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Tras romper todos los records en la noche de ayer, con 444 casos positivos confirmados en Mendoza, el subsecretario de Salud, Oscar Sagás, reconoció que desde mediados de julio se ha producido un aumento de casos.
Sagas, en declaraciones a un canal de TV local, señaló que aunque los casos se hayan incrementado notablemente esta semana, el sistema está respondiendo.
Sagás manifestó que durante agosto hubo un aumento de la cantidad de internaciones de patologías moderadas. Pero, “muchos han terminado con una neumonía y necesitado una internación”, puntualizó.
En cuanto a la ocupación de camas, Sagás detalló que las camas más demandas son las denominadas “clínicas”. Mientras tanto, la ocupación de camas en Unidades de Terapia Intensiva ronda entre 80% y 82% en el Gran Mendoza. Por su parte, en otras zonas, la ocupación de camas de UTI es de alrededor de 65% y 68%.
Hoy mismo, AMPROS, la Asociación Mendocina de Profesionales de la Salud, indicó el inminente colapso de servicios por falta de profesionales en el Hospital Notti.
El Notti junto con el Carrillo fueron definidos como hospitales plenamente pediátricos durante la pandemia. Así, el hospital debería convertirse en el hospital de referencia pediátrica de toda el Área Metropolitana, según informó el propio Ejecutivo provincial.
Esto quiere decir que todos los pacientes pediátricos, tanto con COVID-19 como no, con su grupo familiar o convivientes deberán concurrir allí. Asimismo, desde AMPROS, su secretaria gremial Claudia Iturbe manifestó que los profesionales son afectados a servicios de guardia e hisopados.
Iturbe expresó que en el Notti, "la guardia no tiene personal, entre los que están escudados y los que están enfermos. A veces sólo hay tres para toda la guardia. Al destinar a otros profesionales, se desprotegen otras especialidades, como neumonología, oncología y otras patologías crónicas".
Desde la Asociación Mendocina de Terapia Intensiva y Cuidados Críticos, su presidente Fernando Kurban también advirtió la situación al borde del colapso que se vive en los hospitales de Mendoza, en líneas generales.
En diálogo con Radio Nacional, el médico el especialista dijo que “más que recursos materiales, lo escaso son los recursos humanos en el sistema de salud”. Esta situación no es nueva, ya que viene desde hace tiempo pero que con la pandemia se agravó, reconoció Kurban.
¿Cuáles son las problemáticas diarias en el área de terapia intensiva? “Trabajar en terapia intensiva implica un carga de estrés importante. Ya lo era antes de la pandemia, por eso habíamos iniciado algunos reclamos, porque teníamos una calidad de vida bastante complicada junto con falta de reconocimiento”, cuenta Kurban.
La preparación en terapia intensiva requiere una larga formación para los profesionales, que puede ir de dos a cuatro años, ya sea a través de los cursos ofrecidos por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva a quienes ya desempeñan en esa área, o como especialización luego de la carrera.
La formación específica los prepara para el manejo de pacientes críticos, de respiradores y de monitoreo de quienes se encuentran internados en ese tipo de unidades de asistencia médica crítica.
Desde abril, médicos de otras especialidades -médicos cirujanos, cardiólogos, anestesistas y clínicos- están siendo formados por terapistas. “Necesitamos ayuda de profesionales de otras especialidades, que de alguna manera están familiarizadas con la terapia intensiva, para ampliar de alguna manera la atención”, contó Kurban.
“Esta formación ‘exprés’ es lamentablemente lo único que nos queda, lo que tenemos que hacer. Si bien sabemos que es insuficiente, que no podemos quedarnos en esa situación, es a lo que nos obliga esta situación de emergencia”, comenta el médico.
Que médicos de otras especialidades se ocupen de la terapia intensiva, sirve para realizar guardias: “Sin ellos en este momento, y sobre todo en el último mes, no hubiésemos podido completar guardias con un esquema combinado de profesionales”, narra el titular de la Asociación de terapistas.
Previo a la pandemia, Kurban expone que se estimó un total de capacidad extendida de 350 camas de UTI. El número de camas disponibles a la fecha es variable, por cuestiones funcionales, y no se puede saber a ciencia cierta cuántas son, señala el médico.
Además, el problema en las UTI no se trata sólo de camas, ya que también es menester disponer todo lo asociado a ese tipo de internación: respirador, bombas de infusión, además del recurso humano, componente principal.
“En lo relativo, hay una cantidad de más de 90% de camas ocupadas en todos los hospitales”, dijo Kurban. Y advirtió que con este escenario, “el colapso pude sobrevenir en cualquier momento si no se toman las medidas de las que venimos hablando hace seis meses para colaborar”.
El terapista lamentó: “El eje es prevenir, ser conscientes de lo que está pasando, de lo que está pasando en los hospitales. Los hospitales se están llenando. Hay lugares donde no hay camas. En los lugares más ‘libres’ pueden estar quedando cuatro camas en total, en algunos no hay ninguna”.
Y Kurban concluyó: “Si afuera de los hospitales se está haciendo una vida como se llevaba en febrero, esto en pocos días va a colapsar”. Y enfatizó: “El mensaje no es que necesitamos más respiradores, claro que ayudan. Pero necesitamos prevenir y ser conscientes”.