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Varias publicaciones en redes sociales y medios promocionan el dióxido de cloro, también llamado CDS, en el tratamiento contra el Covid - 19, ya que, según referentes de la medicina alternativa, permitiría prevenir e incluso curar la enfermedad.
La difusión del consumo de dióxido de cloro es promovida y habitual en varios países latinoamericanos, no sólo en Argentina. Bolivia, Brasil, Perú, Colombia son algunos de los países en los que se demanda dióxido de cloro para su utilización con fines de automedicación.
El dióxido de cloro es un producto químico que se utilizó, en sus orígenes, y se utiliza con fines industriales. Se puede preparar de forma casera, en una solución a partir del hipoclorito de sodio.
A esta sustancia se la utiliza como desinfectante o blanqueador en la industria textil y papelera. Por estos tiempos, al dióxido de cloro se le ha sumado como uso el de prevenir y curar el Covid - 19. Y de hecho, se promociona así en varias redes sociales.
Nacho L. ha incorporado el consumo de dióxido de cloro en su vida desde hace 15 días. Ha seguido las indicaciones de un protocolo preventivo de infecciones recomendado para el uso del producto que establece una dosis de 5 ml de dióxido de cloro de 3000 ppm (partículas por millón), en cuatro tomas, a la mañana y a la tarde.
Nacho toma varios recaudos sobre el dióxido de cloro. Cuenta que lo consume diluido. “Lo consumo para prevención y para mejorar algunos padeceres”, expresa. Nacho tiene colon irritable y comenta que si bien los primeros días parecía haber empeorado su situación, posteriormente mejoró notablemente. También lo consume con fines antisépticos.
Algunos de los efectos secundarios que Nacho manifiesta haber sentido son: dolor de cabeza, ardor estomacal, nauseas, diarrea, sobre todo al principio del consumo, levemente. “Son los efectos secundarios de cualquier medicamento, indicados en sus prospectos. En ningún momento sentí efectos secundarios fuertes, sólo los cinco primeros días”, explica.
A la vez, Nacho expresa que el dióxido de cloro “nunca se toma concentrado, puro, se toma diluido en agua, en tomas y siguiendo el protocolo. Hay que tener cuidado con las dosis en las personas que toman anticoagulantes. Su toma hay que alejarla de la toma de medicamentos. Si no se respeta, podría tener un efecto malo. Es urgente la regulación del CDS”.
Al margen de la experiencia de Nacho, la ingesta del dióxido de cloro está desaconsejada por organismo públicos de salud en todo el mundo. Incluso en los EEUU han advertido el riesgo de la ingesta de dicho producto y su nula efectividad en el tratamiento para coronavirus.
¿De dónde salió, entonces, la idea de que el dióxido de cloro podría ser beneficioso para combatir el nuevo coronavirus?
Algunas publicaciones hacen referencia a Andreas Kalcker, quien es presentado como biofísico alemán que defiende el uso de este producto con fines médicos en numerosos videos que circulan por internet.
Estos videos, así como aparecen y se difunden en las redes sociales, son denunciados y eliminados, por el riesgo sanitario que implican. No obstante, se puede encontrar en varias páginas material sobre entrevistas ofrecidas por Kalcker en canales de YouTube.
Otro referente del consumo de dióxido de cloro es Jim Humble, autodefinido obispo, ex integrante de la iglesia de la Cienciología en EEUU, fundador de su propia iglesia a posteriori, con varias sucursales en el resto del mundo, incluso en varios países de Latinoamérica.
Desde el 2006, y durante varios años, Humble ha presentado esta sustancia como una "solución mineral milagrosa”, o en sus siglas en inglés “MMS”, promocionándola desde su iglesia para curar el cáncer, el VIH, la malaria, la diabetes, el asma y el autismo.
Estos dos sujetos, Andreas Kalcker y Jim Humble, aparecen como avales de los preparados de dióxido de cloro que se comercializan a través de redes sociales.
En las etiquetas del producto embotellado listo para su comercialización se puede leer: “Según normas 3000 ppm de acuerdo a las especificaciones de Andreas Kalcker y Jim Humble”.
¿Qué hay de cierto y fiable en este tipo de producto, sobre el cual incluso a nivel legislativo se ha solicitado se realice una campaña de difusión desde el gobierno para desalentar su uso? Nada, a nivel científico-médico.
El médico Miguel Lisanti explica que el dióxido de cloro “fue utilizado, inicialmente, para aclarar los cartones y el papel, para tornarlos blancos. Se usa a nivel industrial al 1% o menos, para desinfectar el agua potable”.
Lisanti advierte sobre los daños que el CDS puede causar: “Los síntomas que puede producir la sobredosis o la ingesta del dióxido de cloro son problemas respiratorios, dificultad para respirar, a nivel nasal, de la laringe, del sistema respiratorio”.
“El dióxido de cloro, esencialmente, lo que hace es invadir el glóbulo rojo para que no tenga la capacidad de oxigenarse”, expone el médico.
“A nivel digestivo puede producir irritación de la boca, del esófago, del estómago, con efectos vinculados a la irritación de las vías digestivas, como vómitos y ardor de estómago. Cuando esto se consume de modo prolongado puede provocar efectos colaterales más intensos”, señala Lisanti.
El riesgo de su consumo en el embarazo también es grave: “Si esto es consumido por mujeres embarazas puede producir una disminución en el desarrollo neuronal y en el desarrollo cerebral del feto”, detalla el médico.
Miguel Lisanti concluye: “No es aconsejable consumirlo. Sí hay que seguir las instrucciones que el Ministerio de Salud de la Nación está dando. Por ejemplo: el uso del barbijo reduce en tiempo prologado al 1,5% la posibilidad de infectarse”.
Más allá de las recomendaciones médicas y científicas, en Mendoza se puede conseguir el preparado de dióxido de cloro por 500 pesos, en una presentación de una pequeña botella con gotero. A la vez, también se ofrecen, a precios accesibles, los productos para preparar dicha sustancia.
Ante la proliferación de la oferta de CDS y la promoción de su ingesta, desde la Legislatura, el senador Samuel Barcudi solicitó que se realicen campañas de difusión para que la población no consuma este producto.
Desde la ANMAT, detallaron que el dióxido de cloro y el clorito de sodio reaccionan rápidamente en los tejidos humanos; y si se ingieren, pueden causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales.
Pero como el CDS es, básicamente, un gas, su inhalación , además, puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química y edema de glotis, entre otras complicaciones respiratorias como bronquitis crónica y erosiones dentales, así como complicaciones en otros órganos del cuerpo, según explica la ANMAT.
La misma Agencia Nacional advierte a la comunidad no consumir productos que contengan dióxido de cloro o sustancias relacionadas, ya sea clorito de sodio, hipoclorito de sodio, lavandina, ya que no hay evidencia científica sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos.
Las mismas recomendaciones indica la Organización Panamericana de la Salud, además de ocho organizaciones científicas del país que han alertado sobre el consumo dañino de estas sustancias y de toda otra que no cuente con la autorización correspondiente de la autoridad sanitaria.