Argentina // 2020-07-11
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El odio como respuesta política
Las últimas manifestaciones de los “anticuarentena” se vio inundada de insultos y pocos argumentos. Fogoneadas por medios y un sector de la política, se vio a centenares de personas salir a protestar contra el oficialismo nacional.


En un contexto donde el mundo entero se ve afectado por la pandemia, una minoría sale a la calle para protestar contra la única medida sanitaria que hasta el momento ha dado mejores resultados. El distanciamiento social es, por el momento, la solución más viable para combatir al Covid. Ese enemigo invisible que nos vino a desorganizar la normalidad, para muchos es solo una mentira del “nuevo orden mundial”, o un pretexto para el control de los gobiernos sobre sus ciudadanos y ciudadanas, o “la herramienta” para ir contra sus libertades. Entre otras frases que se les puede escuchar.


Estos encuentros son también protagonizados por la violencia. Violencia verbal y física, como se pudo ver contra los trabajadores del canal C5N que se encontraban realizando sus labores periodísticas. Se pudo escuchar una marea de insultos contra referentes del oficialismo, exclusivamente sobre la figura de la actual Vicepresidenta de la Nación, exclamando las más rancias injurias. 

¿Es este el nivel de debate que buscamos y queremos en nuestra democracia? Si, democracia, porque también se puede escuchar que expresan a más viva voz que se encuentran viviendo bajo un régimen dictatorial, o “infectadura”. Esa democracia que les da el derecho a salir a las calles y poder decir todo lo que sientan o piensan, con total libertad y sin censura alguna.


Distintos medios de comunicación y algunos sectores de la oposición han puesto en evidencia su propósito de querer perjudicar al gobierno nacional. Son quienes han fomentado que la gente salga de sus casas para protestar contra medidas que tienen como objetivo evitar la mayor cantidad de muertes posibles. ¿Llegará el momento de hacerse una autocrítica? Si no son estos actores quienes levanten el nivel de argumentación, no hay democracia que aguante tanta irracionalidad argumental. Esta irracionalidad es la que lleva a la demostración de ideas impulsadas por el odio.


Ese odio político hacia referentes oficialistas supo darse lugar en diversos ámbitos, fue protagonista de tapas de revistas y en estos momentos se pudo notar en la manifestación más minúscula que realizaron los “anticuarentena”. Su protagonismo no es casualidad, hace años que periodistas y políticos lo utilizan como herramienta de argumentación. Usan al odio como instrumento de sus intereses políticos. 


En el pasado el odio fue el incentivo para cometer las grandes atrocidades humanas. Las dictaduras llevan consigo la mayor expresión de odio hacia quien piensa distinto. No debemos permitir que estos discursos sigan siendo protagonistas, que se siga inculcando este sentimiento, de otro modo caeremos en el peor de los niveles de debate político. En aquel que no valga la palabra, que no importe la veracidad de lo que decimos, que solo nos promueva el querer denostar y perjudicar al otro u otra. Quienes son predicadores o predicadoras de este discurso deben hacerse cargo de las consecuencias que eso genera, comenzar a replantearse la forma de comunicar sus ideas, si esto no sucede seguiremos en el mismo camino de división.

El odio como respuesta política ya no debe tener lugar en la democracia argentina.
 


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