Argentina // 2020-09-21
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La defensa nacional a disposición del trabajo, la producción y la custodia de soberanía
Esta semana se sancionó la ley que determina la creación del Fondo Nacional de Defensa (FONDEF), destinado a financiar el reequipamiento de las Fuerzas Armadas. Se suma a una serie de decisiones que han permitido un giro estratégico en el área de la Defensa Nacional.


El ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, en menos de un año ya tiene una serie de hechos destacables en su gestión, a partir de una clara convicción política de las necesidades de un área estratégica del Estado, redirigiendo la política de defensa al servicio de los intereses nacionales.

El trabajo que las fuerzas armadas han realizado durante la pandemia es uno de los casos más evidentes. Desde que llegó la pandemia se han acumulado más de 16.000 tareas que incluyen cientos de operaciones aéreas, miles de tareas de apoyo sanitario y ampliación de infraestructura, millones de raciones de comida caliente que han sido elaboradas, transportadas y distribuidas. Se trata del despliegue y movilización de tropas más importante desde la guerra de Malvinas de 1982. 

En todo el país las fuerzas armadas han trabajado en el operativo “General Manuel Belgrano” en la organización de tiendas de campaña y hospitales, producción de insumos médicos y sanitarios, repatriación de compatriotas desde el exterior con aviones hércules, reparto de alimentos en diferentes barrios y provincias del territorio nacional, entre otras tareas, que representan un esfuerzo coordinado y permanente en favor del cuidado y protección de millones de argentinos y argentinas.

Estas acciones han generado una nueva “unión” entre el pueblo argentino y sus fuerzas armadas como nunca antes desde la recuperación de la democracia en 1983, ya que el desprestigio de las mismas luego de la última dictadura militar era enorme, principalmente producto del terrorismo de Estado, los crímenes de lesa humanidad y la bochornosa actuación de los altos mandos de las fuerzas militares en la guerra de Malvinas. De esta manera, las fuerzas armadas están retomando su necesaria reinserción con el conjunto de la sociedad argentina y la dirección política está descubriendo lo útil que pueden ser para la protección civil y las tareas de asistencia en situaciones de emergencia. 

En otro plano, pero de igual importancia, se debe mencionar la decisión de incorporar al salario militar todas las cifras que estaban presentes en él como “no remunerativas”, es decir que no devengaban beneficios como aportes jubilatorios. El ministro de Defensa y el presidente de la Nación decidieron en julio de este año poner en orden el salario militar, para personal en actividad y retirado, saldando una deuda histórica con los trabajadores y las trabajadoras de nuestras Fuerzas Armadas. “A partir del 1 de octubre, la totalidad de los suplementos no remunerativos que cobra el personal militar pasarán a ser cobrados como suplementos remunerativos y esto pondrá fin a inequidades y desigualdades que se dieron por años", dijo el presidente Alberto Fernández en el encuentro de camaradería compartido con la conducción de las Fuerzas Armadas, en el edificio Libertador durante el anuncio. La demanda sobre la composición salarial del personal militar llevaba unos 30 años. 

Se suman a lo anterior dos importantes medidas acontecidas esta semana que tienen que ver con este giro en la concepción de la Defensa Nacional. Por un lado, el Ministerio de Defensa y el de Agricultura cerraron un acuerdo para potenciar la producción agropecuaria en suelos que les pertenecen al Ejército, la Armada o la Fuerza Aérea. Por otro, se aprobó la creación del Fondo Nacional de Defensa (FONDEF). 

El Ministerio de Defensa realizó un cambio total con respecto al del gobierno de Mauricio Macri. Se logró frenar las ventas de tierras de las Fuerzas Armadas que había previsto el gobierno de cambiemos y, por el contrario, ahora, el plan que se acordó tendrá que ver con la utilización de esos campos en la producción de granos, forestación y cría de ganados.
Por otra parte, el pasado miércoles 16 de septiembre el Senado de la Nación convirtió en ley la creación del Fondo Nacional de Defensa (FONDEF), destinado a financiar el reequipamiento de las Fuerzas Armadas. Este proyecto, que originalmente fue presentado por el ministro Rossi cuando era diputado nacional, había obtenido media sanción en la Cámara baja en noviembre de 2019.

Los recursos del FONDEF serán afectados específicamente a la recuperación, modernización y/o incorporación de material de conformidad con lo previsto en el artículo 19 de la Ley 24.948, que establece los principios fundamentales de las Fuerzas Armadas, las bases políticas, orgánicas y funcionales fundamentales para su reestructuración.

