Mendoza // 2020-07-05
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Alejandro Conte, actor militante
Las nuevas formas de comunicación que impuso la pandemia nos llevaron a mantener contacto virtual con nuestras familias, amigos y empleadores. Entre esos amigos con los que nos “juntamos” por llamada de WhatsApp está Alejandro Conte, actor militante como se define.


Ale Conte tiene una gran trayectoria, desde el año 1986 ha participado como actor y bailarín en innumerables espectáculos de la mano de directores reconocidos del medio teatral en los géneros más diversos. Lo encontramos en decenas de obras infantiles, incursionó en el café concert con “Esquilóidea” y “Empacados”, y en danza teatro destacándose en “De Vez en Cuando” y "En pie". Siempre resultan imperdibles sus espectáculos de humor como “Pobre Clara... Pobre” y "Mas intrépidos que nunca" que cada tanto regresa para renovar la risa del público. Su versatilidad le ha permitido realizar desde “Hora del Cuento” ciclo de cuentos teatralizados para escuelas primarias, hasta el recordado “Un Pozo de Ojos”, unipersonal de teatro danza que fue premiado a nivel provincial y nacional. 

Dueño de un espíritu inquieto, como director se atrevió a clásicos como “Hamlet, la maldición de ser…” y “La Nona” de Roberto Cossa ganadora de la Comedia Municipal de la Ciudad de Mendoza. Son destacables sus eclécticas creaciones colectivas, transitó la actuación sin dejar de lado el radioteatro y resulta inolvidable su participación en el alucinante Grupo Zona que fue vanguardia. 

Párrafo aparte merece la Dirección de la Fiesta Nacional de la Vendimia 2008 “Nacida del Río y de la Tierra”, recordada hasta hoy por ser la primera que contó con músicos en vivo y la única con la especial participación de nuestra querida Mercedes Sosa.

Pero volviendo al planteo inicial de esta nota, acordamos con Alejandro una entrevista virtual que inicio con la consulta obligada acerca de cómo ve el futuro del teatro después de la pandemia.

“Todavía me cuesta poder ver el post pandemia. A los actores nos han ido pasando distintas cosas durante este tiempo… Salvando las distancias y pensando en otras épocas que nos marcaron, el actor post Cromañón fue un actor que tuvo que visualizarse en un espacio precarizado para empezar a trabajar en un espacio más seguro, entonces ese actor tuvo que modificar muchos aspectos que llegaron hasta sus modos. En otro sentido cuando la mirada social fue transformándose, debió trabajar adaptando la vida en escena a las nuevas reglas sobre la diversidad o sobre lo que está sucediendo con el empoderamiento de la mujer que es fascinante, ese hacedor de teatro no pudo más que empezar a correrse de ciertas prácticas abusivas por parte de los hombres en su mirada hacia la mujer. Pensaba el otro día en el posicionamiento de las directoras teatrales y el empoderamiento de las mujeres en el teatro, todo esto significó cambios en el mundo teatral y ahora como antes, se nos viene la pandemia con la incertidumbre de lo que vendrá. Por eso considero que decir hoy como será el futuro del teatro es apresurado. Sin embargo puedo suponer que inicialmente habrá un manejo más estricto en cuanto a un público con distanciamiento social, etc. y con el transcurso del tiempo y la variación de las circunstancias iremos volviendo a la normalidad. Lo importante es que el teatro vuelva, no sé cómo, pero que vuelva."

Sobre los protocolos para llevar adelante ensayos y talleres que se han implementado en Mendoza opina:   "Los conozco y están muy buenos. En definitiva reflejan una manera de repensarnos socialmente en la práctica concreta. Así como en el contexto de pandemia hemos aprendido de los infectólogos que ante un virus desconocido, la estrategia puede ser a prueba y error pero las medidas de prevención están claras, del mismo modo los protocolos establecen recaudos precisos en cuanto al distanciamiento físico, desinfección del lugar, regulación para el ingreso de a una persona a los espacios de ensayo o de taller o de danza, importancia de la higiene personal, limitación de expresiones afectuosas que por el momento nos lleva a evitar besos y abrazos en los saludos y otros, que se podrán modificar más adelante pero que hoy resultan indispensables para  arrancar la actividad. En mi opinión el protocolo que se ha dispuesto está muy bien pensado, lo más importante es que nos permite empezar”. 

