Mendoza // 2020-06-01
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¿Y quién salva a los músicos ahora?
El de los músicos y músicas es uno de los sectores más lastimados por la cuarentena y la pandemia. Desde el MIMM, junto con otros entes que nuclean a artistas, abogan por un Plan de Emergencia Cultural que atienda y de respuestas a las urgentes y difíciles situaciones que atraviesan actualmente.


Cuando se inició el aislamiento social, preventivo y obligatorio se suspendieron actos públicos, clases presenciales, espectáculos, bares, teatros, espacios de recreación. Con ello un importante sector artístico del país y de la provincia vio reducidas sus posibilidades de sostenimiento económico.

El de los músicos y músicas es uno de los rubros más golpeados, ante la imposibilidad de dictar clases, ofrecer espectáculos o grabar producciones. Por eso, desde el Movimiento Independiente de Músicos de Mendoza solicitan que se declare la Emergencia Cultural para el sector artístico en general de la provincia.

“Es muy duro. Sobre todo porque el año venía bárbaro y estaba muy contento con muchas expectativas. Tenía 2 fechas en el Teatro Independencia con el Flaco Suárez,  3 contrataciones de mi espectáculo de canciones que incluía una pequeña gira por algunos departamentos de la provincia; y se suspendió todo”, narra el músico mendocino Marcelo Sánchez.

Al mismo tiempo, el espacio cultural que gestiona junto a su compañera Andrea Simón, la Casa Violeta en Godoy Cruz, sufre la crisis ante el cierre por las suspensiones de clases, talleres y espectáculos: “El 90% de mis ingresos son de gestión independiente y ahora, por suerte, tengo el pequeño sueldo por las 7 horas como docente en escuelas artísticas. Eso lo tengo que estirar lo más que se puede”, explica Marcelo.

Sobre su realidad hoy, el músico agrega a lo antedicho: “Me presenté a algunos subsidios de Nación y voy a ver qué pasa con eso. Lamento mucho que algunos colegas que trabajaron en Vendimia todavía no cobren, y también la falta de políticas culturales de provincia”, reflexiona Marcelo en cuanto a la desatención para el sector, en este delicado escenario que esta vez le toca remontar.

La historia de Marcelo Sánchez en cuarentena se repite entre músicos y músicas, con otras caras y nombres, pero en similar rebusque para sobrevivir en esta pandemia. Desde el Movimiento Independiente de Músicos de Mendoza, su titular, Carlos Casciani aclara: “Es una situación gravísima la que estamos transitando, todo el sector artístico-cultural de la provincia”.

El Plan de Emergencia Cultural que solicitan los sectores artísticos, entre ellos el de la música, apunta a cubrir las necesidades básicas de artistas que “no están pudiendo parar la olla” y que roza la indigencia para muchos de ellos, al decir de Casciani. Desde el propio MIMM se han ocupado de la entrega de bolsones de mercadería para ayudar a quienes se encuentran en tal acuciante situación.

De las reuniones con las autoridades de Turismo y Cultura se desprenden algunos remiendos, insuficientes, para el sector: 6 contratos de 5.000 pesos, para músicos que se presenten en la plataforma virtual “Mendoza en casa”. Y dos contratos de 15.000 pesos, ofrecidos por el Ministerio de Cultura de la Nación, que se otorgaron a socios en situación de emergencia. En todos los casos se respetó la paridad de género, aclaran desde la entidad de músicos y músicas.

Considerando que el MIMM reúne sólo 1.700 socios, con la diversidad de realidades socio-económicas en las que se encuentran, parece insuficiente la ayuda aportada por el Estado. Incluso la respectiva a los contratos para “Mendoza en casa”, que actualizaron su monto a 8.000 pesos. Por eso también, desde el Movimiento, piden se activen otras medidas, como la posibilidad de acceder a la Tarjeta Alimentar.

Entre las propuestas que hoy esgrimen desde el MIMM, la primera que encabeza los muchos pedidos en pos de proteger al sector se encuentra el presupuesto para la Secretaría de Cultura. “No es un sector esté privilegiado, queremos que el presupuesto vuelva a Cultura y poder acordar en conjunto, entre todos los actores, cómo invertir ese recurso”, expone Casciani.

Las líneas de acción que prevén para destinar ese recurso apuntan a sostener el sector de músicos y músicas en situación más desventajosa, con iniciativas como contratar artistas a futuro, contratar artistas para que filmen en su casa contenidos a proyectar en distintos medios o plataformas. También propone se otorguen becas para cubrir clases virtuales, entre otras.

Lucas Hernández es músico y cuenta su experiencia pero también la de colegas cercanos: “Al músico que la pelea día a día le está costando horrores sobrevivir. Generan shows en vivos, cobran entradas económicas y tienen muy pocas vistas. Hay músicos que la están pasando muy mal, que no logran el sustento”.

Gabriel Narváez, también músico, reflexiona: “Hay que despertar, buscar alternativas, hay que sentarse a hablar y escucharse, consensuar “, sobre las medidas provinciales y nacionales, de distintos actores con poder decisión, que pretenden abordar la delicada situación del rubro artístico.

“Algunos viven de sus familias, otros han tenido que cambiar de trabajo, hacen comidas para vender o hacen pan”, narra Carlos Casciani respecto a las difíciles realidades que afrontan los artistas. Lo que revela en gran medida la precarización y la falta de políticas que contengan al sector en este contexto excepcional, pero que no es nuevo ni producto de la pandemia exclusivamente. Más bien desnuda la informalidad en la que “normalizamos” se mantienen músicos y músicas.


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