El destino y asignación de los recursos se efectuará, siempre que sea posible, teniendo en cuenta los siguientes criterios:

  1. Favorecer la sustitución de importaciones, el desarrollo de proveedores y la inserción internacional de la producción local de bienes y servicios orientados a la defensa.
  2. Promover la innovación productiva, inclusiva y sustentable, por medio de un mayor escalonamiento tecnológico.
  3. Incrementar las acciones de investigación y desarrollo, tanto en el sector público como privado.
  4. Mejorar las condiciones de creación, difusión y asimilación de innovaciones por parte de la estructura productiva nacional.

Esta decisión es importante porque la falta de equipamiento tecnológico, de armamento y logística para el despliegue tareas, constituye en la actualidad una grave falencia que impide el adecuado cumplimiento de sus objetivos a las fuerzas militares, que deben garantizar la soberanía de los espacios aéreo, terrestre y marítimo.

Uno de los elementos significativos para el uso del Fondo es que la mayor parte de estos recursos se usarán para financiar la fabricación en el país de equipos militares y una proporción menor para la importación de aquellos que no pueden ser todavía producidos en Argentina. De este modo la medida constituye un impulso a la industria nacional y, sobre todo, a las pequeñas y medianas empresas que constituyen en un aporte decisivo para la necesaria recuperación de actividad económica. También se busca promover la innovación productiva por medio de un mayor escalonamiento tecnológico e incrementar las acciones de investigación y desarrollo por parte de la estructura productiva nacional. 

De esta manera, la industria de la defensa es un sector estratégico que puede ser además multiplicador de la actividad económica, generando trabajo y fortaleciendo cadenas de valor de pequeñas y medianas empresas. 

La Defensa Nacional es una obligación esencial e indelegable del Estado, donde deben coincidir todos los esfuerzos necesarios para preservar los intereses nacionales. Este proyecto va a permitir revertir la distribución regresiva del gasto de defensa actual que asigna más de un 85% del presupuesto a gastos de personal. Para la recuperación, modernización y/o incorporación de material deberá priorizarse el trabajo y la industria nacional, así como también el fomento y desarrollo de la industria para la defensa. 

Esto último adquiere particular relevancia en el ámbito de tecnologías orientadas a la soberanía nacional y que abarcan transporte, logística, telecomunicaciones, informática, aeronáutica o incluso industria espacial.

Esta definición apunta a promover la industria militar nacional y a avanzar en un proceso de sustitución de importaciones, incentivando la revitalización de grandes fábricas como Astilleros Río Santiago, Tandanor, la Fabrica Argentina de Aviones (FAdeA), e incluso institutos de innovación e investigación como el INVAP. La inyección de recursos se destinará, prioritariamente, a desarrollar programas de construcción y modernización de aeronaves como los Pampa III y el IA-100, la modernización de los Pucará, la recuperación del avión de patrullaje marítimo P3 Orion y la construcción de remolcadores en Tandanor, entre otros.

A su vez, este impulso a la política de defensa de soberanía viene a vincularse con los intereses argentinos de su política exterior. La incorporación de nuevas fuerzas para el patrullaje marítimo en el Atlántico Sur se dará en momentos en que la Argentina carece de submarinos en condiciones operativas, luego del trágico hundimiento del ARA San Juan, en noviembre de 2017. Por otra parte, la defensa del litoral marítimo se complementa con la reciente actualización de la ley de pesca, que aumenta las multas para la captura ilegal de especies en el Mar Argentino. 

Es de interés del Estado nacional la preservación de la soberanía y los recursos naturales en el Atlántico Sur, la presencia en la Antártida, el acompañamiento a la política sobre la Cuestión Malvinas. Se recupera la iniciativa de posicionar la política de Defensa desde una postura que se centra en los intereses vitales y estratégicos de la República Argentina. 

Por último, es también interesante recuperar aquella visión industrial para la defensa que fue fundamental para el desarrollo durante los primeros gobiernos peronistas, y que tuvo grandes protagonistas como el recordado Pulqui, diseñado y construido en Argentina en 1947, el primer avión de este tipo en fabricarse en Latinoamérica, y el noveno en todo el mundo.

La defensa nacional a disposición del trabajo, la producción y la custodia de soberanía.


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