Aunque en apariencia resulta como si fuera hace mucho tiempo, pero en el período reciente previo al aislamiento Alejandro volvió a escena con un mix del Grupo Zona, que por la cuarentena no pudo tener continuidad. Acerca de ese regreso comparte con nosotros que “... llevábamos muchos años queriendo volver, el Grupo Zona tiene como característica que se toma su tiempo porque la directora también se toma su tiempo. Hacía mucho que los de aquella época le decíamos a la Noemí (Salmerón) que queríamos hacer algo utilizando todo el material que tenía Grupo Zona - porque el sello del Zona tiene que ver con la directora - hasta que volvió al país Marcela Barbarán y con el Hugo Marzala dijimos ¡listo! ¡Se alinearon los planetas para la vuelta! Desde ese momento fue súper fácil coordinar. Después los ensayos fueron complicados porque Noemí nos hace laburar mucho lo actoral de manera muy profunda e intensa, pero el armado no fue tan complicado porque habíamos conservado casi todo el vestuario y los textos. Fue prácticamente desempolvar y ver que estábamos sobrados de material.”

En otro aspecto de Alejandro desde su compromiso con la vida y el trabajo en el escenario, se ve a sí mismo como un “actor militante, en todo concepto. Siempre he militado por el teatro, más allá de ser militante peronista, actor peronista, peronista actor... no sé qué va primero, pero sí sé que toda la vida he intentado luchar por los derechos de quienes trabajan y de los que se encuentran en desventaja.” 

Aunque desde la militancia social y política en un sentido más amplio, incluso en lo que respecta a los derechos de la diversidad nos cuenta que "ahí es donde mi militancia siempre fue empírica. Si bien es cierto que hoy soy parte de una agrupación que se llama La Corriente Alterna y con les chiques estamos haciendo cosas muy interesantes, yo siempre luche por derechos sin tener un espacio de contención, principalmente por todo lo que nos ha pasado en la historia, pero fundamentalmente porque nunca tuve prejuicios o conflictos acerca de quién soy. Empecé militando por mí mismo, era un militante silvestre. Nunca me quedé callado o guardado en casa, de hecho en su momento hicimos una obra "Amor de hombre" que abordaba la temática LGTBQI+ porque siempre entendí que se milita de manera constante. Incluso en los 90 se luchaba contra la homofobia de los propios compañeros y de algunos funcionarios con los dos pies en el arte, como lo hacía el recordado Héctor Fernández Leal que era un peleador desde lo artístico. No fue un militante, era recontra militante aunque nunca salió a la calle como tal, pero se la jugaba con sus obras y sus espectáculos... y lo que pensaba lo decía sobre el escenario con mucha valentía en plena dictadura cívico militar. La diferencia es que militar ahora en una agrupación me ha provisto de herramientas y fundamentos que no tenía y que me parecen esenciales para fortalecer el trasfondo ideológico de contenidos conceptuales que siempre tuve" 

En relación a su mirada de la actual gestión provincial de Cultura expresa que “no existe, todo el tiempo se está dando manotazos de ahogados. La gestión es invisible porque si están haciendo cosas, no se ve. El otro día estuve chusmeando la página mendozaencasa.com a la que le han subido una gran cantidad de contenidos, pero con eso no alcanza. Les artistas están pidiendo presencia tangible desde lo económico, desde las ideas, de donde sea y no la están teniendo. No hay política pública para cultura en Mendoza. En el protocolo para la actividad artística se tuvieron que poner a trabajar porque surgió de la presión de les trabajadores del arte, pero ese trabajo es para los privados, no para el Estado" y agrega: "... Hay claras diferencias entre la gestión cultural nacional y provincial, básicamente porque el Estado Nacional da respuestas concretas, propone alternativas reales lanzando lineamientos y proyectos permanentemente. En la Provincia incluso están tomando proyectos y fondos de la Nación como los préstamos para los monotributistas y pymes de turismo y cultura. Afortunadamente  se puede contar con esta gestión a nivel nacional, porque si no, no tendríamos nada.” 

En su largo recorrido nuestro entrevistado tambien fue Representante del Quehacer Teatral Nacional del Instituto Nacional de Teatro y como balance de su participación en esa gestión nos cuenta que "...fue una gestión complicada porque habían internas muy profundas con ideas muy contrapuestas. En ese contexto no hubo manera de conciliar. Resultó imposible confluir y sentarse a pensar en conjunto como combinar ambas miradas sobre la actividad teatral para que pudiera llegar a funcionar. Eso implicó cortes en el sistema. Fue muy desgastante, siento que se podría haber hecho más cosas y no se logró.” 

