.000. La situación es insostenible”, reclaman.
Desde la DGE, Graciela Orelogio respondió: “Los reclamos del SUTE pueden ser totalmente justos, pero creemos que después de un año de no presencialidad, ésta es importante. Estamos trabajando a full para garantizarla. Pero no vamos a parar todo el sistema educativo por esos temas que falta resolver”.
“Si algo hemos aprendido, es que los beneficios netos de mantener las escuelas abiertas superan largamente los costos de cerrarlas, aún en materia de salud y bienestar de los chicos”, argumentó Suarez esta mañana. “Las maestras, los celadores, profesores y directivas creemos que no hay condiciones: no hay protocolos ni recursos ni edificios acordes”, reafirman desde el SUTE.