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Este jueves la DGE anunció el protocolo para preparar el retorno escalonado en modalidad presencial a las escuelas. Luego de establecido un esquema marco por el Consejo Federal de Educación.
El director general de Escuelas, José Thomas, ofreció el mismo miércoles algunos detalles de los documentos nacionales y la idea mendocina y esbozó que “en algún momento, aún no definido, existirá una bimodalidad entre no presencialidad y presencialidad hasta fin de año”.
Desde el SUTE, gremio que nuclea a los docentes analizaron los protocolos previstos y destacaron que no fueron incluidos en la discusión y armado, en ninguno de los dos niveles, ni en el nacional ni en el provincial.
También dieron cuenta desde el gremio docente que la CTERA tampoco los hizo participes, con la perspectiva y experiencia de la provincia en el consejo asesor nacional que dicha confederación integra desde hace poco más de un mes junto a otros actores educativos y gubernamentales.
Sebastián Henríquez, secretario general del SUTE, señaló que pidieron al Director General de Escuelas sumarse para hacer aportes, y tampoco los convocaron. Con mucha dificultad accedieron al documento en cuestión, donde se establece el protocolo y ofrecieron su lectura al respecto.
Henríquez empieza aclarando, tras el análisis de los protocolos: “Hay un montón de cuestiones preocupantes”. Y enumera aspectos en los referente a circulación del virus, transporte público, estado edilicio de las escuelas, además de las condiciones laborales y salariales y las propiamente organizativos de la labor docente.
El primer punto que preocupa al SUTE es la circulación del virus ¿Hay o no hay circulación comunitaria en Mendoza? “La obviedad de que tiene que haber una discusión de qué estado de circulación hay antes de proceder a cualquier iniciativa de regreso”, observa Henríquez.
“En eso el documento es vago, porque es muy general, porque básicamente plantea que las jurisdicciones son las que con los especialistas dicen si hay un control o no de la pandemia para avanzar. Eso hoy es discutible en Mendoza ¿La tenemos clara?” manifiesta.
Y añade otro aspecto de riesgo, a su entender: “Están discutiendo esto en el invierno, que es cuando se espera el pico de enfermedades pulmonares, bronquiales, etc, que afectan y se ligan con esta pandemia. Y hablan de la posibilidad de volver en agosto”.
Un aspecto central que abordan desde el SUTE, en lo referido a un potencial retorno, es el servicio de transporte público. “¿Cómo hacen para planificar el transporte público para que aquellos que lo usan puedan llegar en horarios escalonados a las escuelas, cuando no hay todas las medidas de seguridad? ¿Y entre departamentos? ¿Y media distancia?”, pregunta el titular del gremio.
Por supuesto, capítulo aparte merecen las condiciones edilicias de las escuelas. “Acá tuvimos escuelas que explotaron, y en Mendoza escuelas en las que se ha caído el techo. La escuela que se necesita en una emergencia sanitaria tiene que ser mejor a la que había antes y no estamos en un horizonte de mayor inversión, todo lo contrario”, señala Henríquez.
En caso de volver, “nos vamos a encontrar con escuelas en malas condiciones, que hay que readecuarlas enteras a estos protocolos y les van a tener que aumentar los fondos fijos ¿Qué va a hacer la DGE? ¿Va a mandar a los directivos a comprar las cosas como hace siempre? ¿O los va a suplir de los elementos necesarios, que son un montón? Porque el protocolo establece que cada aula debe tener un kit propio”, cuestiona el docente.
En cuanto a la tarea del personal escolar, en un potencial regreso al aula, desde el SUTE se preguntan: “¿El entrenamiento y la capacitación previa cuándo la van a hacer? ¿Cómo la van a hacer? Tenemos la cantidad suficiente de celadores y celadoras para las escuelas? ¿Van a contratar más personal? “
Para Henríquez no han tenido en cuenta muchos aspectos, como la cantidad de docentes, celadores, directivos que pertenecen a grupos de riesgo. “Además, el protocolo no aclara qué pasa con quienes conviven con grupos de riesgo y qué pasa con el cuidado de hijos”, añade el gremialista.
También, Henríquez considera desventajosa la idea de dividir un curso en grupos más pequeños, alternados y semanales. “Supongamos que en un grupo se generó un contagio: el protocolo plantea que se aísla a ese grupo, pero no establece aislar al docente. El docente sigue, porque se supone que cumplió con las reglas de distanciamiento. Yo lo leía y no lo podía creer”.
“Eso va a generar pánico en todas las direcciones ¿Qué papá o qué mamá va a querer mandar a su hijo con el docente que estuvo con el grupo de contagio que quedó aislado?”, indica el titular del SUTE, además de observar la incomodidad y el esfuerzo de salud de maestras y maestros.
Sobre la bimodalidad también esgrimen varias críticas desde el SUTE. “Mientras se trabaja presencial con un grupo, hay que atender de alguna manera a los otros que están en la casa, cuando no hemos solucionado todavía las demandas de sobrecarga de tareas que plantea el teletrabajo. Hay una sobrecarga brutal, nunca nos han atendido esa demanda ¿y nos plantean que tiene que convivir las dos modalidades de trabajo?”, ironiza Henríquez.
¿Pueden, entonces, volver las clases al aula? “Así no se puede. Nos tenemos que sentar, con tiempo. Nos tendrían que permitir inspeccionar todos los establecimientos”, expresa el líder del gremio, sin descuidar otro aspecto: salarios sin aumentos y pocas o casi nulas posibilidades de reapertura de paritarias.
“La mayoría de las provincias tenemos los salarios congelados, no se abren paritarias, nos están pagando el aguinaldo escalonado ¿No deberíamos estar discutiendo un ‘no inicio’ después del receso en vez de cómo volvemos a las escuelas? Si tienen dos dedos de frente y no se quieren generar un problema, en agosto no volvemos, presencialmente”, manifiesta Henríquez.
A la vez, desde el sindicato docente preparan medidas de fuerza. Dice el secretario general del SUTE: “Nosotros estamos planteando que no volvemos a las clases no presenciales. Estamos convocando un ‘no inicio’ después del receso, con retención de tareas, coordinándolo con el resto de los estatales. Tenemos todos los argumentos legales para hacerlo”.
La idea de este reclamo es que “el gobierno se siente a discutir y a dar soluciones”. Y Sebastián Henríquez añade: “Sino vamos a llegar a cualquier discusión de retorno presencial con el arrastre de todos estos problemas: la sobrecarga de tareas brutal, las escuelas sin condiciones, el riesgo de salud, el salario congelado y con un desgaste físico, mental y moral. Se tienen que sentar a dar solución de algo”.
“Es peligroso para todos y todas. La sociedad mendocina sabe en qué estado están las escuelas, por lo menos las públicas. Y no creo que vean en este nivel de improvisación de la DGE una garantía de que no va a pasar algo”, señala el referente sindical.
Al mismo tiempo, propone alternativas para optimizar el sistema que hoy está en marcha: “Mejor sería que discutiéramos las condiciones del teletrabajo, los recursos de conectividad, los dispositivos que hacen falta, cómo llegar a cada casa, cuál es el plan de mejoras de las escuelas, la capacitación”.
“Tiene que haber referencias claras, no subjetivas, para decir que empezamos a hacer ensayos” en la vuelta a las aulas, al entender del titular del SUTE, que remarca las dificultades que el protocolo marco anunciado desde Nación y provincia tiene para su puesta en marcha efectiva.