Respecto a la conformacion actual del Consejo de Dirección del Instituto Nacional del Teatro tiene una mirada más esperanzadora "hoy hay otra perspectiva más coincidente sobre la actividad teatral. A pesar del poco tiempo que lleva a cargo Gustavo Uano como Director Ejecutivo, se está viendo que tiene un perfil más conciliador, más de trabajar en conjunto y eso desde ya permite la articulación con todos y todas las representantes de las provincias.” 

Su espíritu inquieto no le permite parar y ahora que nuestra provincia ya habilitó protocolos para ensayos presenciales la pregunta obligada es en que está trabajando y la respuesta viene cargada de entusiasmo y misterio: “Una obra que se llama ´Afectos Colaterales´ dirigida por Carlos Nohpal, un mexicano nacionalizado argentino que tenemos hace un par de años en Mendoza. Es un trabajo bastante interesante. Mi personaje es un escritor y periodista... de esos intelectualoides estructurados, muy de lentecitos, qué está atravesado por una historia de amor en un viaje y... no puedo contar más.”  

Mientras la conversación transcurre pensamos que hacer tanto lleva su tiempo y nos intriga saber cuánto hace que trabaja a nivel profesional y que te falta por hacer: “Uff! Llevo 30 años trabajando... y lo que me falta hacer es un protagónico en cine. Si bien he sido parte de proyectos audiovisuales, siempre fueron personajes chiquitos como el que me encanto hacer en la miniserie “En La Viña del Señor” (2011) de Alcides Juan Carlos Araya, o el empleado en "Una de las terribles cosas" (2012) de Mario Obrador y la pequeña participación en “Muere, monstruo, muere” (2018) de Alejandro Fadel. También trabaje en varias publicidades, pero quiero un protagónico." Lo piensa dos segundos, se ríe y vuelve a la respuesta: "... y ¡cantar! me encantaría cantar pero no voy a aprender a cantar nunca, porque no estudié, ni estudio canto. Aunque me fascinaría por ejemplo ser cantante de heavy metal, con el pelo largo y pantalones ajustados de cuero.”

Nos zambullimos en esos 30 años de arte para saber qué obra rescata y cuáles son sus mejores recuerdos "Actuando la que más me marcó fue “Pozo de Ojos". Era un laburo increíble, hice amigos entrañables y más allá de los viajes de la gira que hicimos con esa obra, era impactante ver un tipo bailando con un escritorio.  Y como director todas, porque con cada una viví algo distinto. Rescato siempre los grupos con los que trabajé, la gente con que la pasé súper bien y la continuidad de esa buena onda, porque la paso súper bien hasta el día de hoy".

Analizando el público de teatro en Mendoza nos dice "El otro día estaba pensando en eso y para mí tenemos al espectador profesional, que es el teatrero que asiste porque le gusta y hace teatro que representa la mitad de la gente que va al teatro. Después está el semiprofesional que alcanza el 40%, va asiduamente porque son familiares o amigos de los artistas. El último 10% que yo llamo el desprevenido, es ese que no sabe nada de teatro y va por primera vez. Ese el mejor, pero lamentablemente es un porcentaje menor. No hay mucho público, ni hay público nuevo, de hecho los programas y los planes de formación de espectadores creo que hay que revisarlos.” 

En función de la gran variedad de las obras que ha puesto en escena, unas tan distintas de otras y todas tan unidas a su personalidad surge como interrogante cuáles son los criterios y el modo que aplica Alejandro al momento de elegir las piezas que va a dirigir y su respuesta absolutamente espontánea es “La anarquía total, mi sello es que no tengo sello. No tengo criterio, me gustó y me mando. Cuando me dicen la Fiesta de la Vendimia o una obra de teatro, para mi es lo mismo. En ambas hay que poner el cien por ciento, no tiene sentido hacerlo al veinte por ciento. Pongo como ejemplo ´Hamlet, la maldición de ser´, (obra que pueden ver online en el sitio www.teatroenlanube1.com) donde los actores tuvieron que tomar clases de lucha medieval con espadas de hierro que pesaban más de un kilo y medio cada una, porque eso de poner espadas de madera me parecía un espanto. Ahí también hicimos un vestuario con telas bastante onerosas y muy parecidas a las de la época donde se ambienta el drama y en el medio de eso un video en el que estaba Rafael Rodríguez y por el que fui muy criticado. Pero yo sabía que tenía que estar y después a la salida de cada función las docentes me agradecían y los espectadores ´desprevenidos´ flasheaban.” 

Podríamos haber seguido conversando toda la tarde pero estas cosas de la virtualidad también suceden. De repente se me cortó la llamada y nos quedamos con ganas de saber más sobre este interesante artista mendocino. 

¡No va a faltar oportunidad!

 


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