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Más allá de los temas técnicos de la deuda, es importante destacar que el radicalismo se apropió de la historia de Mendoza con sólo mencionar dos palabras: Jaque y Pérez. Ellos sintetizan muchas cosas malas en esas dos palabras. Sin embargo, el tema de la deuda puede ayudar a disputar ese pasado, para construir un presente y un futuro.
El gobierno de Pérez, sin presupuesto y endeudamiento, dejó una economía en 2015 creciendo al 4% y con una deuda sustentable, sino Mendoza no hubiese obtenido financiamiento en los mercados de pagos.
Sin embargo, la gestión Cornejo fue la experimentó el mayor endeudamiento de la historia de Mendoza, en lo que Andrés Asiain denominó "populismo de los bonos provinciales". Pero ¿de qué nos sirvió esa deuda?: con respecto al 2015 nunca creció la economía al 4%; Mendoza perdió su participación en PBI nacional, siendo desplazada por Neuquén; cayó la actividad económica, el consumo, cerraron comercios y fábricas; aumentó el desempleo y la pobreza en Mendoza, se ajustó el presupuesto en educación de un 26% al 19%, provocando un esquema de autogestión escolar inédito en nuestra provincia.
En materia financiera, siguieron los déficits crónicos en la administración pública local, con solo un ejercicio con superávit operativo, que parece poco ante tanto discurso de austeridad y gobierno sano.
Otro de los aspectos donde tampoco tuvieron un impacto importante los ingresos de la deuda fue en la modernización del Estado. La Subsecretaría de Modernización sólo sirvió para ajustar salarios de los trabajadores o para generar un repliegue en la institucionalidad laboral producto de decretos en las discusiones paritarias. La administración pública sigue fragmentada, anacrónica, poco ágil y menos eficiente que en el siglo XX.
Un párrafo aparte merece la oportunidad desperdiciada en materia judicial. Fueron tiempos de reformas importantes en esa dimensión de nuestra realidad, parecía que se construía un nuevo pacto judicial en la provincia. Sin embargo todos esos procesos no fueron acompañados por un presupuesto y recursos humanos que permitieran el fortalecimiento del poder judicial ante la ciudadanía. Qué mejor inversión de aquel Mendobono de 2016, por ejemplo en estos temas.
A las ausencias de políticas productivas, sociales, educativas, de modernización y estratégicas, se agrega el experimento en materia de turismo con el Ente Autárquico. La perspectiva de generar una actividad federal con inversiones en infraestructura regionales para el desarrollo local, es otra posibilidad que se esfumó en este ciclo.
Sería fundamental no desperdiciar la oportunidad en materia de investigación. Tan deliberada política de endeudamiento merece un tratamiento especial, ya que los horizontes de los próximos años se ven hipotecados por el viejo vicio de endeudar sin responsabilidad.
Es decir que el proceso de endeudamiento más vertiginoso e importante de la Historia de Mendoza, no se tradujo en escenarios virtuosos en la economía o en el desarrollo humano de los mendocinos.